Díaz Cisneros: “Le presenté mi renuncia al Intendente y no la aceptó”
Pablo Díaz Cisneros, director de Salud Comunitaria de Tandil, conversó este miércoles con el programa de radio “Cosas que pasan” (104.1 Tandil FM) y explicó algunas cuestiones sobre las presuntas irregularidades a la hora de aplicar la vacuna a funcionarios ligados al Ejecutivo.
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El escándalo adquirió nuevas proporciones cuando trascendió que su compañera sentimental, Patricia Rizzardi, coordinadora de la Casa de Abrigo “Martha Pelloni”, es una de las personas que recibió la vacuna en circunstancias que resultaron dudosas y que las autoridades provinciales anunciaron que investigarán.
Al aire radial, el médico confió que si bien no se arrepiente de ninguna de las decisiones tomadas, le presentó su renuncia al intendente Miguel Lunghi pero éste no la aceptó.
En tanto, como publicó el diario El Eco de Tandil en su edición de este miércoles, una de las justificaciones esgrimidas para defender la decisión de vacunar tanto a Rizzardi como a Roberto Pérez, el chofer privado de Lunghi, fue el aprovechamiento de las multidosis de la vacuna rusa Sputnik V para no tener que descartarlas.
Al respecto, el funcionario precisó que “lo primero que hay que entender es que teníamos media hora para aplicar las multidosis de cinco. Entre que se descongelaba la ampolla y se empezaban a vacunar tenía que pasar media hora y podía quedar algún remanente por ausencia, o porque salía una sexta dosis en la ampolla”.
Así, Díaz Cisneros valoró que se debía conseguir una persona ligada al sistema sanitario que estuviera cerca y disponible para acercarse al vacunatorio, y también afirmó que está el registro de todas las personas inmunizadas a disposición.
Y prosiguió: “Teníamos que aplicarla de cualquier manera porque la consigna era que no se debía desperdiciar ninguna dosis. Todo el equipo de dirección y de vacunatorio podíamos llamar a diferentes personas vinculadas a la salud estatal o privada para que, de pronto, pudieran aprovechar esa dosis si teníamos esa situación”.
En el caso de Rizzardi, ponderó que por su función debe estar vacunada y deslizó que “se llamó a una persona que trabaja con mujeres vulneradas y que necesitan atención inmediata, que llegan a la casa de abrigo con lesiones o embarazadas y la persona que más la acompaña es Patricia Rizzardi”.
Cabe recordar que el vacunatorio municipal se encuentra en el Hospital de Niños “Debilio Blanco Villegas”. Podría pensarse que hubiese sido bastante sencillo localizar en el apuro del momento a algún trabajador del nosocomio para aplicarle la dosis y no desperdiciarla, antes que llamar a alguien que tuviera que acercarse especialmente al lugar para eso.
En ese sentido, consultado acerca de si se había salteado personal más directo que se hubiese querido vacunar y que no fue llamado, fue categórico al responder que “no, porque esa dosis se hubiera desperdiciado, no tiene que nada que ver una cosa con la otra”.
“No es lo mismo la vacuna hoy, que sabemos que el mismo laboratorio que la fabrica, después de varios estudios, determinó que se puede esperar hasta dos horas después de descongelar la ampolla. En ese momento había media hora para aplicarla a la persona más cerca disponible, ese fue el criterio porque la orden era no tirar ninguna dosis. Por eso hay que poner todo sobre la mesa”, se explayó.
Además, el profesional aseveró: “No me arrepiento de ninguna decisión que haya tomado. Las decisiones se toman en el momento en el que se generan las necesidades y las circunstancias analizadas”.