El incremento del consumo de crack o paco como oportunidad para trabajar colectivamente
El psicólogo especialista en consumo problemático de drogas en adolescentes, David Meclazcke, ratificó que el uso de pasta base ha vuelto y ya es un problema estructural con tres generaciones de adictos. Explicó de qué se trata y el dramático deterioro que provoca a nivel cognitivo. El trabajo en red, con instituciones y actores sociales, sería el camino más acertado para su prevención.
Ya en noviembre del año pasado, el licenciado en Psicología David Meclazcke, había adelantado en este Diario el notablemente retorno del uso de la pasta base, que es básicamente la cocaína fumada y que también se lo conoce como “crack” por su denominación norteamericana.
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En esta nueva oportunidad de conversación, el especialista en consumo problemático en adolescentes reveló que se trata de una droga que en los 90 tuvo un gran auge en la Argentina y se ha vuelto a ver desde hace unos tres a cuatro años también en la ciudad.
De acuerdo a lo que explicó, lo dramático de este tipo de sustancias es que conllevan un trabajo mucho más difícil, porque se trata de un placer o goce que se fija y causan deterioros importantes a nivel cognitivo, en la abstinencia y llevan a la medicación. Al fumarlo, el crack genera un breve estado de bienestar, plenitud y euforia, pero a medida que su uso se incrementa el resultado tiene menor duración. “Los neurotransmisores que generan ese efecto se agotan y necesitan dosis más altas y frecuentes, aumentando el riesgo de sobredosis y de vivir sólo para eso”, detalló.
Sin intenciones de involucrarse en cuestiones políticas, estimó que este retorno de su uso puede tener que ver con condiciones sociales, económicas, de marginación, de vulnerabilidad e incluso por moda. Entonces, su visión de una posible mejoría apunta a un trabajo más comunitario, donde la sociedad y las instituciones puedan articularse como un tejido.
El problema aquí es que se está trabajando con algo que resulta estructural, ya que existe una tercera generación de usuarios de drogas. Más allá del incremento en Tandil, para Meclazcke lo importante es que los jóvenes que recibe son nietos de adictos, por lo que se vuelve más difícil con una imperante necesidad de profundizar en prevención.
“El consumo ha aumentado y puede seguir ese camino, porque es la modalidad más elegida, pero también puede volver a revertirse”, dijo optimista.
Por otro lado, se focaliza en cambiar la orientación de la típica charla que habla de las drogas y adicciones. “Son momentos oportunos para trabajar colectivamente”, consignó el especialista que ha empezado a trabajar en comunidad a los 19 años, a quien la experiencia le ha demostrado que cuando el paciente logra hablar, su angustia empieza a disminuir. Indicó que es ahí cuando se le presenta el desafío de demostrar que no es tan difícil dejar este consumo problemático, ya que cuando pueden expresar y empezar a manifestar esa desazón, ansiedad, inquietud o cualquier sentimiento, las ganas de consumir hasta podrían bajan solas.
¿Qué es la pasta base o “crack”?
Como el clorhidrato de cocaína no se puede fumar, se lo expone a un proceso físico químico para sintetizarlo y obtener así lo que llaman “cristales”. Así, la única forma en que se puede consumir el producto es fumándolo.
Según explicó David Meclazcke, ingresa al cerebro de manera más rápida que la aspiración y en solo 30 segundos produce efecto, pero a la vez dura menos, ya que son solo unos 20 minutos. “Al bajar el efecto quiere volver a consumir, entonces termina resultando un proceso mucho más adictivo”, sostuvo y asemejó sus daños colaterales con los del paco. Aunque, a diferencia de éste, es una sustancia un poco más cara, ya que utiliza mayor cantidad de cocaína por dosis.
Las semejanzas con el paco
Como para una mejor interpretación, marcó la diferencia con el paco, que sí es una sustancia relativamente nueva que surgió allá por el 2003. Este ya viene preparado así, sintetizado en dosis y con la gran problemática que está intervenido con otros químicos que lo hacen mucho más tóxico y dañino. Sin embargo, dijo que tanto el paco como el crack provocan un trastorno irreversible, que destroza los nervios e impide cualquier capacidad de interpretación. “El deterioro con la pasta base no es igual al del paco, pero es muy significativo y produce daños irreversibles en un uso prolongado”, remarcó y agregó que con el tiempo, ambas sustancias empiezan a producir una pérdida en los cuidados y valores personales, como el aseo y la alimentación.
De todas maneras, explicó que para que el cerebro se atrofie y empiece a funcionar realmente mal tienen que llegar a un consumo importante, y previamente es posible una recuperación mediante tratamiento. No se trata de una droga que pueda ser utilizada de manera recreativa, ya que es muy difícil que la persona que la fuma una vez o un par de veces no se vuelva adicta.
“La cuestión es no probar, no empezar, porque es tan importante el efecto que produce, su sensación de bienestar que es sumamente difícil no querer volver a repetirla”
El desafío de trabajar en red
“El relato de los jóvenes con los que trabajamos, al momento de su llegada hacía 15 días que no se bañaban, no comían, estaban alejados de sus familias, no podían entrar a sus casas porque robaban y lo único que les importaba era poder consumir”, resumió el profesional, revelando que quienes se desempeñan con casos de adicciones saben que es un trabajo muy frustrante, aunque nunca deben dejar de ser optimistas y perseverantes.
“Se trata de un flagelo y no es tan fácil, por eso todos deberían trabajar articulados, tendiendo redes y generando actores sociales en los barrios”, dijo, entendiendo por “redes” a la intervención de todo tipo de instituciones, dispositivos, y fundamentalmente a la participación ciudadana y de las familias. En este sentido, dijo que por la inmediatez de abordar el asunto, están trabajando sobre las consecuencias y no las causas.
“Se hacen cosas, pero da la sensación de que siempre vamos detrás. La demanda del trabajo en adicciones siempre aumenta, nunca disminuye, no sé si así los recursos o los profesionales que se dedican a ello”, analizó.
El drama de la abstinencia
Desde los 19 años que el especialista se desempeña en distintas comunidades terapéuticas y aseguró que, desde el alcohol, nunca había visto un proceso de abstinencia tan importante. Entre los años 1996 y 97 el dilema era la cocaína inyectada, ya había pasado la pasta base, pero ni siquiera con este tipo de adicción se percibió el fenómeno de abstención que se sufría en los casos de alcoholismo. “Recién ahora vemos un proceso que lo supera y muchos chicos necesitan recurrir al uso de medicaciones nuevas, porque realmente les hace daño”, enfatizó. Igualmente, en ese perjuicio remarcó que hay una diferencia entre el paco y el crack, porque la primera sería la “droga pobre” que contiene químicos alcaloides que potencian la seriedad del consumo. Mientras que la pasta base decanta el contenido de la cocaína, que puede estar adulterada o no, aunque su uso también es peligrosamente adictivo.
Ayudar a construir el lado que falta de la vida
Tanto en esta ciudad como en Olavarría, Meclazcke trabaja de manera particular atendiendo este tipo de problemáticas, pero también se desempeña en esa localidad vecina en una comunidad terapéutica donde realiza terapia individual, grupal o de familias. Siempre de la mano de los servicios locales, como el Centro de Prevención de Adicciones de Tandil (CPA), sociedades de fomentos, escuelas, juzgados y todo lo que sirva para trabajar en red.
“Los chicos que recibimos generalmente llegan flacos, sin apetito y sin bañarse hace días”, alertó. En su ámbito de trabajo, tanto el consumo de paco como de pasta base hoy son la mayor problemática.
La comunidad cumplió en marzo 30 años y allí reciben chicos desde 12 a 18 años recién cumplidos, provenientes de institutos de menores, donde en la primera etapa se enfocan en la abstinencia, la angustia y evitar el abandono del tratamiento, porque se trata de un sistema totalmente abierto donde a nadie se le obliga a quedarse.
El especialista junto a su colega María José Villa, presentaron un proyecto sobre ejes a enfocarse una vez que se pasa la fase de abstemia, en relación a la identidad y otros acontecimientos, donde incluyen los nuevos movimientos sociales asociados al feminismo, ya que se ven muchas cuestiones de violencia ligadas al machismo.
“Nosotros trabajamos con la premisa de no consumir, pero lamentablemente está muy difícil que un chico luego de un año de tratamiento diga que no va a consumir más nada”, apuntó. Así que es que primordialmente se enfocan en la idea de que puedan mantener una vida, poder trabajar, amar, tener una familia, objetivos, proyectos y que logren “construir todo ese lado de la vida que no estaba”. De esta forma, se busca que el consumo caiga de por sí, presentándoles cosas más importantes que valorar.
En la última fase del tratamiento se centran justamente en lo que es el proyecto de vida, que más allá de los beneficios de estudiar, trabajar y hacer deportes, está relacionado con el hecho de que encuentren eso que les gusta hacer y que sepan que pueden lograr realizarlo.
Por último, destacó que el uso este tipo de drogas hace que los usuarios no puedan hablar de otra cosa, entonces, es necesario que primero registren los afectos para después poder nombrarlos. Asimismo, se ocupan mucho del control de los impulsos ya que en esa población hay violencia contenida. “Uno se siente orgullos cuando los ve que están bien, que vuelven de una salida y puedan expresar o comunicar sus sentimientos”, se alegró, aunque lamentablemente también existen casos en que ese éxito no llega y no se puede.
Febo volverá a asomar
Fue a raíz del proyecto “Febo Asoma” que el especialista en psicología comenzó a percibir la necesidad de encarar sus charlas sobre la prevención de adicciones desde otro lado.
Meclazcke dirigió y encaró la iniciativa en 2017 junto a Pedro Baldovino y Sergio López, con quienes se fue de viaje en camioneta y pasaron por distintas ciudades del norte argentino y siete países de Latinoamérica. Se trató de un emprendimiento intercultural de ayuda y capacitación social, enfocado a problemáticas como la desigualdad social y sus efectos, ausencia de principios y acciones frente a la creciente desocupación, la deserción escolar y las adicciones.
Fue a lo largo de este trayecto que determinó no enfocarse más en las drogas o el consumo en cómo se empieza, sino en las angustias y los factores que intervienen en el adolescente, como por ejemplo la identidad sexual. “Eso tuvo otro impacto en las charlas con los chicos, porque se aborda desde los sentimientos, y cuando uno les presta atención, ellos escuchan y se abren”, describió.
Así es que está en los planes reactivar el proyecto comenzando por las escuelas de Olavarría para seguir ayudando y concientizando, y en la medida en que cuenten con tiempo y recursos, ya que es totalmente ad honorem, verán de seguir avanzando hacia otros puntos.