Desde que logró una sede propia, la Protectora de Animales ha atendido unos 26 mil pacientes
La Organización No Gubernamental existe hace 37 años, pero recién hace siete que pudo acceder a un techo propio. Las necesidades, más allá de lo económico, apuntan a la necesidad de conciencia de la gente sobre la castración. Cómo funcionan y se desempeñan para poder atender todas las consultas y mantenerse con un bajo costo.
Fue en 1983 cuando la Asociación Protectora de Animales empezó a funcionar en Tandil, a los tres años consiguió su personalidad jurídica y recién en diciembre de 2013 se logró conseguir el techo propio, pudiendo volcar el gasto que pagaban de alquiler al mantenimiento y demás. “logramos armar un círculo virtuoso para que funcione mejor que antes”,
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El responsable de la PAT aseguró que en general se trabaja muy bien y destacó la calidad de la atención, siendo principalmente la gente de bajos recursos la que acude al lugar, ya que “las veterinarias privadas tienen otro tipo de costos y son menos accesibles”.
A 37 años de su creación, la ONG recibe un promedio de 15 pacientes por día, sumando unas 26 mil atenciones en total desde que adquirieron su propiedad en Almafuerte al 2700. “A veces estamos sobrepasados, pero por suerte la gente espera, tiene paciencia y se retira con atención”, garantizó el titular de la asociación, Gustavo Desiati.
El camino hacia el crecimiento y la mejora ha sido lento, pero constante y fructífero. Según contó, mientras mostraba una nueva centrifugadora, han ido incorporando constantemente tecnología y están a punto de obtener un cavitador y una lupa para tener mejor precisión en el trabajo. “Todo hace al instrumental que tiene que tener el profesional para trabajar mejor”, remarcó.
Actualmente en el centro se desempeñan dos médicos veterinarios de manera constante, mientras que hay un tercero para los sábados y otro que suele cubrir vacaciones o feriados. Además, cuentan con otra persona que se encarga de toda la parte administrativa y de atención al público, más un encargado de mantenimiento.
De cara a las necesidades, contó que esperan lograr que el Municipio se comprometa con la movilidad, ya que muchos tienen dificultad para acercar los pacientes al lugar y desde la comisión directiva suelen ayudar con sus autos particulares.
Entre el costo por consulta y la cuota que reciben de los aproximados 600 socios, les alcanza justo. “No sobra, pero no falta nada”, aseveró. “Tratamos de manejarnos con valores económicos para que la gente pueda acceder”, dijo.
Adopciones responsables
Las atenciones oscilan tanto en animales con o sin dueño, incuso desde la Protectora misma suelen rescatar perros abandonados y lastimados. Cuando es así, se los cura, castra y quedan en recuperación integrando una lista de adopción, manteniéndolos allí mismo en caniles, pero si pasa mucho tiempo vuelven a llevarlos al lugar de dónde se los levantó.
En este sentido explicó que antes de dejarlos, lo que hacen es conversar con los vecinos de la zona para que estén al tanto de la decisión y, además, puedan comprometerse a que no le falte agua ni alimento. De todas maneras, cada tanto vuelven a visitar la zona para ver cómo se encuentra el can.
Contó que el último perro que tenían en recuperación afortunadamente consiguió un hogar y dejó el establecimiento la semana pasada. Al respecto, reveló que la cuestión de las adopciones viene “muy floja” y consideró que es porque ya se sabe que significa una responsabilidad grande y no todos están dispuestos.
“Lo bueno es que el que lo hace asume el compromiso de no tenerlo atado ni en malas condiciones”, dijo. En referencia, sostuvo que muchas veces hay maltratos hacia el animal, que incluso lo propician de manera inconsciente. “Generalmente van con un amo que lo cuida, que le da cariño, que lo vacunan y tratan bien”, contó.
La castración, gran solución
Las consultas recibidas son muy amplias y variadas, a las que no escapan las cuestiones de sarna, atropellados, vacunas y castración.
Asimismo, para cuando la problemática tiene que ver con los huesos, que son asuntos delicados, mantienen un acuerdo con la Facultad de Ciencias Veterinarias, De esta forma, en el período de marzo a diciembre que es cuando están en actividad reciben los pacientes derivados del PAT en el Hospital Escuela de Pequeños Animales, creado en 2012. “Estas cuestiones requieren de costos muy altos y la asociación no las puede afrontar”, confesó.
“Nosotros tenemos al tema de castración como algo fundamental, tanto en hembras como machos, porque es la manera de evitar crías indeseadas y reducir la población de callejeros”, recordó.
De hecho al hablar de la necesidad más grande que perciben desde la ONG, insistió que la más importante es que la gente se comprometa con evitar la reproducción. “No pasa por el dinero”, indicó. Explicó, entonces, que si la población se comprometiera de verdad con el asunto, sean dueños o no, habría menos perros en la calle, menos atropellados y menos peligro. “Si castras, castras y castras, se solucionarían un montón de problemas”, exclamó.