Hostigamiento a menores
Acoso, drogas y buenas notas a cambio de salir con él, el prontuario del docente denunciado en Técnica 2
La semana pasada, Juan Pablo Luna fue separado de su cargo en la Escuela Técnica 2 tras ser denunciado por acosar a menores y ofrecerles drogas. Los padres de una víctima radicaron una denuncia penal que recayó en la UFI especializada en Violencia Institucional de Azul. Ya pesaban otras acusaciones en su contra y estuvo 8 años sin ejercer la docencia. En 2019, Ximena Ditella, una exalumna de la Escuela Granja, lo denunció por el acoso sufrido en 2011 en el establecimiento. "No entiendo por qué ponen al frente de una clase a una persona denunciada sistemáticamente", expresó.
La semana pasada trascendió a la opinión pública que un profesor de la Escuela Técnica 2, identificado como Juan Pablo Luna, fue separado de su cargo por acosar a estudiantes.
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El hecho fue denunciado penalmente por los padres de una de las menores afectadas y el expediente recaló en la Unidad Fiscal Especializada en Violencia Institucional de Azul, a cargo del fiscal José Ignacio Calonje, que está evaluando la competencia en la causa. En paralelo, la Jefatura Distrital de Educación inició una investigación preliminar para que, posteriormente, la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense instruya un sumario al respecto.
De acuerdo a lo publicado en ediciones pasadas, el martes 2 de mayo el acusado presuntamente comenzó a hablar en horario de clases, en uno de los cursos a su cargo, sobre temas de sexualidad no pertinentes y a decirles a los menores que podía conseguirles drogas, además de propasarse con una de las alumnas.
María Revelli es la madre de la adolescente de 15 años vulnerada por el docente y ofreció sus testimonio en el programa “Informadísimas” (ECO TV y 1041 Tandil FM), acompañada por Ximena Ditella, otra víctima de Luna.
El acoso
Juan Pablo Luna, el acusado, se desempeñaba al frente de la materia Electricidad del automotor en cuarto año de la institución. Al respecto, Revelli contó que “les relató a los chicos que mantenía relaciones sexuales con menores y les hizo hincapié en el tema de la droga, que podía acceder fácilmente”.
Asimismo, como la menor agredida debe rendir equivalencias porque se incorporó a Técnica 2 este año, proveniente de otro colegio sin ese perfil, el docente designó a un alumno “para hacer de mensajero” entre él y la chica.
En ese marco, le pidió al adolescente videos y fotos de la joven desnuda, y le dijo que si se grababan entre ellos, era mejor. El joven no dudó en alertar a su compañera sobre tal improperio.
En tanto, la mujer prosiguió con la reconstrucción del episodio: “Por lo que comentan los chicos él acostumbraba a usar esa clase de vocabulario, se hacía el canchero, pero ese día estaba monotemático. Mi hija se empezó a sentir incómoda en esa clase con él. En un momento hablando con sus compañeras mencionó que le gustaba una moto y Luna le dijo que podían hacer algo al respecto, sugiriendo una especie de intercambio”.
Con este escenario encima, en uno de los recreos la chica acudió a la dirección del establecimiento muy asustada y preguntó si contaba algo de un docente podría llegar a tener problemas en la materia. “La notaron muy nerviosa y le pidieron que se tranquilice. Mi hija pidió volver al salón para que el docente no se dé cuenta de que ella y algunos compañeros faltaban”, indicó María.
Al retornar al aula, Luna la interceptó en un espacio común del edificio y en ese momento le ofreció aprobar las equivalencias a cambio de salir con él. La chica le retrucó que iba a rendir las materias estudiando y el profesor le reiteró que había una manera más fácil de hacerlo. Además, le preguntó qué clase de sustancias consumía.
Ante el rechazo de la menor, el adulto volvió al salón de clases e intentó intimidarla diciéndole a todo el curso que les iba a tomar una evaluación porque la joven lo había pedido. Con todos estos elementos sobre la mesa y con el respaldo también de la denuncia penal, las autoridades separaron a Luna del cargo al día siguiente.
La denuncia
En la entrevista televisiva, Revelli refirió que recién se enteró en horas de la tarde acerca de lo sucedido a la mañana y se lo comunicó su hija, no la institución. En ese sentido, sostuvo que el accionar del establecimiento está bajo la lupa por no haberla notificado inmediatamente del problema y haber mandado a la alumna de nuevo al aula cuando refirió tener un inconveniente. La madre de la damnificada consideró que si bien la estudiante pidió volver a clase por miedo, si la hubiesen retenido no daban lugar al episodio de extorsión posterior.
Al tomar conocimiento de la situación, los padres de la víctima se dirigieron a la Comisaría de la Mujer, donde coincidieron con la progenitora del compañero que debía actuar como “mensajero” según Luna.
De este modo, la madre de la menor expresó que se sienten solos en el derrotero judicial y afirmó que “nadie te llama para decirte nada”. Sin embargo, luego de una nota que brindó a un medio nacional el sábado, se comunicaron con ella desde la sede policial para ponerse a disposición. Empero, aseguró que no tiene detalles sobre los avances o posibles derivaciones de la causa, y que desconoce en qué puede quedar el tema.
Un pasado alarmante
Juan Pablo Luna estuvo ochos años sin ejercer la docencia tras una denuncia que efectuó el padre de una alumna de la Escuela Técnica 5 en 2015. En consecuencia, el hombre fue apartado de la institución y reubicado en el CIIE. No obstante, el alarmante prontuario ostenta denuncias por acoso en 2011, 2015 y 2019, en establecimientos escolares y hasta en un micro de larga distancia.
El caso de Ximena Ditella se remonta a 2011 en la Escuela Granja, pero ve con espanto como el ciclo se repite sin cesar, y detalló el hecho que le tocó vivir con el denunciado cuando este ejercía como suplemente de la asignatura Mecánica y ella tenía 14 años.
Según contó Ximena, le iba mal en esa materia, motivo por el cual debía hacer algo para recuperar nota y no desaprobar. Se acercó a Luna para pedirle si podía hacer trabajos extras que le permitieran sumar puntos y compartió que “fueron 4 horas de acoso, de insistencia, empezó sutilmente, pero de a poco esa sutileza del principio la fue perdiendo y cada vez era más directo".
Luna le pidió el número de teléfono y la obligó a anotar su celular, mientras el acoso aumentaba en intensidad y el comportamiento del adulto se tornaba cada vez más inapropiado. Ante este panorama, Ximena le contó a sus compañeros lo ocurrido y los adolescentes repararon en que no dejaba de mirarla y buscaba estar con ella a solas.
“En 2011 no había leyes de género. Incluso había compañeros que me dijeron que yo provocaba las situaciones y estaba confundida”, precisó.
El acoso se volvió un hostigamiento y el docente le pidió que saliera con él, se ofreció a llevarla y traerla de la escuela, a retirarla en horario de clases. En un momento a solas para hablar de la recuperación de los contenidos -aunque la menor pidió tener la charla junto a su compañera que también necesitaba “levantar” nota el adulto la obligó a conversar en privado- y tras varias insistencias para salir, el hombre le pidió que le mostrara los pechos. Desconcertada y atemorizada, la chica empezó a gritar y se fue del lugar.
Todo lo antepuesto sucedió en una jornada. De vuelta en su casa y tras contarle el aberrante evento a su madre, al día siguiente mantuvieron una reunión con autoridades educativas y concurrieron a la Comisaría de la Mujer para realizar la denuncia. Una vez allí, les sugirieron efectuar una "exposición" y no una denuncia penal, a lo que finalmente Ximena y su mamá accedieron por falta de información. Esta diligencia no tuvo ningún efecto y el caso quedó en la nada. Como el acusado era suplente en el cargo, a la brevedad retornó el titular y, según supo la joven, en simultáneo renunció a las horas titulares que tenía en el establecimiento de educación agraria.
Recién en 2019, al tomar estado público la denuncia de una joven contra Luna por acosarla en un colectivo, Ximena tomó la decisión de acercarse nuevamente a la fuerza policial para llevar adelante una acción penal concreta contra su agresor.
“Es una lenta agonía. No entiendo por qué ponen al frente de un curso a una persona denunciada sistemáticamente. Son parte de esto el sistema educativo y la Justicia, porque tenía tres denuncias y seguía dando clases. Cuando escuché el relato de María estaba indignada, me salía ira por los poros”, finalizó la joven.