La selección en semis
Argentina dio otro importante paso tras un partido infartante, y explotaron los festejos en la isla y el centro
Una gran multitud de hinchas argentinos vio el sufrido partido de la selección en la Isla del Lago a través de una pantalla gigante, Argentina ganó en los penales, y el explosivo festejo se trasladó al centro de la ciudad.
Como viene siendo costumbre en este mundial, la Secretaria de Desarrollo Productivo volvió a ofrecer al público la posibilidad de ver el partido de la selección en una pantalla gigante, y la sede fue nuevamente la Isla del Lago, donde ya se ubicó en los partidos frente a México y Australia. Esta vez el rival fue un difícil Países Bajos, que terminó empatando en el último minuto del tiempo reglamentario para extender los nervios en una tarde inolvidable para el pueblo argentino y lógicamente para los presentes en la isla. Luego de los penales, la algarabía se apoderó del ambiente, y después de abrazarse a la costa del lago, el público se unió a una multitud de tandilenses que llenaron la esquina de Pinto y Rodríguez para celebrar el pase a semifinales.
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La previa
La jornada en la isla arrancó desde temprano, la puertas se abrieron a partir de las 12, y se pudo ver el partido de Brasil vs Croacia, en el que los sudamericanos quedaron eliminados en un gran partido que culminó en los penales. Menuda previa futbolística para el puñado de fanáticos que decidieron establecerse desde el arranque para asegurarse un lugar privilegiado para la cita principal. El clima de la tarde acompañó, si bien en la apertura y durante el partido de brasileros y croatas el sol fue muy intenso, a medida que se acercaba el de la selección argentina las nubes comenzaron a taparlo, y se levantó una refrescante brisa. En el lugar había servicio de cantina con comida y bebidas, juegos inflables, un puesto de pochoclos y algunos gazebos para resguardarse a la sombra.
Los penales convertidos por Croacia se gritaron en cierta medida, y luego de la derrota del eterno rival de la Argentina, se escucharon algunas cargadas y risas entre los presentes, que duraron poco, ya que volvieron los nervios cuando la trasmisión dio inicio a la previa de Argentina vs Países Bajos.
Mientras, el lugar se iba copando de gente vestida de celeste y blanco, que llegaba con heladeras portátiles, refrescos, reposeras y algo para picar. Para calmar un poco los ánimos bailando, hizo su presentación musical la banda “Despojados”, un grupo de cumbia que levantó a la gente de sus asientos y los hizo moverse al ritmo de los timbales.
El partido
El partido comenzó con la selección dominando la posesión del balón, como ya es costumbre, aunque la jerarquía del rival era mucho mayor que la de los australianos, por lo que los comandados por Lionel Messi, no podían bajar la intensidad, al igual que el público de la isla, que en un principio cantaba poco y sufría mucho. De todas formas, los gritos y el aliento no tardaron en aparecer, cuando a los 35 minutos de comenzado el encuentro, Nahuel Molina recibió un pase magistral del 10, y la punteó al gol para expandir los gritos en toda la isla, que saltó, cantó y gritó la primer conquista blanquiceleste.
Hasta el entretiempo la euforia se apoderó del lugar, y el sol, como queriendo acompañar el clima festivo, se escondió detrás de las nubes, atemperando el calor agobiante de los primeros minutos.
Luego de recargar las energías en el entretiempo, donde varios aprovecharon para comprar algo en la cantina y algunos niños se fueron por un rato a los juegos inflables, comenzaron los segundos 45 minutos, en donde a los de Scaloni les costó un poco más el trámite del encuentro, y a pesar de que no llegar con claridad, los neerlandeses se hicieron, de a ratos, dueños de la pelota, despertando la ansiedad de los asistentes, que deseaban fervientemente que Argentina defina la historia. Mediando el complemento, cuando el seleccionado se estaba volviendo a acomodar en el partido, Marcos Acuña fue tumbado en el área rival, y el árbitro pitó penal. Como anticipando los momentos sensibles que se iba a venir unos minutos más tarde, la gente vio en silencio y con mucha atención como Lionel Messi colocaba fuerte a un palo el disparo, y volvió a abrazarse y a revolear los buzos y banderas con los colores celeste y blanco.
Todo parecía encaminarse a una nueva victoria en los 90 minutos, por lo que se respiraba un clima de tranquilidad y mucha alegría, pero duró poco, ya que a falta de 8 minutos para el final, un cabezazo del neerlandés Weghorst marcó el descuento, poniendo en partido a Países Bajos, y haciendo que se lamenten todos los asistentes, que se miraban entre ellos sorprendidos. Para colmo, el árbitro adicionó 10 minutos más al tiempo reglamentario, extendiendo el sufrimiento y motivando el enojo y las quejas de la gente, que vivió los últimos minutos con mucha tensión.
En la última jugada del cotejo, y cuando todo indicaba que iban a ejecutar un tiro directo, los dirigidos por Louis Van Gaal tuvieron la frialdad de realizar una jugada preparada, y estampar el empate cuando todo Argentina se preparaba para festejar.
Los fanáticos no podían creer lo que estaba pasando, pero era momento de pasar la página, y tras un rato de silencio, volvió el aliento, que se extendió durante todo el tiempo complementario, el cual tuvo en el segundo tiempo muchas jugadas claras por parte de Argentina para poder ganarlo. Lamentablemente no se dio, y el encuentro pasó a los infartantes penales.
Algunos no lo miraban, otros caminaban de un lado para el otro y un pequeño grupo los miro atentamente y en silencio desde su asiento. Lo cierto es que el clima era de suma tensión, hasta que “El Dibu” Emiliano Martínez tapó estupendamente las dos primeras ejecuciones neerlandesas, llevando tranquilidad al público, que luego de comerse las uñas en el penal fallado por Enzo Fernández, festejó a lo grande cuando Lautaro Martínez marcó el tiro definitorio que puso a la selección en una nueva semifinal del mundo.
Aparecieron nuevamente los besos y abrazos, y hasta se dejaron ver algunas lágrimas entre los presentes, que volvieron a celebrar un triunfo argentino en una Isla del Lago que ya se puede considerar como el lugar de cábala para muchos tandilenses.
Los festejos
El clima festivo no terminó en el Lago, y después de más de dos horas con el corazón en la mano, los asistentes se movilizaron rápidamente a la tradicional esquina de Pinto y Rodríguez, donde se sumaron a una impresionante multitud vestida de blanco y celeste, que copó el centro de la ciudad en una celebración emocionante, donde se pudo ver a familias, grupos de amigos y parejas, cantar y saltar al ritmo de los bombos, las palmas y la espuma de carnaval que volaba por los aires y caía en la humanidad de los hinchas , que se extendieron desde la glorieta de la Plaza Independencia, llenando hasta mitad de cuadra las calles nombradas con anterioridad, superando ampliamente la convocatoria de los partidos anteriores.
Muchos niños se subieron a los hombros de sus padres con gorros y banderines, y algunos a las ventanas del Banco Nación para ver la celebración desde arriba. También hubo lugar para el amor, con varias parejas que se abrazaban y besaban apasionadamente.
Lo más divertido de la tarde fueron las fotos, algunos con poses extravagantes, saltando y mirando la cámara, y otros armando una torre humana que iba creciendo a medida que se sumaba gente a la imagen, y que después de desmoronaba entre risas. Fue el cierre de una jornada de vaivenes emocionales que se despiertan en el argentino como un fuego interno y que no se compara en sentimiento a otro países.