Mapeo de la Unicen
Acceso a la salud, transporte, ambiente y servicios, problemas que se repiten al norte de la 226
La Unicen y la mesa barrial de Villa Aguirre y San Cayetano desglosaron las problemáticas más acuciantes de la zona al norte de la Ruta 226, cuyas dificultades perseveran a través de los años. De esta manera, se registraron y georreferenciaron 53 problemáticas que quedaron plasmadas en un mapeo. Se destacó la falta de articulación y coordinación en el Estado y las organizaciones e instituciones, que complejizan la bajada de soluciones al territorio.
Las problemáticas barriales y la vieja frase que dice “hay un Tandil más allá de las cuatro avenidas” son dos tópicos muy trillados, pero que no por eso han perdido valor de verdad con el tiempo. Al contrario, el lugar común refuerza las disidencias del entramado urbano local.
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En esta línea, las mesas barriales trabajan en el territorio con las temáticas propias de cada lugar para intentar colectivizar las demandas y concretar soluciones a los padecimientos diarios de los miles de vecinos.
De este modo, desde los Puntos de Extensión de la Secretaría de Extensión de la Unicen confeccionaron un mapeo colectivo de problemáticas y actores barriales en las zonas de Villa Aguirre, San Cayetano, Villa Leonor, 25 de mayo y El Molino, un enclave al norte de la Ruta Nacional 226 con un perfil característico.
Así, a partir del trabajo mancomunado con representantes de instituciones y organizaciones barriales, se listó una serie de problemáticas observadas en este sector urbano, en el marco de una jornada participativa que se llevó a cabo el pasado 27 de mayo e intentó reunir la mayor pluralidad de voces posible.
Problemáticas
La mesa barrial en cuestión es un espacio conformado en 2008 por instituciones de Villa Aguirre y San Cayetano, que aglutina una población transversal a las mismas desde las diversas áreas donde se interviene: salud, educación, desarrollo social y hábitat, organizaciones sociales, e incluye a las que participan en el territorio pero con sede en otro lugar.
De la labor conjunta y participativa surgió un profuso listado de problemáticas, entre ellas:
- Residuos; frecuencias de recolección, recorridos, basurales a cielo abierto, basura desparramada en la plaza, roedores y perros en estos espacios.
- Desarticulación de políticas públicas (distintos niveles) y de espacios organizacionales que trabajan en territorio.
- Infraestructura urbana; luminarias, veredas, asfalto, anegamiento de calles por un proyecto deportivo privado.
- Acceso a la salud; recursos insuficientes de profesionales en Centros de Salud, turnos a muy largo plazo y desarticulación con el segundo nivel de atención.
- Violencias; violencia de género, violencia institucional, violencias en jóvenes y niñeces.
- Medioambiente; roedores en basurales y a orillas del arroyo
Langueyú, feedlot clandestino, chanchería y fábrica de quesos que arrojan residuos ilegalmente al arroyo; cementera en actividad en núcleo de crecimiento urbano; fumigaciones en zonas de creciente densidad poblacional. - Transporte Público; ausencia de recorridos, frecuencias insuficientes, accesibilidad de los vehículos, falta de garitas y puntos de recarga de SUMO.
- Aumento poblacional; los servicios públicos no son suficientes para todos.
- Tránsito y acceso al territorio; seguridad vial, accesos al barrio por la ruta 226, veredas y calles de tierra.
- Adultos mayores; ausencia de espacios de vinculación y recreación.
Abordajes
En una segunda parte, los presentes elaboraron el mapeo de problemas a partir del listado colectivo de demandas y se dialogó en torno a las mismas con el objeto de ubicarlas en gráficos. En esta dinámica, los aportes no se produjeron sólo en la producción de los afiches sino que a partir de los intercambios se pudieron tomar aportes sustanciales para el análisis de cada problemática, desde diversas miradas, vivencias y perspectivas.
En este marco, los actores sociales y comunitarios plantearon un análisis acerca de la relevancia de los problemas en términos de impactos barriales, colectivos y también la posibilidad de trabajo sobre el tema en el corto plazo. Asimismo, la relevancia de los problemas se identificó como alta en todos los casos y, partiendo de esta premisa, se priorizaron las urgencias.
Además, el informe evidenció que en los barrios mencionados se observa una gran cantidad de instituciones y dependencias estatales de los distintos niveles y organizaciones de base o referencia barrial pero que, sin embargo, hay una cierta descoordinación o desconocimiento de las ofertas de cada una, y carencias en las articulaciones. Esto se plantea como una problemática central a abordar, ya que permitiría viabilizar cuestiones importantes para los vecinos con los recursos existentes.
Mapeo
Por último, en el tercer momento de la jornada se desarrolló el mapeo territorial de actores y problemáticas a partir de una gigantografía del mapa del barrio, donde se ubicaron algunas de las temáticas que tienen incidencia en un espacio determinado y también de las instituciones presentes en el territorio. De esta manera, se registraron y georreferenciaron 53 problemáticas que quedaron plasmadas en dicho plano.
Se adicionó, en este punto, el plano realizado el pasado 7 de octubre del 2021, a partir de la técnica de mapeo participativo al paso, con el objetivo de identificar problemas ambientales en el barrio de Villa Aguirre y localizarlos geográficamente por las promotoras de Salud del MTE, acompañadas por profesionales del CeSaC, el Programa de Residencias Integradas Multidisciplinarias (PRIM) y del Observatorio Social de la Facultad de Ciencias Humanas en el marco de la Acción de Extensión frente a la emergencia por Covid-19.
La nave del olvido
Soledad Mendizábal reside en Villa Aguirre y forma parte de la mesa barrial a partir de su trabajo en la ONG “Nosotras hacemos Tandil”, una entidad abocada a acompañar casos de violencia de género. Pero su labor vas más allá de las violencias y da cuenta de las múltiples necesidades que emergen en el territorio.
En conversación con El Eco de Tandil describió que es escaso el respaldo gubernamental que reciben y que, en general, son las organizaciones de base las que sostienen la presencia en el territorio y se ocupan de suplir necesidades.
En tal sentido, señaló que “por experiencia sé que todo es a fuerza de nosotros porque de otro lado no recibimos ayuda. Hacemos donaciones, rifas y actividades para juntar fondos y acompañar necesidades, desde conseguir frazadas y comprar artículos de limpieza, higiene y pañales, hasta para cargar saldo en la SUMO”.
En tanto, la mujer reeditó el reclamo por la extensión de las trazas de los colectivos urbanos, que no irradian hacia diferentes zonas de ese conglomerado y obturan así las posibilidades de desplazamiento de los vecinos.
En sintonía, expuso que “los colectivos no llegan donde se precisa para ir a estudiar o a trabajar, articulamos con otras mesas y en todos lados es lo mismo; no hay combinaciones, ni horarios, ni frecuencias”.
Asimismo, reseñó que han enviado numerosas cartas y pedidos para rever el tema del transporte y obtener mejoras al respecto, pero la problemática no ha tenido repercusión entre las autoridades y nunca se dispusieron soluciones. Ahora, con la nueva licitación del servicio, esperan que haya cambios en esta dirección y que los vecinos no tengan que caminar más de 10 cuadras para tomarse un colectivo.
“Pedimos ampliación de recorridos y más entradas al barrio. Desde la Escuela 25 hace seis años que solicitamos que el transporte entre más de tres veces por día y que también haya servicio los fines de semana y en vacaciones, porque sólo lo hace en días y horarios de escuela”, indicó.
Infraestructura
Por otra parte, aludió al déficit de infraestructura y servicios básicos que reina en esta parte de la ciudad. Además de que no toda el área está completamente urbanizada, afirmó que el mejoramiento de viviendas fue posible a través del relevamiento del Renabap (Registro Nacional de Barrios Populares) y de la consecuente implementación del programa Mi Pieza, dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
Este programa ofrece asistencia económica para refacciones, mejoras y/o ampliaciones de viviendas y está destinada a mujeres mayores de 18 años, residentes en barrios populares del Renabap.
Al respecto, Mendizábal afirmó que “muchas vecinas pudieron recibir este beneficio que fue una gran ayuda para ampliar o refaccionar las casa, para hacer las conexiones de gas o agua, y mejorar las condiciones, d eotra forma era imposible”.
Ambiente y salud
Por otro lado, se enfocó en la pésima gestión ambiental de la zona y las consecuencias que el feedlot allí emplazado acarrea en el lugar, a partir de la vertiente de desechos en el arroyo Langueyú y del olor nauseabundo que se desprende de allí.
“En el verano es un olor terrible, la escuela está a una cuadra y las condiciones ambientales son deplorables. Además carnean y tiran desechos al arroyo, es una lástima para todos y para la cooperativa que hace el mantenimiento del Langueyú”, graficó.
Por último, mencionó los obstáculos en el acceso a la salud y los escollos que presentan los dispositivos de atención primaria, que trabajan en un solo turno y con escasez de recursos humanos.
En este caso, el Centro de Salud San Cayetano –ubicado en San Francisco 2139- es el que nuclea la atención en el área y, en esta línea, la vecina detalló que “siempre pasa lo mismo: ir tipo 6 de la mañana a hacer cola para un turno, dan diez turnos y ya, si te tocó el lugar 11 te quedaste afuera”.
Y agregó: “A la tarde no atienden y si vas sin turno te mandan al Hospital; del Hospital te devuelven al centro de salud. Encima hay días exclusivos para cada cosa, por ejemplo, control del niño sano y otros controles. Hubo 15 días atención en doble turno, pero fue muy poco lo que duró”.