El laboratorio de conservación del Mumbat restauró una valiosa obra de Quinquela Martín
El paso del tiempo también afecta a las obras de arte, que deben ser sometidas a rigurosos procesos de análisis y restauración para garantizar la preservación de las piezas que forman parte del acervo cultural de una comunidad.
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En esta ocasión, un equipo a cargo de Ariel de la Vega restauró “Buque en reparación” (circa 1938), de Benito Quinquela Martín, una extraordinaria pintura que integra el patrimonio del Museo Municipal de Bellas Artes de Tandil (Mumbat) desde 1958.
Los especialistas desarrollaron sus tareas en el laboratorio de restauración y conservación del Mumbat, y trabajaron sobre el cuadro del reconocido artista plástico que supo retratar como nadie el universo portuario de la Ciudad de Buenos Aires en las primeras décadas del siglo XX.
Las tareas comenzaron en agosto del año pasado con el objetivo de restituir a la pintura, de la manera más fiel posible, las condiciones y características originales con las que contó al momento de ser cedida al Museo, en el marco de la importante exposición que realizó en aquel entonces el artista en la ciudad.
En conversación con El Eco Multimedios, De la Vega -un artista visual oriundo de Capital Federal que reside desde hace tiempo en la ciudad y es experto en conservación y restauración de arte- señaló que el trabajo se encuentra terminado y que la pieza formará parte de una muestra que se inaugurará próximamente en las instalaciones del espacio artístico, cuyo eje temático es el paisaje.
“Es una obra que necesitaba una intervención, trabajamos primero desde la conservación con mucha cautela antes de poner las manos sobre ella”, explicó.
La restauración de una obra se decide cuando esta denota algún tipo de “patología” o daño que requiere que intervención para evitar un deterioro mayor.
Según relató el profesional, primero se hace un estudio histórico previo de la pieza y luego se trabaja sobre la misma con procesos de analítica, que incluyen los exámenes pertinentes para elaborar un diagnóstico y evaluar los pasos a seguir. El tercer paso es directamente el trabajo profundo sobre el cuadro para devolverle su esplendor.
De la Vega afirmó que existe un criterio muy específico en la restauración, porque no sólo se busca un sentido estético y tampoco se trata de disimular el daño perfectamente, porque hay cicatrices que permanecen y es deseable mantener un equilibro para que el paso del tiempo también se perciba. En este sentido, el desafío del artista restaurador radica en lograr intervenciones que permitan reconstruir la información visual de la obra, pero que a la vez dejen una pequeña señal de que no es original, de que otras manos pasaron por allí además de la del autor.
Al respecto, detalló: “Trabajamos con un criterio y cierta metodología que lleva a implementar acciones muy precisas, en el caso del color se trabaja con un retoque específico, con pequeñas líneas, hay una forma muy meticulosa de trabajar en las zonas donde ya no tenemos color, por ejemplo”.
Luego de concluir este importante trabajo, desde el laboratorio continúan abocados a preservar otras piezas pictóricas que forman parte de la colección del Museo y son patrimonio de los tandilenses.