Se pasaría a llamar Sagrada Familia San José
El cambio de nombre del Colegio San José generó fuertes reacciones entre los exalumnos por la "pérdida" de identidad
Los grupos de egresados y docentes mostraron su descontento por las modificaciones en el nombre, el uniforme y los símbolos, definidas por la congregación que maneja la institución. Los cambios responden a la idea de englobar a los establecimientos que la entidad religiosa posee en distintos países bajo una misma marca identitaria.
La congregación de la Sagrada Familia, que conduce los destinos del Colegio San José, busca reforzar la 'marca SAFA' y decidió hacer cambios en el nombre de la institución educativa, que pasaría a llamarse "Sagrada Familia San José". Pero los cambios no se agotan allí, ya que también se planearon cambios en el uniforme, que pasará del tradicional color verde al azul- y en el logotipo que identifica a la institución.
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Estas medidas generaron una fuerte reacción por parte de exalumnos y docentes del centenario establecimiento, que ven en estos cambios un atentado contra la identidad e idiosincrasia del “Colegio”, como lo llaman afectivamente.
Además, esta semana se publicó en estas páginas una carta de lectores firmada por varios exestudiantes del San José, que expresaron su descontento ante la decisión de la congregación y pidieron que se abra la posibilidad de hacer un referéndum o algo similar para poder decidir entre todos los involucrados estas cuestiones.
El Colegio como actor social
El doctor Alcides Fortunato, integrante de la Comisión de Exalumnos, en contacto con Eco Noticias aludió a este tema y explicó que el establecimiento depende de la congregación de la Sagrada Familia y que se trata de medidas adoptadas a nivel mundial para unificar a la comunidad educativa que bajo ese lazo se extiende por Argentina y distintos países.
“Esto fue pensado para crear más identidad común entre todos los colegios y lo han dispuesto desde España, estamos averiguando eso. No conocemos todavía exactamente los alcances pero abarcaría la integración del nombre con SAFA, que encima colisiona con la sigla que usa el Colegio Sagrada Familia de acá. Y además se propone un cambio de simbología”, se explayó.
La huella que la institución educativa ha dejado en la ciudad es muy fuerte y alcanza 110 años de historia de Tandil. Por sus aulas pasaron varios intendentes, profesionales reconocidos y trabajadores que están profundamente e imbricados en el tejido social local, por ello, cualquier cambio sustancial toca una fibra muy íntima de esa pequeña parte del “ser tandilense” que se aloja en los pasillos del antiguo edificio de la calle Maipú.
Al respecto, Fortunato valoró que “la virtud más destacable es que fue siempre un integrador en Tandil, como también lo fue la educación pública con la Escuela Normal, la Técnica, Granja. En San José se dio esto del ciclo largo y hubo camadas que compartieron desde el jardín hasta el secundario, por eso han surgido estas reacciones cuando se empieza a explorar un poco esto”.
En tanto, sostuvo que “quien haya pasado por las aulas le guarda afecto al Colegio y a la identidad con sus símbolos y el nombre. Los símbolos te llevan a los lugares donde está el afecto”.
Proteger la pertenencia
Quizás sea algo que para muchos resulta banal, pero quienes alzaron sus voces defienden también una forma de ser y recordar parte de una trayectoria vital, que se sustenta en símbolos imperecederos a los que no ven necesario alterar, más si la determinación emana de niveles superiores que no están empapados de la mística tandilense.
“Si un club deportivo importante de repente cambia los colores; ¿cómo reacciona la masa societaria? Creo que en otros colegios esta medida no tiene el efecto que tiene acá en Tandil”, graficó.
Aunque el grupo de exalumnos goza de un reconocimiento al interior de la comunidad escolar, no forma parte de la estructura de la institución ni tiene una responsabilidad de conducción en pos de definir algo en torno a la problemática surgida.
“Somos cajas de resonancia, estamos dispuesto a serlo y poder decir que esto no nos gusta, pero los que toman la decisión no están acá. El director general del Colegio no decide, se dirime afuera y es difícil que llegue el grito nuestro. Habrá que adaptarse y buscar la forma de hacerlo”, consideró Fortunato.
En este sentido, aclaró que no se oponen a los cambios que son necesarios para aggiornar las cuestiones importantes de la práctica educativa y tantas otras, pero recalcó que “no hay por qué meter estas cosas irritativas, quizás lo hicieron con la mejor de las intenciones pero tiene otro efecto. Esperamos que se puedan bajar los decibles y que se encauce la línea de discusión para mostrar una buena salida”.