Proyectos tandilenses
Adóptame Tandil trabaja reeducando perros y devolviéndolos a la sociedad
Es un proyecto que tiene como fin recibir perros que están involucrados en alguna denuncia por disturbios en la vía pública, educarlos y buscarles un hogar para reinsertarlos nuevamente en la vida social.
Por Florencia Tangorra (*)
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Franco Filippetti es un referente en cuestiones de comportamiento y adiestramiento canino. Ha construido su carrera en una empresa española y asesora al Municipio de Tandil en distintas situaciones. Desde 2018 se hizo cargo del proyecto Adóptame Tandil, junto a Sebastián Arconetti y a un grupo de voluntarios.
La idea del proyecto surgió por demanda de los sectores proteccionistas de la ciudad, de distintos ciudadanos y por la voluntad del Municipio. Actualmente, poseen veinticuatro perros adultos esperando un hogar.
-¿Cómo y por qué nace el proyecto?
-La idea embrionaria nació a fines de 2016. A mí puntualmente me contactó Mascotandil, una asociación proteccionista muy conocida. Después se dio un cambio de gestión y asumió Federico Sánchez Chopa como director (de Bromatología). Él conoció el proyecto, le entusiasmó y nos ofreció a Sebastián, mi colega, y a mí, hacernos cargo. Podríamos decir que recién en 2018 surgió Adóptame Tandil.
-Y surge justamente, por la demanda del sector proteccionista.
-Sí, el sector proteccionista, que en Tandil es muy grande, viene remándola hace muchos años. Era una cuestión que estaba pendiente en la agenda de toda la provincia y te diría que de hasta América Latina. Después nos sumamos nosotros, apoyamos el proyecto, lo mejoramos y, finalmente, el área municipal brindó el apoyo.
-¿Por qué llegan los perros al predio?
-Hoy en día, los perros ingresan al predio a través de denuncias de terceros, de cualquier ciudadano o ciudadana. Ya sea porque el perro muerde, rompe o genera un disturbio en la vía pública. En general, entran perros con problemas serios de conducta y otros que no tanto, pero que su comportamiento genera algún tipo de problemática, por ejemplo: perros que corren autos o motos, que pueden ocasionar un incidente. Esas causas se elevan al Juzgado de Faltas y finalmente, los animales llegan a nosotros.
Rehabilitación y reinserción
No es un proceso matemático, sino gradual. Se comienza con una anamnesis, es decir, un historial y el motivo por el cual ingresa el animal. Se le hace una evaluación y “diagnóstico” del comportamiento dentro del canil y fuera del mismo.
Trabajo del voluntariado
“El voluntariado es el pilar del proyecto”, afirmó Franco. Su principal función es recreativa. “Los perros pasan mucho tiempo encerrados en espacios, en lugares muy reducidos, lo que hace que no facilite nada la rehabilitación”, explicó.
A los voluntarios se les enseñan ejercicios sencillos de paseo, para que el animal logre descargar el estrés residual que acumuló. Para ser voluntario es necesario ser mayor de 18 años y tener tiempo libre para hacer paseos recreativos con los perros del predio.
Proceso de adopción
Una vez realizado este proceso, se comienza la búsqueda de una familia adoptante. Los requisitos están más orientados a los requerimientos del animal, no necesariamente todos los perros son compatibles con todas las familias que existen.
A partir de la redes, los interesados se contactan y van al predio. Se seleccionan algunos perros que podrían llegar a congeniar con el estilo de vida de la persona. Y a partir de ahí, se comienza un trabajo personalizado con la familia en el predio. Hay perros que requieren varias visitas y otros, que con dos visitas ya están bien. A partir de ahí, se hace la adopción y un seguimiento en el domicilio de las familias.
En casa del adoptante
Un perro no puede estar ciento por ciento rehabilitado en el encierro, “no puedo estar adaptado a la vida en familia si no vivo con una”, afirmó Franco. Luego de la adopción, es fundamental el seguimiento de cada caso, porque pueden surgir cuestiones imprevistas.
Para esas situaciones, el equipo ayuda, asesora y acompaña a la familia adoptante.
Una cuestión social
-¿La educación en las personas es indispensable para contrarrestar los casos de abandono y maltrato?
-El problema es multifactorial. Uno de esos factores es cultural. También hay una falencia por parte del Estado. Además, hay una falta de sanciones, es decir, está todo legislado, pero no se sanciona. El factor cultural es modificable a largo plazo, en cambio, la sanción es a corto plazo. La parte más importante es la cultural, sin lugar a dudas.
-¿Tandil ha mejorado su situación con el tema de los perros?
-Tandil está bastante mejor que hace unos años, ha mejorado. Dentro de lo que es la provincia, el caso de Tandil, es ejemplificador. Es un inicio, un proyecto a largo plazo, pero no queremos ser conformistas. Cuando el Estado empieza a tomar ciertas responsabilidades, las cosas mejoran.
El caso de Pinto
Pinto es un perro que ya estaba en el predio cuando Franco se hizo cargo. Es un dogo argentino, de unos cinco años.
Relata Franco que: “cuando lo conocí, debía tener un año con un problema de agresividad muy serio. Estaba muy flaco, se había lastimado mucho las patas, un signo claro de ansiedad. El hecho de lamerse, genera sensación de bienestar, de calma momentánea. Era un perro ya con problemas de comportamiento y estaba furioso. A mí me agarró mucho más pibe, con otra experiencia, claramente me había superado en experiencia este caso. Era más corazón que capacidad”.
Dice Franco que “ahí te das cuenta el abismo en la diferencia entre un perro con familia y otro que no. Al no saber su historial, era muy complicado. Por eso me vinculé de otra forma con Pinto. Él ya está preparado para vivir con una familia. Debemos encontrar el perfil de una familia que todavía no apareció. Él es el único que queda desde el inicio del proyecto”.
(*) Esta nota forma parte de la serie de reportajes realizados por alumnos de Práctica Profesional 1 de la Tecnicatura en Comunicación Social para el Desarrollo del ISFDYT10 de Tandil, bajo la tutela de la profesora Carolina Cordi.