El club Villa Aguirre reclama al Municipio que ilumine el predio donde entrenan los chicos, en el Hípico
Es el único espacio que tienen más de 50 niños para entrenar y lo hacen a oscuras, porque no hay luces dentro del predio y sólo pueden realizar las actividades después de 18.30, cuando salen del colegio. El Municipio se niega a llevar la iluminación al lugar.
El entrenador del club Villa Aguirre Emiliano Ibarra y un grupo de padres dialogaron con El Eco de Tandil de la problemática que atraviesan por la falta de iluminación del predio donde se realiza el entrenamiento, situado en el club Hípico, en Cuba y Darragueira.
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Ibarra explicó que hace un mes aproximadamente vienen reclamando al Municipio que ilumine el predio debido a que a esta altura del año, cuando el sol comienza a esconderse más temprano, no tienen nada de luz para llevar adelante los entrenamientos, que son a partir de las 18.30 porque es el horario en el cual los chicos pueden concurrir, ya que es luego de que salen de la escuela.
“Es un problema y hemos ido a hablar con la gente del Municipio, hemos presentado notas y demás, pero recibimos una negativa en invertir en luminaria en este predio”, lamentó.
Recordó que el año pasado el Municipio había hecho un tendido en la parte auxiliar del predio, pero cuando la Usina estaba a punto de habilitar la electricidad, se robaron todos los cables. “A partir de ese día dijeron que no iban a invertir más porque fue una inversión que no llegó a verse, ese es el motivo por el que ellos dicen que no”, sostuvo.
Alfredo González, uno de los padres, lamentó que “el Municipio no quiere invertir otra vez porque es costoso, es entendible, pero son nuestros hijos, y es un riesgo continuo el tema de que no haya luz porque se puede lastimar un nene”.
Una boca de lobo
Explicó que en el club tienen nenes desde los 5 años y 6 años que son entre 20 y 30 y luego están los infantiles hasta 14 años que se dividen en tres categorías y son entre 30 y 40. Y entrenan de lunes a jueves entre 2 y 3 horas.
“Antes no había problema porque cuando arrancamos con este proyecto en el club, hace 3 años, teníamos una sola categoría, eran 12 nenes, y había un solo lugarcito con un cono de luz y ahí entrenábamos. Hoy por hoy, al tener más de 50 chicos, el lugar que necesitamos es más amplio”, manifestó.
Si bien la mayor parte de los chicos es del barrio, también hay algunos de otras zonas de la ciudad que concurren porque van compañeros de escuela o porque el abuelo jugó en Villa Aguirre.
“Nosotros apuntamos mucho más a la parte humana que a la deportiva, después sin duda al participar en una liga de fútbol competís. Los chicos que se van acercando, muchos tal vez nunca han participado en un club, algunos recién se les despierta la inquietud de jugar al fútbol. Para nosotros es genial, acá todos tienen su lugar, no hay diferencia”, afirmó.
Pero lamentó que no tengan un lugar adecuado para entrenar porque “a medida que se va el sol es una boca de lobo”.
Eso indudablemente, repercute en los entrenamientos porque “un nene que no puede utilizar la cancha de fútbol para ubicarse porque no tiene espacio, después cuando van a jugar se nota porque no tienen dimensión de lo que es una cancha, es un problema”.
“Nosotros hablamos mucho con ellos de que no nos interesa el resultado deportivo, sino que ellos se sientan identificados con el barrio, con el club, con sus amigos, entonces vamos por ahí, obviamente sin dudas si uno quiere entrenar y mejorar, necesita un lugar en condiciones”, afirmó.
No obstante, aclaró que “nosotros agradecemos al Municipio porque nos ceden este lugar. Todos los años se renueva un comodato para que nosotros podamos utilizar el predio, sino no tendríamos lugar. Entonces no es que renegamos de eso sino que la verdad que gracias a los padres y al movimiento que ha habido se han agregado muchos chicos, y ellos encuentran en este espacio un lugar para recrearse, para hacer amigos, son dos o tres horas que están y estamos contentos porque eligen estar con nosotros”.
Alma, corazón y vida
Mónica Villarruel, una de las mamás, aseguró que este problema que tienen para entrenar cuando participan de algún encuentro a veces se nota y eso hace que “en algún punto se sientan bajoneados”, pero recalcó que “le ponen alma, corazón y vida”.
“Yo creo que les hace falta la iluminación como a cualquier deportista que necesitan verse, orientarse”, sostuvo.
Y destacó que “el deporte hoy en día no está muy bien ubicado, porque los padres por ahí le dan a sus hijos una tablet y listo. Pero los chicos vienen a entrenar y dejan la tablet, el teléfono, están compartiendo con sus compañeros y ven otras cosas. Es importante que los chicos no se queden en la casa, esto es maravilloso, además de la dedicación y el amor que les dedica el entrenador”.
Por su lado, Julio Alberto Laportilla expresó su alegría de ver a su nieto jugar en el club en el cual él también jugó, pero “a veces vengo con la linterna porque no lo puedo ver. Yo me crié en el barrio Villa Aguirre y nunca tuvo cancha, ojaló que al menos pudieran poner dos reflectores para que los chicos vean”.
Emiliano Ibarra sostuvo que “uno agradece que el Municipio nos ceda un lugar porque de otro modo, no podríamos ni siquiera desarrollar la actividad, pero el trabajo social que uno va haciendo hace que los chicos se vayan sumando, y ojalá que alguien nos escuche, o al menos que nos permitan a nosotros montar algo móvil que podamos venir a entrenar, poner luz y cuando nos vamos, llevarnos todo”.
“Los padres quieren colaborar, ellos armaron una subcomisión de padres y están empezando a ver que hay muchos chicos. Es muy bueno que se puedan hacer cosas para ellos. La respuesta que tuvimos es que en el predio el Municipio no quiere invertir nada, al no ser nuestro nosotros tenemos que pedirle permiso a ellos. Hay padres que ofrecieron ver el tema cables a ver si se puede hacer algo, incluso trajimos una propuesta para hacer algo móvil, pero necesitamos que el Municipio nos autorice esa propuesta”, afirmó.
Y agregó que “el problema es en invierno porque en verano tenemos luz hasta tarde. Los profes estamos respaldados por un grupo de 50, 60 padres, y todos con ganas de colaborar, al haber padres que colaboran, siempre está la chance de hacer cosas”.
En tanto, Magdalena Fernández, una de las mamás, remarcó que “hay mucha contención de parte de los profesores, uno eso lo valora mucho, les inculcan valores a los chicos, compartir, lo competitivo se deja de lado”, pero consideró que “hace mucha falta la luz, es fundamental para que los chicos puedan seguir entrenando”.
Mónica Villarruel sostuvo que “estaría bueno que alguien del Municipio venga a conversar con nosotros, vernos las caras, hablando uno se entiende, y sacar algo bueno, que nos den alguna respuesta positiva para nuestros hijos, que puedan disfrutar de lo que les gusta que es el fútbol”.
Por último, Yamila Harkes sostuvo que “creo que el Municipio ni está en conocimiento de que hay más de 50 chicos que vienen de lunes a jueves a practicar fútbol”.