HOSPITAL SANTAMARINA
Continúa a buen ritmo la masiva campaña gratuita de testeo de Hepatitis “C”
La iniciativa busca concientizar sobre la enfermedad y promover su detección porque se trata de una patología que no presenta síntomas y puede causar con los años cirrosis o cáncer hepático. El médico infectólogo Jorge Gentile resaltó la importancia del diagnóstico precoz para acceder a la cura.
La campaña desplegada desde los Consultorios Externos del Servicio de Infectología se orienta a detectar la presencia del virus de la Hepatitis C en adultos mayores de 40 años, fundamentalmente en la franja que va de los 50 a 70, y se desarrolla durante septiembre y octubre.
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El reconocido médico infectólogo Jorge Gentile, a cargo del servicio, visitó el piso de “La ciudad” y contó algunos detalles sobre la iniciativa de gran alcance poblacional que apunta a identificar la enfermedad para así poder suministrar el tratamiento adecuado.
Las hepatitis
La hepatitis C es una enfermedad relativamente nueva que fue redescubierta en 1990 y tiene algunas características de transmisión que la hace diferente. Se transmite por sangre, jeringas o agujas contaminadas, y las primeras epidemias se producían en centros de salud por falta de conocimiento o esterilización inadecuada. Es la principal causa de trasplante hepático en el mundo y no presenta síntomas, lo que dificulta su detección y tratamiento.
Por otro lado, la hepatitis A es una virosis hepática que puede causar morbilidad de moderada a grave. El virus de la hepatitis A (VHA) se transmite al ingerir alimentos o agua contaminados o por contacto directo con una persona infectada. Casi todos los pacientes se recuperan totalmente y adquieren inmunidad de por vida. La hepatitis B es una infección que puede dar lugar tanto a un cuadro agudo como a una enfermedad crónica. Los modos de transmisión más habituales son el contagio del feto por virus de la madre durante el parto y el contacto con la sangre u otros líquidos corporales.
Enemigo silente
Mediante una sencilla extracción de sangre y tras pruebas de laboratorio, el paciente puede saber si tiene o no el virus para proceder al tratamiento en caso de que sea necesario. En esta oportunidad, un laboratorio privado donó mil test para ser utilizados de forma gratuita y contribuir a la detección y visibilización de esta enfermedad.
Como el cuadro se manifiesta tardíamente, una persona puede portar el virus de manera crónica durante 20 años, tras los cuales aparece cirrosis o cáncer de hígado. El alcohol empeora la situación y muchas veces confunde el diagnóstico, ya que suele creerse que quienes padecen cirrosis es por la adicción al alcohol pero resultan estar infectados con el virus.
A diferencia de las hepatitis A y B, que tienen vacuna disponible, herramienta que redujo considerablemente la incidencia de la patología, el tipo C no cuenta con elementos preventivos pero sí con medicación y tratamiento que en tres meses curan hasta el 95 por ciento de los casos.
“Proponemos que al menos una vez en la vida el médico le solicite al paciente un test o que la persona vaya a analizarse, lo puede hacer de forma espontánea”, contó Gentile.
La vacunación como acto colectivo
Consultado sobre los rebrotes de diferentes enfermedades infectocontagiosas a partir del surgimiento de movimientos antivacunas, Gentile fue muy cauto y aseveró que no hay que conflictuar sino tratar de motivar y esperar. Acordar no es fácil, es una fuerza muy grande conseguir acuerdos y consensos, hay que respetar siempre pero hay cosas que son de salud pública. Si decido no vacunar a mis nietos con la vacuna antirrubéola, por ejemplo, el problema es para otro. Capaz que al pariente mío no le hace nada y a otro lo enferma, es una cuestión solidaria y colectiva”, explicó.
Según datos de la Secretaría de Gobierno de Salud de la Nación, la estrategia de vacunación recomendada para la hepatitis A a una única dosis a los 12 meses de vida. También está recomendada para población de riesgo. En la Argentina, la hepatitis A llegó a constituir el 90 por ciento de las hepatitis agudas que afectaban a los niños. Sin embargo, desde 2007 no se realizaron trasplantes de hígado en la población objetivo de la vacunación.
Para la hepatitis B el calendario indica una dosis neonatal en las primeras 12 horas de vida y desde 2012 es obligatoria para todas las personas de cualquier edad. Quienes no estuvieran vacunados o tienen que completar las dosis faltantes, deberán recibir el siguiente esquema: primera dosis desde los 11 años en adelante, segunda al mes y tercera dosis a los 6 meses de la primera. En el caso de haber recibido alguna dosis previa, completar con las dosis que falten. No se requiere orden médica.