Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez
Hogar San José, un hogar en mayúsculas para las personas que nos cuidaron toda la vida
A partir de un paradigma de derechos que celebra la singularidad de las personas mayores y respeta sus deseos, el equipo profesional de la Asociación Civil Santo Domingo de Guzmán, a cargo de la gestión del Hogar, interviene desde un modelo donde las redes de contención y el cuidado de la persona son las claves de cada proyecto vital.
El pasado miércoles se conmemoró en todo el mundo el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, una fecha definida por la Asamblea General de las Naciones Unidas, que convoca a visibilizar todas las formas de maltrato que padecen las personas mayores de 60 años.
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Cada etapa de la vida tiene sus características y la vejez, lejos de concebirse como el principio del fin, es una etapa que debe ser revalorizadacomo plena, abierta a continuar con el proyecto de vida que cada persona quiera desarrollar.
Al menos así lo piensan los profesionales que conducen el Hogar San José, que el próximo febrero cumplirá 100 años al servicio de la comunidad, coincidiendo con el bicentenario de la ciudad. El equipo de colaboradores está conformado por Vanesa Bruno, trabajadora social; Agustina Bortolotti, nutricionista; Carla Callegari, psicóloga especializada en psicogerontología; Marcelo Ábalos, tutor de huéspedes y coordinador del voluntariado; Juana De la Canal, coordinadora de Enfermería; y Alejandro Moreno Hueyo, responsable del Eje Hospedar de la Asociación Civil.
Desde su lugar, cada persona trabaja por lograr la mejor calidad de vida para los residentes que por diferentes motivos han llegado hasta allí. El espacio se convierte, en el sentido más estricto de la palabra, en el hogar que los aloja y contiene con respeto y ternura.
El Eco de Tandil se acercó hasta el lugar ubicado en la avenida Estrada 69, a los pies del Parque Independencia, y conversó con las profesionales sobre su intensa actividad diaria, la cual tiene una cuota de enorme convicción en el camino emprendido. El abordaje integral que realiza todo el equipo de intervención se apoya en la perspectiva de cuidado interdisciplinario y descansa sobre la base de buenas prácticas, con el fin de lograr los mejores resultados.
-¿Cómo trabajan a diario en el Hogar sobre un tema mucha veces invisibilizado, que es la vida de los adultos mayores en estos espacios?
Vanesa Bruno: -Es algo que no se visibiliza aún. El Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez no nos gusta tomarlo desde ese lugar, sino trabajar el concepto fomentando el buen trato.
Hay algo de todos los días, prácticas naturalizadas y conductas de toda la sociedad hacia las personas mayores que son maltrato y no lo sabemos. Infantilizarlos es un maltrato, hay gente que no lo hace con mala intención pero es importante tener conciencia de que son personas mayores y no niños.
Las personas con quienes trabajamos son frágiles, con algún grado de dependencia y autonomía limitada, pero eso no implica que no tengan derechos y que no puedan decidir, hay que escucharlos, dejarlos participar y decidir.
Una sociedad piensa que una residencia es un lugar en el que permanecen como objetos, pero son personas con derechos, con historias, cada quien tiene su singularidad y su trayectoria, intentamos abordar eso para respetar la singularidad y la historia de vida de cada persona.
Carla Callegari:- En eso de fomentar el buen trato tenemos que reflexionar a qué llamamos buen trato; desde pequeñas cosas como qué quiere comer esa personas o cómo quiere vestirse, qué desea hacer con su tiempo de ocio, y en cuestiones de otro nivel como la toma de decisiones importantes en relación a sus familias, sus bienes y sus tratamientos. Trabajamos para que cada persona sea un sujeto activo en la toma de decisiones. Es fundamental también poder ubicarnos en esa parte del ciclo vital y poder pensar cómo nos gustaría que nos traten, éste es un ejercicio para replicar el buen trato.
-¿Cómo se sostienen las redes de cuidado en esa etapa de la vida, que puede ser muy compleja?
Vanesa: -Nosotros tenemos residentes con diferentes perfiles pero un denominador común y es que son personas frágiles en todos los aspectos: familiar, clínico y social. La población que caracteriza al Hogar son personas que, en general, no tienen redes de apoyo.
Entonces, desde el equipo tejemos las redes de acompañamiento para tramitar turnos, acompañar al banco, al médico. La tarea de acompañar por fuera de la institución,la hace el mismo Hogar.
Esto no significa que aquí haya personas abandonadas, son personas que por su historia de vida han llegado a esta etapa solos y en esta complejidad de no tener redes, el trabajo es la conformación de las mismas. También hay que pensar en estas redes en el acceso real a la justicia, a la salud, porque a veces los sistemas de todos los niveles no responden; con el Covid esto se vio mucho.
Carla:- Sí, y hay que seguir pensando en la vida, en intervenciones de salud cuando se trata de calidad de vida, más allá de la edad de la persona.
-La lógica tradicional responde a un modelo que no respeta la singularidad de las personas, ¿cómo se revierte eso para fomentar los buenos tratos?
Carla: -La puesta en actos de las buenas prácticas también es respetar gustos y preferencias, armonizar con eso desde la estructura organizacional para alojarlo. Es importante que las personas puedan elegir qué hacer con su tiempo de ocio y que éste sea significativo, que las actividades grupales o individuales sean pensadas en función de sus intereses y reflejen su proyecto de vida.
Vanesa: -Hay una mirada que predominan de la lógica asilar y falta mucho para avanzar hacia el paradigma de derechos al que apuntamos. Hay obstáculos afuera, por más que desde acá pensemos algo, afuera se cierran las puertas. No somos sólo nosotros, dependemos de otros sistemas, instituciones y equipos. Hospedar en hogares es trabajar en pos de los derechos de las personas que deben ser escuchadas. Lo primordial es dar curso al deseo de cada uno y la flexibilidad que se necesita para ello. Por una cuestión de organización, obviamente hay que normar ciertas cuestiones, pero también dar lugar al deseo. Como dice el lema de este año; “Sin estereotipos hay buen trato”. Romper prejuicios y creencias, y pensar que las residencias de larga estadía son dispositivos de cuidado, de acompañamiento y de vida. Se sigue viviendo acá, venir no implica caducar.
Carla:- Claro, hay que desterrar eso de que somos lugares a los que se viene a esperar la muerte y a ser tratados como objetos. Desde este paradigma de la atención integral centrada en la persona, aunque hay residentes que necesitan asistencia y tiene algún grado de dependencia, se considera que la persona viene con la intención de seguir trabajando en su proyecto de vida.
Vanesa: - Acá las personas no tienen tantas dependencias funcionales como cuestiones sociales vinculadas a la problemática habitacional, por ejemplo, y esta residencia aparece ante la falta de otros dispositivos al alcance. El adulto viene, conoce el lugar y el funcionamiento para que pueda desde su autonomía elegir venir, el consentimiento es fundamental. Hay situaciones en que las personas no están en condiciones de decidir, pero igual se las acompaña y se les muestra todo, nunca se oculta nada.
-¿Cuál es el desafío de pensar la vejez en la actualidad? A veces atemoriza pensar en esa etapa de la vida, a la que todos vamos a llegar de alguna manera.
Vanesa: -Cuesta mucho hablar del envejecimiento y se le da la espalda al tema. Hay que prevenir porque el futuro se construye hoy, entonces es posible desde ahora tomar medidas para envejecer de la mejor forma posible y pensar cómo nos imaginamos de acá a 40 años, cómo nos gustaría ser, cómo quisiéramos estar y construir un proyecto de vida desde este presente. Estudios médicos, alimentación, una vida activa, todo ayuda a llegar de la mejor forma posible.
Carla: -También esto de educar. Con cosas comunes como no decirles abuelos a los adultos mayores porque el abuelazgo es un vínculo familiar, es una función, y son ante todo personas. Estamos abiertos a la sociedad, para compartir con los adultos mayores un ida y vuelta que retroalimente a todos, que sea significativo para las personas que residen en el Hogar. Hay que construir entre todos para mejorar.
Abuso en la tercera edad
Se entiende por abuso o maltrato a toda acción u omisión que provoque un daño, ya sea intencional o consecuencia de un obrar negligente, y que atente contra el bienestar general –en este caso de los mayores-, vulnerando sus derechos. Puede ocurrir tanto en el ámbito público como en el privado, de manera única o reiterada. Se trata, sin duda, de uno de los segmentos etarios con más complejidades y desprotección.
La forma más naturalizada y silenciada es el maltrato estructural, que ocurre desde y en las estructuras de la sociedad mediante normas legales, sociales, culturales, económicas que actúan como base sobre la cual se sostienen y perpetúan todas las otras violencias.
En esta modalidad se observa la falta de políticas públicas integrales, así como de recursos sociales y de salud, los ingresos jubilatorios escasos que cobra el 70 por ciento de esta población, y que no llegan a cubrir la Canasta Básica del Jubilado.
Es por eso que desde el Hogar San José de Tandil acompañan a todos los residentes en el camino de la vida, con un abordaje integral para que cada uno de los que lo conforman puedan recibir una atención única y personalizada.