Después de cuatro semanas, hay cierto alivio tras leve baja en los casos positivos y ocupación de camas
“Estamos más tranquilos” aseguró Matías Tringler al admitir que la curva muestra un amesentamiento en el descenso de casos. Confirmó lo que se suponía, que el rebrote tuvo que ver con las fiestas de fin de año. Esto trajo aparejado mayores internaciones y más tarde fallecimientos. Aseveró que la esperanza está en la vacunación masiva y que no ve razones para que los chicos sigan sin volver a las aulas, “por la educación y su salud mental”.
Hace prácticamente una semana que los partes diarios que emite el Comité de Seguimiento del Covid-19 en Tandil ya no develan ese centenar diario de casos positivos que empezó a vislumbrarse con el nuevo año.
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De esta manera se confirma la posibilidad que habían planteado desde el Sistema Integrado de Salud Pública (SISP), que remitían el rebrote directamente a los festejos de Navidad y Año Nuevo. Pasados esos 14 días estimados, los registros comienzan a bajar.
“La realidad es que esto que pasó, y fue una tendencia que se dio en la región y todo el país, prueba bastante que tuvo una relación directa con las juntadas de fin de año”, aseguró Matias Tringler, vicepresidente del SISP.
Asimismo, explicó que luego de los picos de casos positivos se sucede un patrón que indica proporcionalmente la cantidad de internados, ya sea en sala general como en cuidados críticos, y más adelante el número de fallecidos.
“El nivel de contagios que hubo fue tan sincronizado y coincidimos en que la ocupación de camas fue bastante más complicada que en el peor pico que tuvimos en octubre”, dijo.
Por otro lado, más que en las restricciones horarias impuestas recientemente, aseguró que la expectativa está puesta en la campaña masiva de vacunación que empezará a desarrollarse en todo el país en marzo.
“Estamos en verano, pero ya pensando que en Tandil en breve empiezan los días más fríos, que son más de riesgo”, planteó, con la esperanza de que la situación a nivel nacional con respecto a la vacuna se normalice y para cuando llegue el invierno tener a las personas de riesgo inoculada.
Curva en baja y camas disponibles
Algunos con más cuidados que otros celebraron en familia, con amigos o compañeros de trabajo el cierre de año, lo que para Tringler dejó en evidencia que tras las reuniones sociales se disparan los índices de personas con coronavirus, pero ahora se empieza a notar que “de a poco” va bajando la curva.
“Uno va viendo que a la semana de los picos comienza a subir la ocupación de camas, y entre los siete y 14 días siguientes también se empiezan a notar los fallecimientos”, especificó. Entonces, teniendo en cuenta este patrón, la situación actual brinda cierto alivio.
De hecho, reveló que hasta el parte del martes a la noche contaban con camas libres en la Terapia del Hospital Ramón Santamarina, más tres en la Terapia de la Clínica Chacabuco y una en la del Sanatorio Tandil, con otras dos disponibles en los cuidados de Terapia intermedia. “Estamos más tranquilos que hace diez días, que había una sola cama de terapia tradicional en la ciudad”, señaló, aclarando que siempre estuvieron sin uso los dos lugares preparados en el Hospital de Niños.
La crítica situación que acompañó durante varios días al sistema de salud local los llevó a estar listos por si se presentaba la contingencia de tener que trasladar a algún paciente a otra localidad. En este sentido, el médico reveló que la semana pasada, sin ir más lejos, estuvieron “aceitando todos los medios” para poder derivar si era necesario. Afortunadamente no fue preciso hacerlo.
Inmunización, la única salida
Desde el Municipio, siguiendo la línea de Nación y Provincia, adoptaron medidas drásticas para evitar el avance del virus en la ciudad, como la restricción en el horario de circulación y las multas ante el incumplimiento de los protocolos.
Si bien son determinaciones que ayudan a mantener un control sobre los contagios, Matías Tringler aseveró que la expectativa está puesta en la vacunación masiva. “Quedó demostrado que somos susceptibles y casi nos quedamos sin camas por la cantidad de casos graves. No vamos a salir de ninguna otra manera que no sea con la vacuna”, certificó.
De esta manera, demostró que la esperanza se fija en poder contar con una inmunización masiva en marzo, siempre y cuando el estado Nacional garantice las dosis y así poder tener “al menos a la gente de riesgo” inoculada.
Reconoció que a lo largo del año pasado se aprendió “un montón” sobre cuáles son las actividades que aumentan el riesgo del contagio y cuáles pueden ser más consensuadas y menos restrictivas que al principio. Confirmó así que lo “más peligroso y más riesgoso” se confirmó que es lo que pasa con el entorno y puertas para adentro.
“Que los chicos vuelvan a las aulas”
Considerando esta postura sobre las actividades que comprometen a la salud comunitaria y con el debate por el retorno a la presencialidad de la escolaridad latente, el vicepresidente del SISP se manifestó a favor de que las clases vuelvan a clase en las escuelas.
Tringler dijo estar “totalmente convencido” de que no se puede seguir así: “el daño, o costo-beneficio, de los chicos sin clases presenciales hoy no es negociable”. A esto lo dijo como médico, pero también como padre, que advirtió que fue un año muy difícil para todos.
Sostuvo que fue un esfuerzo que se entendió, siendo que mismo desde el SISP pidieron en su momento la suspensión de clases, pero que luego empezara a llegar otro tipo de información y aprendizaje con respecto a cómo manejarse.
“Yo no veo ningún impedimento en que los chicos vayan a las aulas con todos los cuidados requeridos”, asentó, básicamente porque por otro lado hay colonias de vacaciones admitidas con protocolos permitidos, mientras las escuelas siguen cerradas. “No lo podemos permitir, porque más allá de que de la educación depende el futuro de nuestro país, sino también por la salud mental de los chicos”, concluyó.