El CDR local entregó semillas para promocionar la producción local de alimentos y una red de interhuertas
Nicolás Carrillo repartió sobre para que los ciudadanos puedan hacer sus propios alimentos. Reivindicó la importancia de las huertas, la producción local y la agroecología. Además, las huertas comunitarias que han logrado generar 1500 kilos de comida por mes, sumaron un nuevo invernadero y esperan potenciarse.
En el marco del programa Pro Huerta, que funciona hace varios años desde el INTA y el Ministerio de Desarrollo Social, desde el Centro de Referencia local (CDR) buscaron reimpulsar esa propuesta y reactivar la entrega de semillas a los vecinos interesados.
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¨Como venimos trabajando en lo referente a agricultura urbana hace algunos años, me interesó darle un impulso desde Tandil¨, explicó el referente de la dependencia, Nicolás Carrillo, que empezó por gestionar la obtención de mayor cantidad de semillas de las que se entregaban habitualmente.
Finalmente, la acción se concretó ayer, y Carrillo entregó a unos 10 ciudadanos sobres para que puedan cultivar arvejas, habas, coliflor, lechuga, acelga, remolacha, rabanito, zanahoria y cebolla.
Al respecto, manifestó la importancia que tiene dicha acción en un mundo que se está configurando de otra manera, con un repliegue de las economías trasnacionales hacia las economías de cercanía, de kilómetro cero, que reduce el transporte y gasto de combustible. ¨Tandil no es autosustentable en términos de verduras y menos de índole agroecológica, entonces la producción local se vuelve muy importante¨, analizó.
Por otro lado, también identificó que hay muchas familias que están enfrentando problemas alimenticios, por lo que cosechar los propios alimentos consideró que es algo vital para este momento, sumado a la necesidad de que sean sanos. En este sentido, contempló que muchas de las enfermedades de los últimos años provienen de animales infectados o alimentos contaminados.
Así planteó que lo agroecológico suma un valor, más allá de lo ambiental, de cuidar a las personas. ¨Con todas esas variables, empezamos a pensar una red de interhuertas donde muchas familias puedan cosechar sus propios alimentos¨, sostuvo.
Esto, además, tendría una faceta educativa para los niños que viven en esa casa y otra terapéutica para quienes ponen las manos en la tierra. ¨En este contexto de encierro poder tener una huerta en su casa es muy importante y a lo que podemos apuntar todos, si se tiene patio o no, porque hay muchas alternativas para producir¨, incentivó, ligándolo también a la cuestión económica, ya que permite ahorrar en algunos gastos.
La idea ya fue planteada al Ministerio de Desarrollo Social de Nación para trabajar en el impulso de huertas familiares en Tandil y la zona.
Producir 1500 kilos de comida
Desde hace varios años que las huertas comunitarias se van expandiendo y tomando representatividad en la ciudad, y en este contexto lograron terminar el tercer invernadero para contar con un espacio cubierto para producir.
El mismo se levantó en el espacio del barrio La Unión, en Basílico y Cerrillada, donde está ubicada uno de los huertos que más ha generado. Por lo que, con la llegada de los fríos y heladas, podrán continuar con ese ímpetu.
De esta forma, son dos los viveros que constan en ese barrio, más otro en María Ignacia (Vela) y otro en Gardey, mientras que la huerta ubicada en Villa Laza no cuenta con uno, pero tienen el proyecto de lograrlo.
Vale destacar que en estos espacios trabajan unas 32 personas, promedio de siete por cada uno, y han logrado generar 1500 kilos de alimentos por mes, aunque ahora atraviesan un período de resiembra.
Según sostuvo Carrillo, esto tiene una gran receptividad en la población que quiere consumir alimentos agroecológicos, sanos, sin agroquímicos; a la vez que es un generador de trabajo. ¨Parte del gobierno nacional también está discutiendo que Argentina siempre salió de las crisis produciendo alimentos y el mundo va a requerir que sean saludables¨, estimó.
Hace cuatro años que vienen trabajando en este sentido, con la intención de generar trabajo, y el balance al momento es que fue ¨bastante efectivo¨ porque pudieron producir mucha cantidad y la demanda de los bolsones agroecológicos fue contundente.
A pesar de que con la cuarentena se produzco un amesetamiento porque no se podían conseguir algunas semillas o plantines, con el nuevo invernadero tienen muchas expectativas.
¨Con el Covid-19 todo el Estado entró en un paréntesis, pero ahora estamos reactivando proyectos porque entendemos que tiene que desnudar muchas más centralidad este trabajo, porque no deja de ser marginal en términos económicos¨, enfatizó, buscando darle más fuerza y empuje para conseguir más estructuras cubiertas, que son costosas.