Tránsito
El espacio "El Andamio" denunció la falta de empatía de la sociedad y la ausencia de controles municipales
Los familiares de quienes asisten al centro educativo “El Andamio” contaron que viven a diario situaciones violentas cuando automovilistas no respetan el espacio asignado al ascenso y descenso de pasajeros y cuando quieren cruzar la calle acompañando a personas con discapacidad. Piden controles de parte del Municipio y mayor comprensión social.
Bocinazos, automovilistas que aceleran la marcha cuando ven que una persona está por cruzar la calle y hasta insultos son situaciones a las que tienen que enfrentarse los familiares de quienes asisten a “El Andamio”, el espacio educativo para personas con discapacidad que está ubicado en Sarmiento N° 654 y que pide la empatía de la sociedad pero que también reclama que el Ejecutivo municipal haga cumplir la normativa vigente.
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Las familias que concurren al centro terapéutico se encuentran a diario con dos situaciones que acarrean problemas en la accesibilidad al edificio, sobre todo en las “horas pico” en que comienzan y terminan las terapias: por un lado, son testigos de cómo, de manera cotidiana, automovilistas desaprensivos estacionan en el lugar destinado al espacio educativo, ubicado en la mano de enfrente, en Sarmiento 655, entre Rodríguez y 9 de Julio.
Por el otro, y como consecuencia de tener que cruzar la calle, se enfrentan a situaciones de violencia y desconsideración por parte de los conductores de vehículos.
“Nos encontramos con bocinazos, insultos, automovilistas que apuran la marcha cuando ven que está por bajar una persona en silla de ruedas”, dijo a El Eco de Tandil Dina Bos, fundadora y coordinadora de la institución que está próxima a cumplir los diez años.
“No se trata sólo de la discapacidad; ni siquiera piensan que en algún momento les puede pasar a ellos, por ejemplo cuando sean adultos mayores o si se quiebran una pierna”, agregó.
“Hay abandono del Estado municipal”
Pero María, una madre que acompaña a su hijo a las terapias puso el foco en otro aspecto: el rol del Estado en la elaboración de políticas públicas y en el cumplimiento de las disposiciones ya emitidas.
“Hay abandono por parte del Estado municipal hacia las familias que conformamos ‘El Andamio’”, indicó María ante la consulta de este diario.
“Nosotros podemos decir que los automovilistas no tienen empatía y eso es verdad pero todo empieza por el Municipio”, consideró, y contó que “yo fui personalmente a hablar a la Dirección de Control Vehicular porque veía que había escuelas del centro que tenían, y siguen teniendo, hasta cuatro inspectores asignados pero el director del área me dijo que esas instituciones están fundadas antes de la Ordenanza que prohíbe el estacionamiento en la mano izquierda y ‘El Andamio’ no y que, por ende, nosotros no tenemos derecho a ser asistidos por agentes de tránsito”.
Es el caso de los colegios Sagrada Familia y Estrella de Belén que, pese a estar ubicados en zonas de aparcamiento y detención vehicular restringido, cuentan con inspectores municipales en los horarios de ingreso y egreso de alumnos.
“Entonces -continuó la mujer- intervino la defensora del Pueblo de Tandil, Paula Lafourcade, que nos apoyó y coordinó una reunión con miembros del Concejo Deliberante”.
“Hace dos años, en 2021, se escribió un acta mediante la cual el Concejo nos garantizaba un estacionamiento frente a ‘El Andamio’, donde entra una combi y un auto. Se puso la cartelería correspondiente”, relató María.
Efectivamente, frente a la institución y sobre el cordón pintado de amarillo se levanta un evidente cartel que reza: “Exclusivo para ascenso y descenso de personas con discapacidad. Ordenanza 17.318”. Pero el estacionamiento es permanentemente utilizado por quienes dejan su automóvil para hacer compras u otras diligencias en el centro de la ciudad.
“El Concejo nos garantizó, también en ese momento, que íbamos a tener agentes de Control Urbano asistiéndonos, pero eso hoy no sucede”, aseguró María, y destacó: “El Concejo Deliberante habló de empatía y de inclusión; estamos a dos años y no tenemos nada de eso”.
Entornos discapacitantes
“El Andamio” es un espacio terapéutico y educativo que recibe semanalmente a alrededor de 200 personas, en distintos días y horarios.
“Toda esta problemática ya se ha hablado varias veces con Tránsito, incluso han venido agentes, pero lo hacen de manera discontinua, unos días sí y otros no, y nunca sabemos cuándo lo van a hacer”, acotó Marialba Elguren, hermana de una mujer adulta que concurre a la institución.
“Yo he mandado fotos con los autos estacionados a las redes del Municipio y me han respondido tres días después diciendo que iban a mandar a un inspector”, contó a El Eco de Tandil.
Y se preguntó: “¿Qué pasaría si nosotras nos ponemos un día una chaquetita que diga ‘El Andamio’ y nos paramos en la esquina a coordinar el tránsito? Se llenaría de policías. ¿Es necesario llegar a eso?”
“Sólo pedimos que nos dejen subir a la persona y luego nos retiramos. Cuanto más nos lo faciliten, más rápido lo vamos a hacer”, aseguró.
Para terminar, Dina Bos se refirió a los entornos discapacitantes que se crean en las ciudades cuando no son accesibles.
En ese sentido explicó que “en la actualidad, se habla de un modelo social en el que la discapacidad tiene que ver con las barreras que el entorno le pone”.
“En la medida en que sigamos con estas barreras -el colectivero que te insulta, el automovilista que pasa más rápido cuando vas a cruzar- la discapacidad será más notoria y la dificultad será realmente discapacitante”.
“Esto no lo digo sólo por quienes asisten a ‘El Andamio’; lo digo por todas las personas con discapacidad”, cerró.