Daniel Álvarez repasó el arduo camino hasta concretar la fábrica y resaltó el logro conjunto
El director ejecutivo de Coopagro repasó el vínculo histórico de la institución con la lechería. Además, celebró la inauguración y convocó a seguir trabajando en conjunto. “Para que un negocio sea sostenible, tiene que ser negocio para las dos partes, sino el negocio se termina rápidamente”, expresó.

En nombre de Coopagro, el director ejecutivo Daniel Álvarez tuvo a su cargo el mensaje, en “un día muy importante para la cooperativa”. Agradeció el acompañamiento, repartió menciones especiales y agradecimientos, al tiempo que trazó el camino que recorrió el proyecto que comenzó a gestarse en 2018.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEn primer lugar, compartió que “en 1948, a sólo 6 años de la inauguración, la cooperativa, en el paraje La Patria, a 15 kilómetros de Tandil, tuvo su primera fábrica de quesos, Santa Teresa. Y por esas cuestiones de la vida no se pudo mantener, no se pudo sostener, pero siempre estuvimos muy vinculados”, contó al referirse a la lechería.
Recordó que el proyecto de la planta se gestó en 2018, en una de las crisis recurrentes del sector. En paralelo, marcó que Tandil es “sumamente flexible” porque “producir agricultura, ganadería, lechería o papa, es realmente alternativo. Cambiar de un rubro a otro, también”.
En ese análisis, indicó que las nuevas generaciones de productores estaban dispuestas a cerrar el tambo y sembrar soja. “Esa es la realidad, ese es el relato del año 2018. No era sólo un relato, porque mes a mes uno veía algún tambo menos”, confió Álvarez.
En ese contexto, la institución intentó generar una alternativa porque perdían los socios que dejaban la actividad, la cooperativa que aportaba insumos, la ciudad que resignaba puestos de trabajo y proveedores, y la industria.
Así, en una reunión que congregó al 80 ó 90 por ciento de los tamberos de la ciudad, se delineó un plan de acción de cuatro etapas. “El primer paso era hacer lo mismo que veníamos haciendo desde hace 80 años, con el trigo, con el maíz, con la soja, con la miel, comercializar por cuenta y orden. Concentrar la oferta y transformar a la cooperativa en un proveedor serio, responsable, que facilitara el negocio y la logística entre nuestros socios y la industria”, puntualizó y señaló que por entonces, el precio del litro de leche que se pagaba a los productores de Tandil estaba por debajo del valor de referencia.
Al “duro escenario”, le añadió que “no conocíamos de leche, un producto especial, perecedero, un mercado distinto, pero lentamente fuimos avanzando. Y el día de hoy creo que tenemos que estar contentos todos, cooperativa y socios, por los logros alcanzados: más de 300 mil litros se comercializan día a día a través de la cooperativa”, pero además “por encima del precio de referencia”.
El respaldo
En esa instancia, Daniel Álvarez agradeció a “dos actores fundamentales en este proceso” y mencionó a los socios y al grupo cooperativo, por el apoyo incondicional. También, a la industria, y mencionó especialmente a La Serenísima, “la primera que confió en la cooperativa”, ayer representada por su presidente Carlos Agote; a Adecoagro; a Milkaut y a la cooperativa Arroyo Cabral, por el acompañamiento y asesoramiento en el proyecto.
“Ni buenos ni malos, estos son negocios, pero ahora que estamos en la época de la sustentabilidad o la sostenibilidad, que todos los días nos cambian los términos, para que un negocio sea sostenible, tiene que ser negocio para las dos partes, sino el negocio se termina rápidamente”, señaló.

Con la primera etapa cumplida, confió que para producir mozzarella necesitaban desarrollar un mercado, porque sus socios ya tenían plantas que abastecían al interno. En ese tren, agradeció que Coopagro está integrada a la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) y destacó la presencia en el acto de su presidente, Francisco Farras, y del gerente general Ricardo Wlasiczuk.
Etapas finales
El director ejecutivo de Coopagro marcó que la tercera etapa del plan la saltearon, porque era buscar una planta con capacidad ociosa para producir y no había en la zona alguna plausible para concretar el proyecto.
“Tuvimos que desembarcar en la cuarta etapa que era encarar un proyecto propio”, dijo y recorrió varios pasos hasta optar por la fábrica de mozzarella, reconociendo la ayuda del Banco de la Nación Argentina.
“Álvarez mencionó además a los proveedores de tecnología, como Acma y Reda, empresas italiana y alemana, e Imai, y auguró que “esto recién empieza”, ya que habrá un camino por recorrer y depositó su confianza en el equipo de trabajo que encabeza Sebastián Ugalde.
El contador aclaró que “somos una cooperativa que comercializa leche por cuenta y obra de sus productores y ahora comercializa leche y mozzarella, pero no somos una fábrica láctea”.
En ese sentido, evaluó como “utópico” creer que va a resolver los problemas de la Cuenca Mar y Sierras, “pero estamos totalmente convencidos de que en la medida que la Cooperativa Agropecuaria y sus socios trabajemos en forma conjunta como lo hacemos, con las herramientas que tenemos, nuestras tres fábricas de alimento balanceado, nuestra unidad de comercialización de leche y esta fábrica de mozzarella, podemos y vamos a hacer mucho por mejorar la competitividad de la Cuenca”, trazando como objetivo que los asociados “obtengan por la venta de su producción el mejor precio posible”.
Para cerrar, expresó que “no tengo ninguna duda de que si a la lechería le va bien, le va bien a nuestros socios, le va bien a la cooperativa, le va bien a la industria, que va a tener más leche para producir, y le va bien a la ciudad también”.