El Langueyú acumula denuncias vecinales de contaminación y será intervenido para evaluar su estado
La ciudad creció a espaldas del arroyo y no hay políticas públicas orientadas a prevenir la contaminación del recurso hídrico. Diversas industrias arrojan efluentes crudos a su cauce y la problemática no se controla. Concejales de Juntos solicitaron la intervención de la Provincia y desde el bloque del Frente de Todos gestionaron ante la Autoridad del Agua para que tome muestras, en pos de establecer un diagnóstico. Los vecinos de Villa Aguirre conviven desde hace años con la pestilencia y la contaminación, sin respuestas a sus demandas.
El arroyo Langueyú es un recurso hídrico local que no ha sido bien tratado a lo largo del tiempo y prueba de ello es el estado actual de su cauce, en el que proliferan diferentes formas de contaminación.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLa topografía indica que su cuenca se desarrolla sobre el faldeo norte de las sierras de Tandilia, drena sus aguas hacia el nordeste y serpentea por varios sectores de la ciudad, con distinta suerte según la zona. Una mirada posible acerca del tema, evalúa que Tandil no integró plenamente este curso de agua al ámbito urbano y, sin embargo, potenció su desarrollo a espaldas del mismo, lo que provocó que el arroyo reciba altas cargas de efluentes industriales y aguas residuales urbanas sin tratar y sin control alguno.
En tanto, si bien en los últimos años hubo una revalorización del espacio público lindante al arroyo en el área del Parque del Origen, para uso recreativo, hacia el norte de la Ruta 226 la situación es contrapuesta.
En esta línea, a la altura del puente que se halla frente a la Escuela Primaria 25 del paraje El Molino, hace tres años se parquizó la zona y hasta se colocaron mesas y bancos para aprovechar el espacio verde. Pero en la actualidad, dichos elementos fueron removidos y en la ribera solamente hay montículos de tierra y basura, inclusive animales muertos.
Además, como se mencionó, un feedlot clandestino, una fábrica de quesos y una chanchería ubicados en las inmediaciones del Langueyú, arrojan sus residuos sin tratar al cauce y complejizan aún más el escenario hídrico.
Asimismo, durante la temporada de calor el nauseabundo olor es parte de la cotidianeidad de los vecinos, acostumbrados a la pestilencia constante. De este modo, al recorrer el lugar, es posible percibir el aroma fétido de la podredumbre, los residuos, los cadáveres de vacas y de la materia fecal animal acumulada.