De la angustia por la pérdida, a la esperanza de la solidaridad comunitaria
Con honda tristeza por lo ocurrido en el lugar al que asiste todos los días a trabajar, el director del área de Juventud del Municipio, Mariano Martina, contó que las pérdidas fueron totales. “No quedó nada”, dijo sobre las oficinas que comprendían su dirección y Punto Digital, todo en madera e histórico, donde sólo se salvó el salón de la Ludoteca.
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A pesar del dolor, manifestó su gratitud con la cantidad de personas que se comunicaron y se acercaron al edificio poniéndose a disposición. Destacó la presencia de la gente del barrio de “Las Ranas”, para quienes ese sitio es un lugar de referencia por que acuden a los talleres y demás actividades que se ofrecen.
Si bien ante el contexto de pandemia no estaban desarrollando talleres presenciales, sí realizaban lo que corresponde a clases de apoyo escolar y los vecinos mostraron “gran congoja”.
Indicó que no evaluaron aún cómo procederán, estimó que podrán avanzar con las acciones en el salón de la Ludoteca.
De aquí en adelante un arduo trabajo queda por realizar y detalló que tendrá que ver con limpiar el establecimiento, recuperarlo y armar un proyecto para volver a empezar. En este sentido, contó que tanto el edificio como todo lo que había en su interior, entre computadoras, instrumentos y material didáctico, estaba asegurado e inventariado “al día”.
Confirmó que en principio se trataría de una falla eléctrica, como dijeron los Bomberos y descartó que pueda tratarse de un hecho intencional. Ante esto, destacó que más allá de un robo que han sufrido recientemente, el espacio es muy respetado por la comunidad y que la gente del barrio lo cuida.
Recuerdos de un aventura pionera
Fue en noviembre de 2005 cuando empezaron a darse los pasos para ese gran proyecto de recuperar el edificio que pertenecía del ferrocarril, en 11 de Septiembre y Arana, para hacer un centro comunitario que terminaría incorporando a la Ludoteca, que iba acompañado también por el ludobús.
Parecía una utopía hace 15 años, ya que era el tercer sitio de ese estilo en todo el país, y no todos comprendían realmente a qué se referían con eso de sobreponer el juego como interacción entre los chicos. En ese entonces Julio Elichiribehety estaba como secretario de Desarrollo Social y la gestión de Miguel Lunghi acababa de crear la Dirección de Juventud.
“Estábamos convencidos que a partir del juego e intercambio con el otro íbamos a tener muchas respuestas”, contó el exfuncionario, que además recordó que la idea fue tomada de un pedagogo italiano y junto a la psicopedagoga Eliana Grill y un gran equipo se animaron a pensar todo el material para poner en marcha la ludoteca.
Desde su concepción, esta es una de las obras más armónicas de la gestión de Lunghi, principalmente por la inserción lograda. Describió que era un espacio pensado desde lo recreativo, donde los primordial era el encuentro con el otro, con el arte de por medio y el juego, “todo era integración”.
“Son tan imprescindibles esos espacios, uno no sabe cuánto aporte le hace a un chico en esa primera etapa de la infancia que de pronto en su ámbito familiar quizás no se da”, reflexionó. Entonces, pensó sobre la importancia de pensar con el otro, de “poder volar, crear y soñar”.
Por eso, cuando se enteró del incendio pensó en todos los sueños que se proyectaron y reveló que recibió llamados y mensajes de gente preguntando cómo podrían ayudar.
Si bien es un hecho lamentable, aseguró que también puede ser motivador para generar y multiplicar la solidaridad colectiva.