A un año de la caída del cielorraso, el Conservatorio renueva su reclamo por un edificio digno
La comunidad del Conservatorio de Música volverá a levantar la bandera del edificio digno, junto al IPAT y otras instituciones. Harán una asamblea mañana y un festival el 1 de septiembre para reiterar el reclamo de la sede propia. Piden que las obras se incluyan en el presupuesto 2020 para dejar de sufrir dilaciones.
El 30 de agosto de 2018 el cielorraso de un aula del Conservatorio de Música Isaías Orbe se desplomó cuando, por fortuna, nadie se hallaba en el lugar. Este lamentable episodio motivó la reorganización de la comunidad educativa en su lucha por un edificio propio y digno, problemática que fue sumando las voces de otras instituciones terciarias de la ciudad.
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Un hecho que podría haber tenido un desenlace trágico –y que fue advertido en incontables ocasiones- fue el desencadenante para que las autoridades provinciales definieran el año pasado la clausura de la antigua sede del Conservatorio local, ubicada en Alem y Maipú.
En ese entonces, el IPAT (Instituto del Profesorado de Arte de Tandil) también se quedó sin sede porque se decidió la clausura de la casona de de Alem y Pinto donde impartían clases junto al Polivalente.
En la actualidad, tras desandar un penoso camino, el Conservatorio funciona en un edificio alquilado de Belgrano al 700, pero los docentes y estudiantes quieren concretar el proyecto de la sede propia en el terreno cedido por el Municipio en el barrio de Las Tunitas, en la misma manzana en donde funciona el CIC.
Un año más de desidia
Al cumplirse el primer aniversario del mencionado hecho y la posterior agrupación de los centros de estudiantes enmarcados en el Frente 30 de agosto, harán una asamblea pública mañana a las 20:30 en las dependencias de la estación ferroviaria, donde se dictan parte de las clases del IPAT. En la convocatoria planean delinear estrategias y aunar criterios para renovar el reclamo ante los actores estatales responsables.
En pos de involucrar a todos los actores de la comunidad, convalidando la importancia que la educación y el arte tienen para la sociedad, la idea que plantean es la organización de un festival artístico el domingo 1 de septiembre en San Martín y 9 de julio, para volver a poner en la consideración pública y gubernamental la necesidad de que se materialicen las obras anheladas por más de dos décadas.
Martina D’Annunzio, referente del cuerpo estudiantil del terciario de música, le contó a El Eco de Tandil que las comunidades educativas persiguen un objetivo muy claro: la inclusión de las obras de las sedes propias en el presupuesto 2020.
“Entendemos que en este año está todo complicado pero necesitamos una garantía de que las obras se van a empezar a hacer”, expuso la joven.
El año pasado, con la problemática edilicia de la Escuela Polivalente -que finalmente pudo inaugurar su sede luego de 28 años en marzo del corriente-, diversos funcionarios del área de infraestructura escolar de la Provincia se acercaron a Tandil pero dejaron en claro que la prioridad radicaba en resolver las cuestiones edilicias de los niveles obligatorios de enseñanza.
Fondo de Financiamiento de Educativo
El Fondo de Financiamiento Educativo que maneja el Municipio asciende a un total de 96 millones de pesos en 2019, cifra confirmada por el secretario de Economía y Administración, Daniel Binando, quien además señaló que habían quedado unos 20 millones de acumulado del año pasado que ya se utilizaron.
Frente a esto, D’Annunzio alegó que el monto del fondo no se traduce en obras ni mejoras, “para la cantidad de dinero que dicen que hay”.
“Las soluciones provisorias no nos conforman, no hay que naturalizar el estar así y vemos que es necesario movilizar a la comunidad en asambleas, si es preciso salir a la calle lo haremos también”, aseguró.
“Si no nos escuchan ahora esto se va a prolongar. Nos queremos juntar con Lunghi, Teruggi, con quienes corresponda, para que lo incluyan en las partidas de fondos este año”, refirió.
La representante del centro de estudiantes hizo hincapié en los inconvenientes que genera tanto para quienes cursan en el Conservatorio de Música como para quienes siguen carreras en el IPAT, hacerlo en espacios que no están preparados para albergar actividades de esas características.
El profesorado de arte, al no contar con un edificio propio, divide las actividades pedagógicas y de taller en tres establecimientos: el anexo de Alem y Belgrano, la estación de trenes y la Escuela 34 (Constitución y 11 de septiembre).
“No se puede trabajar si tienen que estar distribuidos en tres sedes y los que cursan en el Isaías Orbe no lo hacen en las condiciones edilicias adecuadas”, observó Martina.
Cuando la negligencia hace caso omiso a los reclamos
Cabe recordar que los reclamos de la comunidad educativa del Conservatorio no son nuevos. Hace años que vienen señalando las falencias edilicias de un edificio que data de 1911.
De hecho, a fines de junio El Eco de Tandil realizó una nota donde exigían que las autoridades se hicieran cargo de los arreglos necesarios para continuar estudiando en ese edificio sin correr riesgos. A mediados de 2017, tras innumerables reclamos, consejeros escolares y la arquitecta que estaba en ese momento en la unidad ejecutora del Fondo de Financiamiento Educativo elaboraron un informe en el que marcaban unos 11 puntos para que se arreglara el edificio.
Meses después, sin ninguna de esas reparaciones hechas manifestaron que se sentían “defraudados” por la falta de respuestas del Consejo Escolar.
En el caso del arreglo del techo, que eran los trabajos más importantes porque la arquitecta recomendaba hacer un techo nuevo, la obra real que ordenó hacer Consejo Escolar fue emparchar la membrana que ya estaba.
En el informe, elaborado el 4 de julio del año pasado entre múltiples observaciones de arreglos a hacer en lo inmediato, la arquitecta claramente mencionaba que los techos están en un mal estado de conservación general, siendo imposible aislar los problemas en algunos lugares ya que están cubiertos con membrana, la recomendación que hizo la arquitecta fue hacerlos de nuevo, “lo ideal es elevar las cargas y realizar un techo nuevo sobre el existente”, planteó. Sin embargo, esa obra nunca se hizo y ahora hay que lamentar las consecuencias.