OTRA CARA DE LA CRISIS HABITACIONAL
Cumplió un mes varada en Catamarca y necesita reparar su motorhome para volver
Ante el vencimiento de su contrato de alquiler, Paula Van de Walle viajó a comprar un motorhome para vivir con sus tres hijos. Hace un mes, a poco de emprender el regreso, el vehículo volcó y personal de Vialidad lo destrozó al pararlo sobre sus ejes. Sin ayuda, se encuentra en un taller chapista de la capital provincial. “Siento que estoy presa acá, en Catamarca”, dijo angustiada y relató detalles de la encrucijada que la tiene como protagonista.
Hace un mes, la tandilense Paula Van de Walle emprendió un viaje a Catamarca para comprar un motorhome y transformarlo en el hogar para sus tres hijos. Empujada por el vencimiento del contrato de alquiler y la voluminosa suma necesaria para entrar a otra vivienda, planificó todo con cuidado y partió a invertir su capital en el vehículo.
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Cuando estaba por regresar, ya con los papeles en regla y la valija cargada, el hombre que le vendió el colectivo intentó arrancar, no advirtió que estaba en cambio y lo soltó por una bajada pronunciada, cuando no había cargado el freno de aire. Tras morder una pirca, la unidad volcó y Paula fue trasladada al hospital, donde le curaron una herida en la frente. Mientras tanto, sin avisarle, personal de Vialidad utilizó dos palas mecánicas para levantar el motorhome, lo que le provocó serios daños y obligó a la mujer a permanecer allí en defensa de su único bien material.
“El colectivo andaba perfecto. Era ponerlo de pie el día del vuelco, arreglarle la pavada que se había roto del frente, que ni siquiera era el parabrisas, y salía andando. Me lo destrozó Vialidad”, reiteró e informó que fue dos veces a reclamar, pero esa dependencia deslindó responsabilidades en los bomberos que no tenían el equipamiento para mover el vehículo. Por lo tanto, no logró respuesta alguna.
“Siento que estoy presa acá, en Catamarca”, confió la emprendedora que se encuentra varada en un taller, viviendo en el motorhome, sin energía eléctrica y con temperaturas que superan los 30 grados. Es que para llegar hasta allí y comprar su casa, en Tandil vendió su auto, todos sus electrodomésticos y muebles, además de parte de su ropa.
Desde que emprendió el viaje -el 2 de septiembre llegó a la provincia del NOA-, su compañía y sostén es su perro Apolo. “Para mí es como que pasó un año, porque no se me pasan más los días”, relató la mujer que confecciona y vende ropa para muñecas articuladas tipo Barbie a través de su marca Anastasia.
Hasta aquí, no se comunicaron funcionarios del Municipio de Tandil para preguntarle por su situación ni ofrecerle ayuda, a pesar de que forma parte de la Feria de Mujeres Emprendedoras que organizan las secretarías de Desarrollo Humano y Desarrollo Productivo. “Es como que las vidas de todos siguen menos la mía y hay días que realmente no sé para dónde salir”, manifestó.
Para colaborar con el operativo de reparación y regreso a Tandil, se pueden hacer transferencias al alias ana.tandil.ropa, a la cuenta que utiliza para su emprendimiento como artesana.
“La estoy pagando de rebote”
Describió que algunas jornadas la atrapa la angustia, mientras que en otras está mejor. “Es difícil porque estoy en el motorhome, en un taller. Quiero llegar a mi casa. Yo no hice nada, no volqué el colectivo. No hice nada y la estoy pagando de rebote. Hay días que me pongo a pensar y digo ‘qué hago acá’. Hace un mes que no veo a mis hijos”, dijo con un hilo de voz y agregó que los chicos se permanecen con su padre, en la casa de los abuelos paternos.
En paralelo, compartió su preocupación porque su padre está enfermo y no ha logrado coordinar para que sus hijos visiten al abuelo, quien también tiene derecho a vincularse. “Yo a lo lejos, tampoco puedo hacer nada”, lamentó y expresó que sólo pide que “mi hermana pueda pasar a buscarlos y llevarlos a ver a mi papá”.
En medio del drama, ratificó que necesita reparar el motorhome que será el hogar familiar, opción que evaluó ante los costos de los alquileres. El sueño de los cuatro era darle al colectivo la función de vivienda, de movilidad para viajar juntos a las ferias a vender la producción de Anastasia y tal vez, en algún momento, tomarse unas mini vacaciones en una ciudad turística.
A la capital
Diez días después del vuelco y sin respuestas de la comunidad del pequeño pueblo de Andalgalá, Paula Van de Walle logró poner en marcha el motorhome y llevarlo hasta San Fernando del Valle de Catamarca. Un camionero de la zona se ofreció para manejar esos 200 kilómetros sin parabrisas, mientras circulaba custodiado por dos móviles de policía.
La dejaron en un taller chapista que le habían recomendado para comenzar con los arreglos. Por fortuna, consiguió un parabrisas usado de un colectivo fuera de circulación, y también compró parte de la chapa de la trompa y de uno de los laterales. Afrontó esos gastos “con lo último que me quedaba en la cuenta, pero lo tuve que pagar porque no podían avanzar los chapistas. Es un círculo que no termina más”, describió sobre su agobiante situación económica.
Si bien cuando llegó a la capital de Catamarca contrató alojamiento, al ver que pasaban los días se mudó al motorhome. “No puedo pagar hospedaje. Estuve pagando un tiempo, pero no pude más porque se me va mucho en gasto”, afirmó.
Con tardes de más de 30 grados, pasa las horas sin electricidad. “Hace mucho calor y no tengo tampoco para bañarme porque se me rompió el calefón en el vuelco y la instalación de 220. Es una lucha diaria”, describió y se refirió a los altibajos anímicos en su complejo trance.
“No hice nada para estar acá y siento que estoy presa acá, en Catamarca, sin poder salir a ningún lado”, reflejó en diálogo con El Eco de Tandil. Los días se le vuelven eternos, ya que no le pudieron enviar sus productos para vender en alguna feria por el costo del transporte.
“Trato de salir a caminar cuando baja un poco el sol para despejar la cabeza, porque me voy a volver loca acá adentro”, manifestó y añadió que “tengo los días contados, la plata contada. Los días se me hacen eternos”.
En paralelo, el chapista estimó que le falta una semana y media de trabajo para que pueda salir a la ruta. Sin embargo, el problema es que le debe la mano de obra y no tendrá para el combustible. “No le pagué nada, hasta ahora lo que vengo pagando fueron el parabrisas y las chapas; de la mano de obra no he ido entregando nada porque entiende la situación también, pero se lo tengo que pagar antes de irme. Me había pasado en su momento 500 mil de presupuesto. Para mí es un bolazo de plata al no poder generar nada”, explicó.
Además, lamentó que “me perdí dos ferias que ya había pagado. Una en Rauch, la de la Fiesta del Ave de Raza, que pregunté si me podían devolver el dinero y no me dieron bola. Otra en Santa Fe, que es ahora el 6 (de octubre), que también la había pagado y les expliqué la situación, tampoco me devuelven la plata. No es que no quiera ir o no quiera cumplir, estoy varada acá, no tengo forma de ir”.
“La única que salió perdiendo soy yo”
Paula Van de Walle contó que dos políticos tandilenses le ofrecieron el pasaje para regresar, pero “en Tandil no tengo nada. Vendí todo. No tengo casa, nada. Si vuelvo a Tandil sin el motorhome, no tengo ni dónde llevar a mis hijos”.
Como contrapartida, se siente alejada de los chicos. “Son un montón de cosas que se me cruzan en la cabeza y no sé para dónde salir”, reconoció y recordó que “yo había hablado con los nenes, estaban re entusiasmados con que iba a ir con el motorhome e íbamos a vivir acá, y de repente, se me desvaneció todo lo que tenía planeado y no tengo la culpa de nada, porque ni siquiera lo volqué yo al colectivo”.
En tanto, tras repasar las circunstancias que devinieron tras el accidente, el modo en que Vialidad levantó el colectivo y la soledad en que quedó en Andalgalá, reflexionó que “la única que salió perdiendo acá soy yo”.
En paralelo, cuestionó la falta de empatía de los lectores que opinaron en las redes sociales sobre la primera nota que publicó ElEco.com.ar. Con la voz quebrada, dijo que “leía cada comentario de gente que no conoce ni historia, no sabe mi lucha, no sabe mi esfuerzo para poder llegar acá, y veía las críticas y me preguntaba por qué tan poca empatía que no se ponen en mis zapatos”.
“Yo no estoy bol… acá en Catamarca, vine a buscar mi casa. Lo único malo que hice fue venirme a 1.600 kilómetros a buscar mi casa, que era el lugar más barato donde conseguí. En Buenos Aires me pedían una locura y dije ‘bueno, me voy hasta allá a buscarlo’. Es lo único que hice malo… Y a los nenes no los traje porque no quería que perdieran días de colegio”, respondió.
Reflejó que no es grato estar varada en Catamarca, con 34 grados, sin heladera, ni cocina. “No estoy de vacaciones pasándola bomba. Hay días que no paro de llorar. No sé para dónde salir”, describió.
Entre otras preocupaciones, agregó que “tengo que entregar la casa donde estoy en Tandil y no puedo. Tengo que pagar el alquiler septiembre y octubre, y la tengo que entregar porque en octubre vence el contrato y no me lo renovaban. Igualmente, así me lo hubieran renovado era imposible pagar lo que piden. Entonces salí los primeros días de septiembre a buscar el motorhome para poder entregar a fin de septiembre la casa”.
“Lo único que quiero es volver”
Conmovida, Paula Van de Walle aclaró que “lo único que quiero es volver. No estoy de vacaciones, no la estoy pasando bien. Hay días que me desespero. No quiero siquiera comprar para tomar agua fresca para no gastar plata de más y después veo las críticas de la gente”.
Entre otras cosas que le dolieron, lamentó que dijeran que no tenía licencia para el motorhome, o que el vehículo no estaba asegurado. “Tengo carnet para manejar camión, que me lo hice antes de salir de Tandil, me salió carísimo también porque tuve que pagarle 8 mil pesos a un señor para que me prestara el camión para hacer la prueba. Yo de allá salí con todo en regla”, advirtió.
“Hablan todos, porque hacen catarsis con una nota. Pero a mí, que estoy en esta situación, todo me angustia. Primero que me juzguen como madre, porque todo lo que estoy haciendo es por mis hijos, para no quedarme en la calle con ellos. Todo lo que estoy haciendo es por ellos, porque yo vivo en cualquier lado sola. Lo que estoy haciendo es para poder estar con ellos”, reafirmó.