En Villa Italia
El doctor Daniel Sappia cumplió 37 años en la atención de mascotas y la docencia universitaria
Faro para la ciudad desde Villa Italia, su clínica veterinaria nació cuando Quintana todavía era doble mano. Repasó los cambios sociales en la relación de las familias con sus perros, gatos y otros pequeños animales, que repercutieron en la consulta. Este año entrará en la etapa de jubilación de su cargo de profesor adjunto de la cátedra de Cirugía de la Unicen, pero seguirá enfocado en la clínica con su especialización en neurología.
Corría febrero de 1987 y Quintana todavía era una calle de doble mano, cuando el doctor Daniel Sappia -junto a un socio- fundó la veterinaria que hoy es referencia para la comunidad de Tandil desde su sede en Villa Italia. En estos 37 años, el centro de atención se fue transformando al ritmo de las nuevas formas de considerar a las mascotas en la familia, con actualización y avances en los diagnósticos.
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“Eran años de mucha tranquilidad barrial y en la ciudad”, recordó el doctor Sappia sobre los albores de la clínica y agregó que “comenzamos con un proceso de ambientación, ya que antes los pequeños animales no eran lo que son hoy en día. Se traía un animal a la veterinaria con una consulta y muchas veces se dejaba, y el propietario volvía a los dos o tres días para ver cómo había andado”.
Tras recorrer un camino de casi cuatro décadas, el veterinario marcó la diferencia con la actualidad. “Hoy la gente viene casi con un diagnóstico de lo que pasa con su mascota. Esto fue lentamente in crescendo, porque le empezamos a dar importancia a lo que es la sanidad del animal, con antiparasitarios, vacunas, cuidados y alimentación, fundamentalmente. Hasta que lentamente se fue cambiando el manejo de la sociedad porque la gente empezó a tener a las mascotas como un habitante más, o un integrante más de la familia”, analizó desde el consultorio de su clínica ubicada en Quintana 486.
¿Perros o gatos?
Por otro lado, Sappia contó que en sus inicios, el 70 u 80 por ciento de las consultas se generaban por perros y el resto por gatos. “Lentamente eso fue variando, fue in crescendo el gato y disminuyendo un poco el perro”, marcó y analizó que el cambio social radicó en que los canes comenzaron a ingresar a los ambientes de la casa.
El veterinario recordó que hace algunas décadas, el gato también era una mascota de patio que se incorporaba con el objetivo de cazar algún roedor, pero paulatinamente fue entrando al hogar y se adoptó como animal de compañía. Al ritmo de su domesticación, fue aumentando su participación en la consulta y hoy por hoy los porcentajes son similares.
Por otro lado, también subió la demanda por mascotas no convencionales, como cobayos y conejos. “Tuve que empezar a perfeccionarme o a estudiar ese tipo de especies que no estaban en el conocimiento del estudio. Yo me recibí de médico veterinario pero de pequeños y grandes animales, cuando la facultad se volcaba más a los grandes”, repasó sobre la formación académica que también se fue adaptando a los cambios sociales.
Actualización constante
Durante la charla con El Eco, el doctor Sappia compartió que en paralelo a la actividad privada, siempre dictó clases en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Unicen, otra tarea que lo apasiona.
Con ambas ocupaciones, todo pasó rápidamente y hace ya 17 años, se disolvió la sociedad y Daniel Sappia quedó al frente de la clínica veterinaria. Desde entonces, la consulta está bajo su responsabilidad, aunque siempre cuenta con algún ayudante.
“En estos 17 años me incliné principalmente por la atención de pequeños animales exclusivamente, a la parte de neurología. Aunque también hago atención clínica, la neurocirugía siempre fue lo que más me gustó. Así que hoy por hoy, tengo la mayoría de atenciones de casos clínicos asociados a cirugías de columna y del sistema nervioso central y el diagnóstico clínico de ello”, compartió sobre su especialización.
Al mirar hacia atrás, Sappia consideró que “los 37 años pasaron bastante rápido” y expresó que siempre lo guió la pasión, la misma que lo llevó a realizar distintos cursos de ecografía, radiografía, resonancia magnética, tomografía computada, neurocirugía, además del postgrado de especialización en veterinaria.
Explicó que al ritmo del paso del tiempo y como la comunidad exigía más elementos de calidad de diagnóstico, “me fui aggiornando con las nuevas técnicas y metodologías de estudio y métodos complementarios que confluyen en un conocimiento amplio y fundamentalmente apuntado a la neurología”.
En simultáneo, el barrio de Villa Italia y la sociedad cambiaron. “La gente tiene ya una avidez por diagnóstico de certeza, por tratamientos específicos. Los costos cambiaron, por lo tanto la gente ya no lo toma al animal como un gasto sino como una inversión para un resultado deseado. Por lo tanto, la especialización es lo que se viene para el futuro, para que cada profesional pueda dedicarse a una rama de la veterinaria, que es tan amplia y tan linda, y hacer el proceso de preparación para llegar a lo que significa un diagnóstico certero”, vaticinó.
Voz autorizada para analizar el especial vínculo entre las personas y sus mascotas, el doctor Daniel Sappia agradeció a la gente, a los amigos, a la comunidad que confió durante estos 37 años que “pasaron muy rápido pero fueron muy intensos, muy activos” y deseó “por unos años más, seguir en la misma meta”.
Por último, compartió que lleva también 37 años como profesor adjunto del área de Cirugía en la Facultad de Veterinarias de la Unicen y ahora entrará en la etapa de jubilación, culminando el gratificante ciclo de docencia.