En la Biblioteca Bepo Ghezzi
Araca Teatro, una experiencia de arte comunitario en Villa Laza
Araca Teatro es un grupo comunitario del barrio de Villa Laza. Su directora, Carolina Giovanini, cuenta de qué se trata el teatro vecinal, cómo surgió este proyecto y los desafíos que atraviesa el equipo hoy en día.
Por Clara Giorgetti (*)
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Tarde de mucho sol, en la puerta de la Biblioteca Popular Bepo Ghezzi, ubicada en la esquina de Formosa y Jujuy. Carolina Giovanini está allí. Es docente, coordinadora y directora de teatro, y lleva adelante un valioso proyecto vecinal hace más de dos años.
Fluida y enérgica, así es Carolina, y lleva adelante un grupo de vecinos-actores, los estimula a actuar, a contar y visibilizar la historia de su barrio.
-¿De qué se trata el teatro comunitario?
-Hay toda una filosofía, estética, política del teatro comunitario. Partimos desde la comunidad barrial y de anclarnos con el teatro que nos propone este barrio. El vecino puede actuar, eso es lo que guía todo el proceso. ¿Por qué el vecino que no tiene técnica actúa?, ¿qué lo hace actor?, son preguntas que siempre me hice y es el camino que vengo recorriendo con muchas satisfacciones.
-¿Cómo empezaste con el teatro comunitario?
-Yo daba un taller de teatro en la Biblioteca Popular Ernesto Valor en el barrio Belgrano, a seis cuadras de donde estamos ahora. El taller de teatro era municipal. Me desprendí porque las señoras integrantes del taller querían actuar. Nos pusimos nombre como grupo, Araca Teatro pero no podíamos cobrar entrada. Tampoco existía el objetivo económico ni mío ni de las señoras. Hacíamos funciones a beneficio de quien nos pidiera, siempre con producciones colectivas.
-Entonces, ¿por qué se desarrolla en Villa Laza este proyecto vecinal?
-Porque es mi barrio, mi origen. Una referente del grupo de teatro comunitario Cruzavías de la ciudad de 9 de Julio, Alejandra Arostegui, me dijo unas palabras que no me olvido más: ‘Vos tenés que ser del barrio, si no sos del barrio no vas a poder contar nada’ y me quedó dando vueltas.
Fue un todo un proceso instalarme en este barrio. En el 2019 convocamos a Catalina Landívar –dramaturga local- y nos escribió La Retirada que fue a pedido nuestro, a partir de improvisaciones grupales. Con esa obra, anduvimos bastante. Un producto de mujeres de este barrio, pero instaladas todavía en la Biblioteca Valor. Es decir que, aparte, ensayábamos como grupo. Fue con La Retirada que yo dije ‘de acá me voy’, quiero contar la historia de mi barrio. Yo transité mi infancia en Juan B. Justo al fondo, no había nada de nada.
Un gran cambio
-¿En ese momento se produce el cambio a la Biblioteca Bepo Ghezzi?
-Yo venía con esto del teatro comunitario hace mucho en la cabeza. En lo personal me interesaba, entonces presenté un proyecto al Fondo Regional de las Artes, en 2019. El proyecto planteaba la idea de contar la identidad, los orígenes del barrio con un grupo de vecinos. La impronta del pedido fue instalarme en el barrio de Villa Laza, convocar vecinos y contar la historia. Y así fue, en octubre se cumplieron dos años de ese comienzo.
Todos los jueves nos empezamos a juntar en el club, a tener charlas. Fueron dos meses de acopio, juntar material, filmar.
Éramos como treinta personas. Mucha gente vino. Mi papá me ayudó a convocar, fui a buscar amigos que él conocía. Casa por casa para que me vean con él. Llamaba por teléfono ‘soy la hija de Giovanini, me interesaría hacer una charla’. Él chocho, iba conmigo para todos lados. No entendía mucho, pero me acompañaba. Fue toda una movilización personal también.
-¿Los afectó la pandemia?
-La pandemia nos mató. El 12 de marzo de 2020 volvimos y la cuarentena fue el 16 de ese mismo mes. Nos atravesó mucho lo real de la pandemia y mucha gente quedó con muchísimo temor, hay tres o cuatro personas que no volvieron hasta hoy. No se murió nadie en esta comunidad, pero pasaron un montón de cosas.
Igual seguimos por WhatsApp. Estaba el grupo que inicialmente se había formado en la Biblioteca Valor y algunas personas de las charlas que habíamos sumado el año anterior, gente que no iba a actuar, pero que sí aportaban información. Pasamos Covid, pandemia y todo lo hicimos por Whatsapp.
Una forma de hacer arte
-¿Qué le aporta el teatro comunitario a esta comunidad?
-Lo que aporta es lo comunitario. Primero esto de reivindicar tu lugar, tu territorio, tu casa. La idea es que se visibilice el barrio. Es lo que queremos concretamente con la obra que estamos ensayando, que escribimos también con ayuda de Catalina Landívar: que se visibilice el barrio, que dejemos de ser ‘los negros de’…
La obra se llama ‘Ma sí, cruzá el Macadan’ porque acá era como que cruzabas el asfalto y pasabas al otro lado. El término ‘Ma sì’ es muy territorial. Es muy de Villa Laza. Los de acá nos criamos escuchando ‘ma sí’, ‘no escorches’, todo un italiano totalmente deformado. Terminamos hablando con un dialecto más propio. Vos escuchás a alguien y decís ‘este es de Villa Laza’
-¿Tienen fecha de estreno de la obra?
-No. Desde el primer día, les propuse que le íbamos a dar una teatralidad a la historia. Íbamos a contar lo que uno quisiera contar, lo que no se dijo, lo que quisiera que se vea y no se ve. Por eso el material que construimos es bien teatral, es ficción pura. Porque surja del barrio y de los vecinos, no implica que no sea teatro.
Eso me permite lo teatral, puedo mostrar un barrio, hablar de mis orígenes con otro lenguaje que no es el que conocemos. Poetizar, yo sé que soy una romántica, es romanticismo puro. No me importa. Si no, no lo haría porque quiero hablar de un barrio que no se habla nunca, que está olvidado.
(*) Esta nota forma parte de la serie de reportajes realizados por alumnos de Práctica Profesional 1 de la Tecnicatura en Comunicación Social para el Desarrollo del ISFDYT10 de Tandil, bajo la tutela de la profesora Carolina Cordi.