Controles rigurosos, malos tratos al personal e intenso tráfico en los puestos de acceso
La nueva etapa de distanciamiento social hizo aumentar la cantidad de gente que intenta entrar a Tandil sin motivo y se intensificaron los controles en las rutas. El personal que se desempeña a diario en los puestos de acceso a la ciudad es blanco permanente de maltratos, quejas y denuncias. Con escasez de recursos materiales y humanos, realizan con rigidez el monitoreo vehicular, y más allá de la responsabilidad estatal en la gestión de los ingresos, el foco también está en la conciencia ciudadana a la hora de circular.
Con el avance de fase y la reapertura de actividades en Tandil, los puestos de control en las rutas se volvieron aún más fundamentales para filtrar la afluencia de público y mantener la vigilancia epidemiológica en la ciudad. En los últimos días, fueron blanco de múltiples quejas acerca de su funcionamiento y en torno al ingreso indiscriminado de personas, sobre todo turistas, ávidos por gozar de las libertades obtenidas por estos lares.
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El Eco de Tandil recorrió el puesto localizado en La Vasconia, sobre la Ruta 226 antes del cruce con la Ruta 74, una de las postas que más vehículos debe atajar por tratarse de uno de los accesos y puntos de conexión más importantes.
Desde el principio de la cuarentena, los tres puestos de control se emplazaron en la Ruta 226, Ruta 30 y La Vasconia, que conforman un único corredor de acceso a la ciudad por la Ruta 226. Por otro lado, permanece cerrado el cruce Scarminacci –sólo se permite salir de Tandil-, y en el caso de los cruces de El Gallo y el cruce de la Base Aérea hacia la 30, están bloqueados con taludes de tierra.
Hace diez días las autoridades municipales decidieron bloquear, adicionalmente, el primer cruce de los caminos rurales 4 y 6, entrada alternativa a Tandil por camino de la playa del Ferrocarril General Roca; el segundo cruce de los caminos rurales 4 y 6 que conecta a la Ruta Provincial 30 con Escuela 18 – Paraje “El Solcito”; el camino rural 103-05 en su cruce con vías del Ferrocarril General Roca que conecta la Ruta Provincial 74 con el camino rural 103-04 hacia el Paraje “El Solcito”; y el camino rural 6 entre Paraje “Desvío Aguirre” y camino rural 103-04 hacia Paraje “El Solcito”.
Un día como todos
En la mañana de ayer, pese a la niebla y el mal clima, era posible observar una gran cola de automóviles y camiones esperando su turno para pasar por el monitoreo. Además, se podía ver al menos una decena de rodados orillados en la banquina tras no haber superado las exigencias del acceso.
Según los testimonios recolectados en el lugar, se trataba de personas que necesitaban arribar a la ciudad para asistir a una consulta médica, pero que debían esperar la hora del turno para entrar, con el objeto de evitar que circulen por la zona urbana sin rumbo.
También estaban quienes deseaban concurrir a un remate de hacienda pero se les impidió el paso. Y en el grupo rechazado se encontraban, además, comisionistas provenientes de Barker y Benito Juárez, a quienes a partir de este martes se les restringió el ingreso a Tandil para trabajar, por tratarse de localidades cercanas a Olavarría, comunidad que registró un aumento exponencial de casos de Covid-19 positivos en muy pocos días.
Una tarea poco reconocida
Los controles son realizados por el personal del área de Control Urbano Vehicular a cargo de Walter Villarruel, con el apoyo de agentes de la Policía Bonaerense y de voluntarios, que se ocupan de registrar la documentación, los permisos de circulación y de tomar la temperatura.
Parece evidente que poner el cuerpo todos los días en un sitio así no es fácil. Y más cuando faltan recursos humanos y materiales. Aunque el bastión fundamental es el del control estatal, el otro pilar para garantizar un monitoreo exitoso y preservar la situación sanitaria, es la conciencia ciudadana.
En la línea de fuego, los trabajadores deben soportar el maltrato constante de los ocasionales transeúntes, que en varios casos llegan a la agresión verbal y las amenazas. “Estamos cansados” es la frase que más se repite después de 90 días de trajinar diariamente el puesto. En su labor cotidiana, deben lidiar con muchos frentes y exponerse constantemente a los avatares que implica moderar un sitio de estas características, cuyo tráfico es interminable y donde se producen distintas situaciones y contingencias.
En este sentido, los trabajadores expresaron su dolor por el menosprecio a su tarea y por la proliferación de denuncias injustificadas que alertan sobre la entrada descontrolada de personas a la planta urbana, circunstancia que desmintieron rotundamente.
El funcionamiento de los puestos
Dentro de esta crónica se podría enunciar que el puesto cumple, también, la función de barrera para limitar el paso de los deportistas que, envalentonados, por los permisos para salir a correr, pescar o hacer ciclismo, pretenden salir del ejido urbano y aventurarse más allá. “Les explicamos que la autorización es para hacerlo internamente, dentro de la ciudad, no los podemos dejar pasar por la ruta”, detallaron.
Por otra parte, las maniobras de evasión en los caminos alternativos son una constante. En determinados cruces se suele detectar que la gente se pasa de un auto a otro a pie, entre otras artimañas para burlar los controles.
De acuerdo a las experiencias recogidas durante la jornada de ayer, sí hay un buen acatamiento por parte de las personas que llegan desde localidades con transmisión comunitaria para presentar la documentación y realizar la cuarentena correspondiente. La normativa vigente indica que quienes provengan de zonas donde haya circulación local de coronavirus, deben cumplir con el aislamiento obligatorio de 14 días. En esos casos, se activa el protocolo que consiste en medir la temperatura, completar una declaración jurada y convocar a la Policía para que escolte el vehículo hasta el domicilio donde cumplirán con el confinamiento.
La Policía Local cuenta con el listado donde constan los datos personales, como nombre y DNI, domicilio de cada uno de ellos y fecha en que terminarán la reclusión. De acuerdo a los registros policiales, más de 400 personas se encuentran en esta situación. El jueves y el viernes últimos, se tomaron 130 declaraciones juradas de personas que entraron de forma justificada y están haciendo la cuarentena.
Estrategias de monitoreo
Walter Villarruel, director de Control Urbano Vehicular, conversó con este medio y aseveró que “los controles cumplen con su propósito”. El funcionario afirmó que la mayoría de la gente que se desplaza por las vías de acceso es de Tandil o ingresan con causas avaladas. Por otro lado, están los vehículos que simplemente circulan por la cinta asfáltica, con destino a otras localidades.
En esta circunstancia, si bien el tránsito por la ruta es libre, entre los puestos trabajan de forma coordinada para corroborar el efectivo paso del rodado en cuestión por cada uno de los retenes y asegurarse que no entre al área urbana.
En estas situaciones, el personal toma una imagen del transporte y avisa a la siguiente posta para que verifique su paso. De no registrarse la presencia del vehículo, se informa al Centro de Monitoreo para que lo capte a través del sistema de videovigilancia y, seguidamente, las fuerzas de seguridad lo ubican e infraccionan. Esta modalidad se replica de modo habitual.
“Cuando vemos algo dudoso hacemos el acompañamiento para que salga del Partido con escolta policial. A veces no contamos con el recurso humano para hacer el traslado y confiamos en las personas, la mayoría lo hace, porque relevamos su paso por el otro puesto”, relató Villarruel.
Vale recordar que pueden ingresar a Tandil todas las personas que posean domicilio en el medio o que puedan acreditar que residen de manera permanente aquí. El acceso está permitido también para quienes desempeñen actividades esenciales y para la realización de estudios o turnos médicos con la documentación respaldatoria pertinente, más allá del permiso de circulación.
“Lengua larga”
El titular del área de Control Vehicular reconoció el trabajo de los empleados que se desempeñan en los puestos y el enorme esfuerzo que hacen para coordinar todas las acciones. En torno a las denuncias sobre la entrada de turistas, las calificó de “mala educación para los que estamos en las rutas”. “Tienen la lengua muy larga y la mirada muy corta”, sentenció.
En tanto, expuso que el viernes, día que se difundieron las imágenes que daban cuenta de un notable movimiento vehicular en los accesos, más de cien vehículos fueron rechazados. Esta situación se repitió el domingo, cuando una gran cantidad de automóviles intentó penetrar los controles sin motivo justificado. Este comportamiento resulta desconcertante para los responsables de los puestos, quienes no saben si adjudicárselo al desconocimiento de las personas sobre el manejo imperante o a la indolencia frente a las estrategias de monitoreo y control.
Responsabilidad ciudadana
Sin mucho más margen de acción, desde el Municipio apelan a la conciencia ciudadana y la buena predisposición de la gente para cumplir con las recomendaciones de no desplazarse a menos que sea estrictamente necesaria y esté avalado por las excepciones y permisos vigentes. No es un detalle menor que los permisos de circulación que se tramitan en la página web del Gobierno nacional tienen carácter de declaración jurada. Esto significa que los datos consignados pueden ser falsos pese a que hay consecuencias legales al respecto, previo control y constatación de los mismos. No obstante, siempre prima la buena fe en torno a lo expuesto por los transeúntes.
“En los puestos dependemos también de la buena voluntad y honestidad de la persona que viene. Pasa que vienen y muestran un permiso que es original, se verifica el código y es válido, pero los datos que ponen no son reales y la página lo otorga igual. Hemos encontrado direcciones con numeración al cero, que no pueden existir”, explicó.
“Tranquilos no nos podemos quedar. El control en los puestos no es lo único que va a determinar si podemos tener contagios o no, pasa por la responsabilidad de cada uno también”, señaló.
Olavarría y Necochea, en la mira
De acuerdo a la información vertida por el Estado nacional, las zonas de transmisión comunitaria son la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el Área Metropolitana bonaerense; las localidades de Resistencia, Barranqueras, Fontana y Puerto Vilelas, en Chaco; la ciudad de Trelew en la provincia de Chubut; Ciudad de Córdoba y los distritos rionegrinos de Bariloche y Cipoletti. Además, el aislamiento siguen siendo obligatorio para todos los que provengan del extranjero.
En los últimos días, el Comité de Seguimiento epidemiológico del Covid-19 de Tandil le pidió al intendente Miguel Lunghi que decrete la inclusión de Olavarría y de Necochea como zonas de riesgo por los recientes brotes de contagio y, por lo tanto, se someta a todas las personas que arriben desde estas dos ciudades a realizar el aislamiento. Según trascendió, la comuna evalúa jurídicamente si tiene la potestad de adoptar esa determinación que, hasta el presente, es patrimonio de los gobiernos provinciales y nacionales.
Por el momento, en los retenes la orden que tienen es la de dejar pasar a quienes arriben desde esas ciudades, pero se les hace firma una declaración jurada para que sus datos queden asentados. En caso de que el escenario cambie y se obture el ingreso desde estas poblaciones o se los obligue a efectuar el aislamiento estricto, se pretende que con los datos, las autoridades sanitarias puedan ubicar a las personas en cuestión para establecer el nexo epidemiológico, de ser necesario.