Desde Cannabis Medicinal Tandil apuntarán a capacitar médicos para una práctica que cada vez tiene más adeptos
Cannabis Medicinal Tandil, organización independiente y sin fines de lucro, lleva dos años trabajando en el territorio para promover el uso terapéutico del cannabis. En esta ciudad se registran mil usuarios y 120 médicos que acompañan la iniciativa, que cuenta con el aval del Municipio y numerosas instituciones civiles. Capacitación de profesionales y cambios en la normativa son los próximos desafíos.
Ana María Fazekas es una de las referentes y fundadoras de la entidad de bien público Cannabis Medicinal Tandil. Desde hace dos años, la organización lleva adelante una tarea orientada a informar, conectar, contener y acompañar a todas aquellas personas que deseen conocer la aplicación medicinal del cannabis y el marco legal que rodea a esta práctica.
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Ana María partió de su historia personal para adentrarse en el mundo de esta planta que posee múltiples beneficios para la salud de las personas. El intenso dolor que sentía en todo su cuerpo –diagnosticado como fibromialgia- fue el punto de partida para comenzar a indagar acerca de los efectos del aceite cannábico y sus usos como paliativo. 60 años tenía cuando escuchó la palabra “marihuana” ligada a otros aspectos que nada tenían que ver con la adicción, el consumo problemático o el narcotráfico.
En una extensa conversación con El Eco de Tandil, Fazekas enumeró las diversas acciones que han logrado articular desde el interior de la agrupación, en exitosa comunión con importantes actores sociales como la Universidad Nacional del Centro, el Sistema de Salud Pública, el Estado y la Asociación de Abogados local. Derribar prejuicios para hallar respuestas al dolor y construir desde la solidaridad una sociedad más avanzada y empática.
-¿Cómo se forma la agrupación Cannabis Medicinal Tandil?
-Nace en septiembre de 2016. A partir de mi diagnóstico, en una conversación familiar me enteré de que esta planta podía aliviar mi dolor. Mi enfermedad se origina en el sistema nervioso central y produce dolores indescriptibles que te van invalidando. Siempre fui una mujer muy potente y había quedado reducida. El cannabis no estaba en mi mundo, entonces empecé a averiguar al respecto. No sabía a dónde me tenía que dirigir, creía que tenía que ir a una esquina a comprar algo. Investigando descubrí que en la ciudad existía una asociación llamada Tandil se planta, que bregaba por la despenalización del cultivo recreativo de la planta. Ahí me encontré con Gustavo Ojeda, su presidente, quien fue también presidente de nuestra organización. Él me explicó muchas cosas que desconocía. Y me invitó a una charla que se hizo en Tandil con el grupo Cannabis Medicinal Bahía Blanca. Llegué y había unas 30 personas: jóvenes con rastas, abuelas, mamás con hijos. Hablaron de autocultivo y muchas otras cosas, me sentí bienvenida y pude acceder a mi primer frasco de aceite de cannabis. Desapareció la fatiga crónica y mejoré de manera increíble. Un cambio notable en mi vida. Ahí decidimos con Gustavo y una jovencita llamada Agustina fundar Cannabis Medicinal Tandil, en esas charlas que teníamos en los cafés tomamos una de las decisiones más inteligentes: visibilizar la problemática y buscar el apoyo de las instituciones. Somos más mujeres grandes que jóvenes en la organización, a diferencia de otras agrupaciones del país.
-¿Cómo reaccionaron las instituciones ante esta propuesta?
-Fuimos a la universidad y nos entrevistamos con Cecilia Astigueta de la secretaría de extensión y le planteé la necesidad de legitimar el uso medicinal de la planta. Al otro día me convocó para hablar con Daniel Herrero, secretario de Extensión Universitaria, y nos sentamos a charlar para armar la primera jornada de debate, que se hizo el 1 de abril de 2017, dos días después de la sanción de la Ley 27350 de Cannabis Medicinal. Estuvieron presentes los médicos Marcelo Morante y Carlos Magdalena (reconocidos profesionales que se desempeñan en hospitales públicas y universidades) y comenzó un trabajo en conjunto con otras instituciones, como por ejemplo la Asociación de Abogados de Tandil. Se acercó a nosotros Gastón Argeri, que puso disposición a la abogada que hoy es nuestra letrada, Silvana Hanglin, y empezamos tener contacto con el Municipio, que avala todas nuestras actividades e iniciativas, e incluso adhirió a la legislación nacional. Nos sentimos apoyados, queridos y respetados por todas las instituciones y actores sociales. Nuestro mensaje fue fértil porque hubo receptores; la comunidad y las entidades, que supieron recibirlo.
-¿Encontraron alguna resistencia?
-No, al principio quizás algunos médicos, por desconocimiento. Hoy Tandil tiene 120 médicos que acompañan a sus pacientes. Esta agrupación no tiene médicos, los profesionales acompañan sus pacientes en el tratamiento con el cannabis que es complementario a la medicina tradicional, no es alternativo de nada. Jamás le diríamos a un paciente que abandone su tratamiento tradicional, sino que lo puede acompañar para una mejor calidad de vida. En esto ayudó la Ley 26529 de los derechos del paciente frente a los profesionales e instituciones de la salud. Cuando comenzamos a hablar con la gente sobre esto podían pasar dos cosas: el rechazo absoluto o una profunda empatía por el tema. Y hubo una gran empatía.
-¿La sorprendió esta reacción positiva?
-Sí, mucho. Aún me emociona ver que tantos médicos en Tandil entienden que el concepto de salud es amplio. Es entender el dolor del paciente. La intersolidaridad generada donde todos trabajamos para todos es realmente un ejemplo, ojalá pudiera extenderse a otros ámbitos de nuestro convivir ciudadano, todo sería distinto si nos pudiéramos poner en el lugar del otro. Aunque trabajamos con la enfermedad y el dolor, estamos llenos de alegría y esperanza.
Los beneficios del cannabis
-Además de actuar como un paliativo del dolor, el cannabis sirve también para aplacar y mejorar síntomas de diversas patologías. ¿Podría enumerar algunos de los beneficios?
-Sirve para tratar epilepsias refractarias, autismo, parálisis cerebral, muchas patologías neurológicas. En personas que padecen Parkinson se ven recuperaciones maravillosas, disminuyen los temblores y la rigidez. Un paciente con Alzheimer, por ejemplo, nunca va a volver a ser la misma persona pero puede recuperar la conexión con el otro, reconocer a sus hijos, nietos, manifestar su afecto. Ni hablar de las patologías del dolor como artritis, artrosis, fibromialgia. En los casos de pacientes con cáncer los ayuda a transitar la enfermedad y aliviar síntomas. Mejora la vida del paciente y de la familia. Decir hoy que no hay estudios ni pruebas para avalar esto es anacrónico. Hay estudios en todo el mundo, pero suele ser el argumento esgrimido para no recomendar su uso. Digo las palabras del Dr. Carlos Magdalena: “uno desde una posición ética, moral o religiosa puede estar o no de acuerdo con el cannabis medicinal, pero el cannabis es, no se puede negar”. Miles de personas en el país y 180 millones en el mundo lo emplean. En Tandil hablamos de mil pacientes que lo utilizan y casi 120 médicos que lo acompañan. Más 56 médicos de otras ciudades que derivan a sus pacientes a Tandil para conectarse e informarse con nosotros.
-¿Cómo puede hacer una persona que padece alguna condición de salud para encontrar respuestas en el uso del aceite cannábico?
-Que la gente recurra siempre a agrupaciones cannábicas, que son los que les van a brindar la información adecuada. Pueden entrar a la página de FOCA (Frente de Organizaciones Cannábicas Argentinas), donde hay un listado de agrupaciones de todo el país y la gente puede ver cuál es la más cercana. Tenemos un teléfono, 249-15 4601461, al que pueden comunicarse de lunes a viernes de 18 a 21 horas. En las redes sociales nos encuentran como Cannabis Medicinal Tandil . Las reuniones informativas son el primer sábado de cada mes a las 10 horas en el segundo piso del CCU, Yrigoyen 662 y el jueves 27 de diciembre se realizará la última reunión del año, esta vez en la Casa de la Cultura (Belgrano y Rodríguez) y ya está programa la primera de 2019 que será el sábado 2 de febrero en el Teatro de la Confraternidad. Invitamos a que todos se acerquen para debatir, conocer el tema y compartir historias e información.
El futuro que viene
-¿Qué objetivos lograron cumplir y qué esperan para el próximo año?
-Hemos trabajado mucho estos dos años y cumplido muchos objetivos. Pero queda mucho por hacer y el primer paso son las capacitaciones para profesionales, los médicos están formados pero no capacitados. En septiembre estuvo Diego Cruz Oyarce, cirujano de la Universidad de Santiago de Chile, quien trabaja atendiendo pacientes en Fundación Daya, asesorándolos en la implementación de sus tratamientos con terapia cannábica. Esto fue el puntapié pero necesitamos más y en eso vamos a trabajar el año que viene. Y un pequeño adelanto que nos tiene muy emocionados es que estamos muy cerca de trabajar en un proyecto de investigación con la Facultad de Ingeniería de Olavarría, eso está aún en proceso pero sucederá.
-¿Qué barreras legales tienen en la actualidad y cómo debería ser un marco normativo adecuado a las necesidades de la población que emplea el cannabis con fines terapéuticos?
-Las agrupaciones están cumpliendo el rol del Estado. La gente se ha empoderado. El aceite de cannabis debería estar en las farmacias para quien no quiera cultivar, bregamos por ello. Debe tener el derecho de ir a una farmacia y solicitar una dosis. Y que los pacientes que deseamos tener la posibilidad de cultivar nuestra planta para hacer nuestra propia medicina, podamos hacerlo. La ley penaliza el cultivo, el proyecto presentado por las chicas de “Mamá cultiva” fue reglamentado por el Ejecutivo nacional y lo regularon muy mal. Luchamos para cambiar esto desde legisladores, hasta médicos, abogados y asociaciones. La ley está mal regulada y se debe revertir eso, debemos acompañar lo que ha pasado en Chile y Uruguay, países vecinos que tienen otro marco legal. Tenemos laboratorios extranjeros han comprado tierras para cultivar cannabis en nuestra propia tierra donde está prohibido, es absurdo e injusto. Es el trabajo que tenemos por delante. El cannabis es ilegal pero legítimo, lo legitima el dolor que atraviesa a toda condición social, económica, política y educativa.
¿Qué dice la ley sobre el cannabis medicinal?
La ley 27350 promueve la investigación médica y científica del uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados y tiene por objeto establecer un marco regulatorio para la investigación de su uso medicinal, terapéutico y/o paliativo del dolor. La legislación no contempla el autocultivo, que siguen estando en una suerte de clandestinidad. “Lo que nos motivó a ir en busca de la ley, no se modificó. Seguimos estando en la ilegalidad”, dijo a un medio nacional Valeria Salech, una de las impulsoras de la ley. Se refiere al artículo 8, que originalmente buscaba crear un registro de usuarios y familiares para “eximirlos” de la aplicación del artículo 5 de la Ley 23.737 (de Estupefacientes), que entre otras cosas, condena el cultivo. No se prevé una autorización del autocultivo, ni mucho menos un mecanismo de cobertura ante eventuales allanamientos de las fuerzas policiales. El Gobierno optó por apostar a una reglamentación más restrictiva, que acota la utilización del cannabis medicinal para pacientes que padecen epilepsia refractaria –cuyo tratamiento está autorizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS)–, y crea el “Programa nacional para el estudio y la investigación del uso medicinal de la planta de cannabis, sus derivados y tratamientos no convencionales”.
Ana María y todas las personas que integran Cannabis Medicinal Tandil seguirán bregando por un cambio de paradigma para que la legislación argentina acompañe un proceso social y médico que ya está fuertemente arraigado.
Como reza el artículo 19 de la Constitución Nacional: “Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe”. Que así sea.