Con el arte como bandera para evitar el fin, Atrapasueños logró abrir el diálogo con el Municipio
Todos los que llevan adelante voluntariamente la organización social comunitaria del barrio Maggiori realizaron un festival para resistir el cierre. Ante los vecinos que se acercaron a dar su apoyo, informaron que finalmente su pedido fue respondido y hoy serán recibidos por el Concejo Deliberante. Piden que la Municipalidad no les suelte la mano y poder sostener el espacio.
El Atrapasueños es un centro cultural barrial que, con el tiempo, se convirtió principalmente en un espacio de contención, amistad y aprendizaje. Desde hace nueve años que está en el mismo sitio, Figueroa al 2200 del barrio Maggiori, sosteniéndose gracias a un subsidio de la Municipalidad de Tandil y a un montón de corazones que a diario ponen sus ganas y tiempo, sin cobrar un peso.
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En febrero de este año los referentes del espacio fueron convocados por la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia para informarles que debido a la implementación de la Ordenanza 16.321, que regula ese tipo de espacios, dejarían de percibir la ayuda que habitualmente les otorgaban. Como consecuencia, desde ese mes no se paga el alquiler del lugar y ahora están en serio riesgo de cierre.
Según indicó Marita Vallaza, una de las representantes de la organización, ahora pasarán a recibir un monto mucho menor que todavía no saben si alcanzará a cubrir, al menos, el gasto de la renta mensual que es de alrededor de 8 mil pesos.
Cabe destacar que tanto quienes dan clases en el lugar, como quienes se ocupan de su mantenimiento no perciben sueldo alguno por las tareas que realizan, sino que lo hacen a voluntad. “Los colectivos para venir hasta acá, las galletitas para los chicos, cuadernos y otros artículos se consiguen a pulmón”, coincidieron Adrián Begbeder, Marcelo Santillán, Dardo Fernández y María Correa. “La ordenanza no fue pensada para eso. Fue hecha para fortalecer y no para desfinanciar”, determinaron.
Como primera medida, los que allí trabajan se organizaron e inmediatamente presentaron una nota a la comuna para pedir que se analice o revierta la situación, pero no tuvieron respuesta hasta el sábado. Además, con la intención de visibilizar la problemática, organizaron un festival artístico bajo la consigna “No al cierre del Atrapasueños” en las inmediaciones del predio, que fue todo un éxito.
Para no dejar escapar los sueños
Para lograr el evento invitaron a artistas de distintas ramas que enseguida se acoplaron a la propuesta y así, a modo de apertura, ofrecieron al público una clase abierta de murga con los chicos de La Murga Soñada. El espectáculo siguió con una pareja de folclore que deleitó con su danza; seguidos por Paz, que mostró su destreza en el trapecio; a continuación se presentó una escena de teatro protagonizada por dos estudiantes de la Facultad de Arte. También se lució Rocío Sosa, que cantó unos temas, y los chicos de Impromondo, que contaron cuentos. Además, los chicos de Fruta y Cande Tapia le pusieron ritmo a la tarde con su música, al igual que Andrés Ibarra que hizo lo mismo pero enseñando baile.
Como para dejar plasmada la lucha, bocetaron un mural que fue pintado el sábado, donde todos los presentes mostraron su apoyo al dejar plasmadas sus manos, como sosteniendo el centro cultural.
“El objetivo fue visibilizar la lucha que estamos teniendo en este momento, porque hace dos meses que nos dejaron de pagar el alquiler y se nos ocurrió hacer este festival cultural, ya que sin ese subsidio estamos complicados para seguir estando acá”, coincidieron los colaboradores y voceros.
Justo un momento antes de que comiencen a sonar los instrumentos de Fruta, otra de las referentes, Milagros Mujica, anunció por micrófono con gratificación y expectativa que finalmente habían recibido una respuesta a su petitorio y hoy, a las 10, se reunirán con integrantes del Concejo Deliberante en la Municipalidad.
“Necesitamos que el Municipio de Tandil siga acompañando esta propuesta con el subsidio de alquiler”, pidieron, aclarando que ninguno de los que allí trabajan cobra por estar, “por ponerle la cabeza, el alma y la alegría a este espacio”. Explicaron a continuación que los apoyos económicos que alguna vez recibieron son para la leche, lápices y algún que otro boleto del colectivo. “Somos vecinos, estudiantes, trabajadores, niños que vivimos o vamos hasta el barrio. Somos una comunidad resistiendo hace años a este neoliberalismo atroz. Y no queremos que se cierre”, expresaron.
Es que así se cerraría un pedazo de historia y más puertas todavía para los chicos del barrio, y si eso sucede costará mucho reabrirlas, teniendo en cuenta “el actual retroceso e involución en materia de políticas sociales”.
Lugar de arte, familia y contención
No solamente es vecino del barrio y padre de una de las chicas que asiste a la murga del centro cultural, Marcelo Santillán está siempre listo para ayudar con el corte de pasto u otra tarea de mantenimiento, cada vez que así lo requieren. “Estamos acá como familia, apoyando al Atrapasueños”, dijo, revelando el dolor que se siente al pensar que le están soltando la mano “a una ONG que contiene a la barriada”.
A esa organización social comunitaria asisten aproximadamente cien chicos y familias que aprovechan los talleres que ofrecen. Si este espacio faltara, advirtieron que “muchos pibes quedarían a la deriva. Acá se los contiene, se les da apoyo, clases de teatro, murga y otro montón de actividades, entonces en vez de estar deambulando por el barrio, se los ve acá”, dijo el vecino y voluntario, asegurando que no se perdería solamente algo cultural sino un espacio de referencia.
Por su parte, Dardo Fernández, que es estudiante de Ciencias Exactas, sostuvo que además de ser un punto de encuentro para la gente del barrio, también lo es para personas de toda la ciudad. Ya que como él, que se hizo carne y parte de las necesidades sin ser de allí, hay muchos más.
“Y es la gente la que lo sostiene”, remarcaron todos con alegría.