De Tandil al mundo
De repartir a pie 50 CV a chef de un restaurante Michelin, el tandilense Matías Flores hace camino al andar
Hace más de quince años Matías Flores estudió gastronomía en Tandil e inició un recorrido que lo llevó a cocinar con los mejores chefs del país y el mundo. Hoy se encuentra en Suiza, trabajando en un restaurante que lleva la firma del multipremiado cocinero Mauro Colagreco y sigue aprendiendo todos los días. Orgulloso de su ciudad y su gente, siempre piensa en la posibilidad de volver y apuesta a seguir trabajando con humildad y esfuerzo.
Matías “Coquito” Flores descubrió la gastronomía en Tandil y desde hace 15 años se dedica a cocinar y viajar por el mundo a fuerza pasión y trabajo.
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Nació en González Chávez en 1987 pero cuando tenía tres años su familia se instaló en Tandil. Transitó su educación primaria y secundaria en escuelas públicas y cuando terminó el colegio se anotó para estudiar Derecho en Azul. Estuvo dos años y medio estudiando leyes, hasta que se dio cuenta de que no era su camino. Ese proyecto de vida no prosperaba y se volcó a lo que le gustaba: la cocina.
El arte culinario es el que lo llevó de Tandil a todas partes y a su destino actual, Saint Moritz en Suiza (la cuna de las vacaciones de invierno alpinas y un destino de excelencia), desde donde conversa con El Eco de Tandil en su día libre del otoño europeo.
“Después de dos años de estar en Azul me inscribí en la Escuela Superior de Gastronomía, que estaba ahí en el Dique. Ese lugar se cerró, era relindo ahí para estudiar. Me formé en Tandil y a los 22 años terminé la carrera de chef. Los primeros, pasos los di allá, empecé desde bachero, que es lo más bajo de la escala organizacional de la cocina. Un amigo de Tandil, Gastón Urdampilleta, me dio el primer trabajo mientras estudiaba y con el paso del tiempo, en los veranos empecé a ir a hacer temporada a Mar del Plata. Primero arranqué en un restaurante, después trabajé varias temporadas en el Hotel Sheraton Mar del Plata, que era lo que más cerca para ir formándome y ver un poco lo que era la escala de trabajo de un cinco estrellas. Después empecé a ver que en Buenos Aires había mejores formaciones y me fui para allá a estudiar un posgrado en el Instituto Argentino de Gastronomía”, repasó Matías.
Para poder sostener su vida y estudios en Buenos Aires tenía que generar ingresos. Con paciencia, hizo una lista de todos los restaurantes donde quería trabajar, imprimió cerca de 50 currículums y los repartió a todos caminando.