A pesar de la estabilidad en los contagios, es preciso reducir los activos para evitar “colapso sobre colapso”
El investigador Miguel Ponce advirtió que lo peor de esta segunda ola es la velocidad con que avanzan los contagios. Gracias al cumplimiento de las primeras restricciones no se cumplió su estadística de los cinco mil casos para esta época. Los resultados del cierre de actividades a las 18 recién se verá en dos semanas. Aseguró que todavía se están pagando las consecuencias de Semana Santa, y reparó en que aún queda medio otoño y todo el invierno por delante.
A partir de los datos epidemiológicos registrados la semana pasada, el estadista e investigador del Conicet Miguel Ponce realizó un cuadro de seguimiento para comprender la evolución de la pandemia en Tandil, percibiendo cierta estabilidad en la curva y alejándose de aquel panorama de los cinco mil casos.
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Lo que se ve, respecto de hace dos semanas atrás, es una estabilización de casos con disminución los fines de semana, ya sea por menos testeos o por baja de contagios hacia jueves y viernes.
Si bien la totalidad de activos continúa siendo un número elevado, aseguró que la curva se desaceleró bastante respecto a lo que sucedió del 30 de marzo al 15 de abril. Cabe recordar que fue por esa fecha cuando el especialista había avizorado como destino un vertiginoso camino hacia el colapso, con un estimado de 5 mil casos activos para esta fecha.
De todas formas, en la entrevista brindada al programa “Tandil Despierta” que se emite por Tandil FM (104.1) y Eco TV, advirtió que el sistema sigue estando saturado, por lo que señaló la necesidad de hacer un esfuerzo más para tratar de bajar la cantidad de activos que sigue rondando los mil.
El drama es la velocidad
La cantidad de activos que hay actualmente es casi la misma que hubo en noviembre de 2020, con la diferencia que en esta segunda ola se llegó a ese índice en tan sólo 15 días, mientras que el año pasado el trayecto fue de cuatro meses.
“Hay que tener mucho cuidado porque el Sistema de Salud ya está muy saturado y el núcleo para empezar a crecer ahora es alto, no como en marzo cuando comenzaron los ascensos y había sólo cien”, explicó, alertando sobre la velocidad del ritmo de contagios.
Por esto, insistió en que hay necesidad de tratar de desocupar las camas para liberar espacio, considerando que queda la mitad del otoño y la totalidad del invierno por delante. Ya es sabido que a menor temperatura, hay más riesgo de contagio; tanto por la disminución de uso de espacios abiertos, como la menor ventilación de ambientes, entre otros factores.
Como ya lo ha dicho, y también otros expertos del sistema sanitario de Tandil, todo este gran pico es resultado de las reuniones que se suscitaron en Semana Santa. De hecho, todavía se están sintiendo las repercusiones de lo ocurrido en esa fecha, ya que más allá de la detección de los casos, deben transcurrir de siete a diez días más para identificar la gravedad de los mismos.
“Estamos pagando las consecuencias”, afirmó y explicó que hoy la gente que se está recuperando es toda la que se infectó en Semana Santa, pero a la vez eso causó un núcleo de crecimiento que hace que en la actualidad los activos estén constantemente promediando los mil, con un promedio alto diario de positivos.
Además, invitó a revisar el general de las curvas, para comprender que lo mismo pasó después de las fiestas de fin de año, donde se develó un crecimiento que duró casi un mes.
“Hay que bajarlo sí o sí”
“Después del 30 de marzo teníamos 30 casos por día, luego 70, posteriormente 90 y hasta llegar a los más de cien diarios, que es lo constante desde hace un tiempo y hay que bajarlo sí o sí”, aseveró Ponce.
Con respecto a las restricciones horarias que se aplicaron justamente con este fin, indicó que los resultados del cierre de actividades a las 18 recién comenzará a notarse a partir de la semana que viene, cuando se cumplan dos semanas de la implementación.
En la circulación comunitaria del virus también se contempla que hay un porcentaje de las nuevas cepas. Sin embargo, propuso mirar a Olavarría, la ciudad más cercana de la región que reportó las variables de Manaos y del Reino Unido, asegurando que “lo han podido controlar”.
Por eso insistió en que lograrlo depende de la conciencia social y de las normas de distanciamiento, uso de barbijo, lavado de manos y todas las indicaciones que ya se conocen. “Sobre todo evitar las reuniones con grupos que no son burbuja”, destacó.
Por el contrario, si esta imperante urgencia de bajar los casos no ocurriera, advirtió que se llegaría a “un colapso sobre el colapso”.
Si el nivel de activos persiste
Suponiendo que el panorama a futuro continúe como hasta ahora, es decir con esta estabilidad de casos pero en altas cantidades y con bajas los fines de semana, la perspectiva que planteó Ponce no es alentadora.
“Camas no hay, esto complica todo el sistema integrado de salud”, exclamó y no solamente por el coronavirus, sino que deja totalmente limitada la capacidad de atención para cualquier otro tipo de patologías o emergencias que requieran sobre todo el uso de respiradores.
Hizo especial hincapié nuevamente en que el año pasado para agosto había un solo caso, ahora con este índice elevado de activos queda por delante todo el invierno. “Si se mantiene constante, nos iremos contagiando gradualmente”, analizó, pero aclaró que esto será partiendo de una base de mil casos, aunque también consideró que depende de la velocidad con la que avance la vacunación.
Asimismo, y comparando con el resto de las ciudades del mundo, remarcó que en Tandil todavía no es tan marcada la incidencia de las otras cepas y, de acuerdo a la información oficial, dijo que pareciera que estamos con pendientes menores a las que hay en el resto del mundo