Desde Estados Unidos
“El Gobierno cree que tenemos un bolsillo generoso”, cuestionó un residente de Tandil varado en el exterior
Adrián Speranza viajó a Estados Unidos para visitar a su hija, convaleciente por un problema de salud. Debía regresar el 7 de agosto, pero le postergaron la fecha para el 21. Agradeció que no tiene que pagar alojamiento en Estados Unidos, pero remarcó que al llegar al país deberá afrontar los costos de siete días de aislamiento en un hotel o cabañas de gama alta y dos pruebas PCR. “Esto realmente es insólito”, expresó.
En los últimos días emergieron algunas historias de tandilenses que, entre miles de argentinos, permanecen en el exterior a la espera de regresar al país. Uno de ellos es Adrián Speranza, quien viajó a Raleigh, Estados Unidos, por razones familiares. Si bien tenía pasaje para retornar el 7 de agosto, se lo pospusieron para el 21 de este mes.
Recibí las noticias en tu email
Mientras aguarda el vuelo, instalado en la casa de su hija, Speranza dio detalles de su situación, al tiempo que dio su punto de vista sobre las medidas adoptadas por el Gobierno nacional para los argentinos que viajan. “El Gobierno indudablemente piensa que todos tenemos un bolsillo generoso”, resaltó al repasar los costos que deberá afrontar en el aislamiento obligatorio en un hotel y los dos PCR que tendrá que pagar al volver al país.
En diálogo con Eco Noticias, cuestionó que “en la declaración jurada de Migraciones, cuando uno tiene que optar por alguna de las causas por las cuales viaja, puede ser por trabajo, educación o turista, pero no hay una opción, por ejemplo, como visitar a la familia u otras causas. Con lo cual si Migraciones se lleva estadísticamente por esas declaraciones juradas, entonces sí vamos a ser muchos los turistas que estamos acá, en Estados Unidos, y eso es una falsedad”.
Al revelar los motivos de su viaje, señaló que “yo estoy acá visitando a mi hija. La última vez que había venido fue en noviembre de 2019, debido a que ella había sufrido una operación, estaba convaleciente y vine para apoyarla, fundamentalmente desde el punto de vista paternal”.
Speranza explicó que “tenía pasaje para viajar el 18 de marzo del año pasado. Lo tuve que cancelar por la sencilla razón que todos conocemos. A partir de enero de este año, ella lamentablemente tuvo una serie de problemas, dos operaciones y está siguiendo un tratamiento que le va a llevar un año”.
La decisión
A partir de la situación de su hija, confió que “busqué la manera de acercarme. Viajé para acá el 19 de julio, lo cual además venía bien porque mi nieta cumplía 20 años el 21 de julio, así que pude estar presente para su cumpleaños”.
Sin embargo, el reencuentro familiar se complicó, ya que quedó varado en Estados Unidos. “Lamentablemente mi regreso programado para el 7 de agosto fue postergado para el 21 de agosto. En mi caso particular, podría decir que casi estoy agradecido, porque me permite estar más tiempo con mi familia, pero por otro lado, también debo confesar que si yo no estuviera en este momento parando en casa de mi hija y tuviera que estar en un hotel, me sería realmente oneroso”, describió.
Más costos
Sumado al alojamiento, Speranza reparó en que al regresar a Tandil, deberá alojarse durante siete días en un hotel o un complejo de cabaña, entre las dos opciones que designó el Gobierno nacional en esta ciudad. Evaluó que ambas alternativas son de tarifas altas, cuando se podrían haber previsto lugares más económicos.
“El Gobierno indudablemente piensa que todos tenemos un bolsillo generoso, porque podría haber puesto un alojamiento más económico”, afirmó y aclaró que el gasto para cumplir con el aislamiento corre por cuenta del viajero.
Además, destacó que “antes de embarcar acá, hago un PCR que me sale gratis. Cuando llego al país, horas después, tengo que hacerme otro PCR que sale 6 mil pesos. A los 7 días, después del aislamiento, debo hacerme otro PCR, también con cargo a mi bolsillo. Esto realmente es insólito”.
Una lectura
Ante las quejas de los varados, el Gobierno ha esgrimido que la prioridad es proteger a los argentinos de la amenaza de la cepa Delta de coronavirus, por eso tomó medidas para el regreso gradual de los viajeros al país. Consultado por las declaraciones de funcionarios, Speranza las atribuyó a “la envidia”.
En simultáneo, aclaró que “no viene acá ni a trabajar, ni a pasear, ni a darme la vacuna. La vacuna fue un accidente, porque dije ‘ya que estoy’ y ya que la segunda dosis de la Sputnik está muy retrasada, entonces aprovecho y me la doy. Pero la razón principal por la que vine fue hacerle compañía a mi hija que estaba atravesando un momento bastante difícil y afortunadamente, está bien encaminado”.
Por último, desde la distancia y frente a los familiares que lo esperan en Tandil, contó que “hablo con mi esposa dos o tres veces por día. Ella lo ha tomado mejor de lo que yo pensaba, pero de todas formas esperemos que el reencuentro pueda ser el 22 de agosto, cuando yo arribe”.