Tras ser trasplantado
Después de un año, Isidro volvió a Tandil y fue recibido por una "caravana mágica" que celebró su vida
Tras recibir un trasplante de corazón, Isidro Gastaldi Aladro, el niño de 4 años que se convirtió en un emblema de la donación pediátrica, retornó a Tandil junto a sus padres. Recorrió la ciudad en un autobomba, acompañado por una multitudinaria caravana de autos y gente. La gratitud de la familia y la importancia de seguir concientizando sobre la donación de órganos para salvar vidas.
El espíritu de lo que se vivió ayer con el regreso del pequeño Isidro Gastaldi Aladro a Tandil, podría capturarse muy bien citando una vieja canción de Joan Manuel Serrat que dice “de vez en cuando la vida nos besa en la boca y a colores se despliega como un atlas, nos pasea por las calles en volandas y nos sentimos en buenas manos”.
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Por las calles en volandas y en un autobomba del Cuartel Central de Bomberos local, el niño de 4 años que el pasado 19 de agosto recibió un trasplante de corazón, hizo su entrada triunfal a la ciudad que lo vio nacer, un año después de haberse ido con un pronóstico poco alentador.
“Isi”, como se lo conoce, se convirtió en un estandarte de la donación pediátrica de órganos y su caso tuvo trascendencia nacional. Ahora, exactamente tres meses luego de la cirugía y como atraviesa un exitoso proceso de recuperación, los médicos le permitieron volver a su hogar por unos días, porque tiene que continuar con los controles en Capital Federal hasta tener el alta definitiva.
De este modo, se organizó una caravana de tres cuadras de vehículos para darle la bienvenida, que lo escoltó con música, bocinazos, carteles y globos rojos. En las esquinas, en las puertas de las casas y los balcones, afuera de los negocios, en las plazas, la gente se convocó para acompañar al “superhéroe” que se volvió involuntariamente un canto a la vida.
Decenas de personas coparon la calle para alentar a la familia Gastaldi Aladro, que vivió meses de extenuación y de lucha, transformando el sufrimiento en una campaña que se llama “Un corazón para Isi” y que sigue siendo un medio para generar conciencia acerca de la donación pediátrica.
Bajo el sol radiante de la primavera, Isidro saludó y regaló sonrisas a todos los que se acercaron a saludarlo. Emocionado y feliz, miró extasiado todo lo que pasaba a su alrededor, como quien mira el mundo por primera vez, con la inocencia de su infancia a cuestas.