Cartas de lectores
¿Con el voto de 2019 cambiamos el país?
Recibí las noticias en tu email
Señor Director:
En estos días, casi todas las encuestas coincidente en que la señora Cristina Fernández de Kirchner tiene una intención de votos, para el caso de postularse a una nueva presidencia, de alrededor del 30 por ciento del electorado, es decir casi diez millones de votos. Diez millones de compatriotas para apoyar a la exitosa abogada. De ser así, esto me lleva a creer que, gane o pierda Cristina, va a ser muy difícil pensar en un país mejor.
La corruptela de las presidencias de la hoy Senadora, los robos y negociados de sus colaboradores, el ensañamiento con la prensa libre, el manejo de los jueces y en definitiva la burla a las instituciones del país, pareciera que significa muy poco para toda esta gente a la que le falta de honestidad y principios democráticos de un gobernante no le resulta algo importante a la hora de elegir.
Es justo suponer que, con semejante número de los que prefieren volver a la autollamada década ganada; al resto de la sociedad le será muy arduo plantear un crecimiento basado en el trabajo y en el respeto por el otro.
No hay dudas que las decisiones del Gobierno actual han golpeado a una sociedad cansada de ajustarse el cinturón, más creo que tenemos un convencimiento que podemos seguir viviendo de los subsidios, y que el país lo arregle otro.
Pero sería un error fatal que este desencanto, que supuestamente tiene que ser pasajero, nos lleve a creer nuevamente en aquellos que nos esquilmaron para su propio beneficio, nos mintieron descaradamente y quisieron convencernos con un relato de justicia social que jamás existió. Confió en el ciudadano común para que vote a dirigentes que nos respeten, si todavía los hay. Confío en que una abrumadora mayoría de argentinos desee un país mejor con gobernantes honestos y capaces, si los hay. Deseo confiar en un gran futuro. Dejemos la “grieta” a un lado, tratemos de ser solidarios. Debemos ser unidos, ¿desparramados qué hacemos?
Osvaldo A. Tessamenti
Una para imitar
Señor Director:
Habitualmente es noticia el robo, el engaño, pero pocas veces las actitudes honestas se resaltan con grandes títulos.
Quiero contar que el día 30 de enero de 2019, salgo del Banco Nación, me subo a un taxi, le digo que quiero ir sentado adelante y el chofer me dijo que no había problemas.
Llegamos a mi casa, charlamos unos minutos y se fue. Como a las dos horas quería hablar por teléfono y no lo encontraba, por lo que me fui a la parada de taxis que está en la plaza del centro donde sus compañeros me dieron la dirección del taxista y a su vez me preguntaron si buscaba un teléfono.
El señor Enrique Ortiz (El Potro), taxi número de licencia 197, con parada en la Plaza Independencia, le habían ofrecido 5 mil pesos por el teléfono y él se negó. Ojalá que más personas imiten este enorme gesto.
DNI 5.384.710
“El reservado”
Señor Director
Quién hubiese pensado que tan adentrado en nuestra “idiosincrasia” no tradición, estaría el reservarle a los rebeldes un juego de muerte, haciéndole creer a los insensibles espectadores que ese “reservado” lo disfruta. Y es que para el léxico gauchesco, ese potro que se revela al rebenque y se niega a perder su dignidad, ese arisco que jamás será manso ni servil, era “reservado” en las estancias para burlarse de algún forastero creído de sus habilidades de monta. Y si, la doma es
cruel; si el potro no se amedrenta al “convite” del rebenque del jinete, ese magnífico ejemplar de brío y libertad, a falta de una utilidad mejor para su “dueño” conocerá la “jineteada”, la que lejos de ser parte de una tradición argentina con sólo cincuenta y tres años de existencia como fiesta popular (de 1966 data el primer Festival de “Doma” y Folclore de Jesús María, Córdoba) se equipara a una Plaza de Toros en donde “bestia” y “humano” compiten por el honor de la
victoria, aunque la bestia nunca la disfrute.
Un indomable no juega, no simula al intentar desprenderse de lo que le es ajeno, en medio del barullo, los golpes, el hacinamiento, la carga de estrés le es enorme a una criatura altamente sensible. Ningún caballo debería pasar por ese infierno. La muerte de Pampero, el 16 de enero en el Festival de Jesús María, en su vana lucha final por recuperar alguna libertad, ha evidenciado la cara gauchesca menos
amable. No más jineteadas, no más sufrimiento animal evitable.
Karina Zerillo Cazzaro
DNI 21653863