Donación de órganos
A cinco meses del trasplante, Isidro está a un paso de recibir el alta y radicarse en Tandil
El pequeño tandilense que recibió un corazón el pasado agosto se recupera favorablemente. A fin de mes le harán una biopsia y si todo resulta bien, el niño y su familia podrán instalarse de nuevo en la ciudad, luego de pasar más de un año en Buenos Aires.
Las buenas noticias sobre Isidro Gastaldi Aladro siguen llegando y dan cuenta de que el pequeño de cuatro años se recupera exitosamente luego del trasplante de corazón que recibió el pasado 19 de agosto.
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Recientemente, el hijo de la exjugadora tandilense de hockey, Laura Aladro, y de Sebastián Gastaldi, tuvo una exitosa consulta con su cardióloga, quien le anticipó que si la biopsia que deben practicarle el próximo 26 de enero resulta bien, la familia puede volver a instalarse en Tandil y retomar su vida en las sierras. Indefectiblemente, deberá regresar a Capital Federal todos los meses para los controles de seguimiento, pero las perspectivas son buenas en todo sentido.
“Isi”, como se lo conoce, debió esperar siete meses en emergencia nacional hasta que el milagro sucedió y finalmente llegó un corazón para él. El 19 de noviembre pudo retornar momentáneamente a la ciudad a pasar el fin de semana, tras casi un año ininterrumpido en Buenos Aires, y fue recibido por una caravana que lo acompañó hasta su casa en medio de la alegría infinita por celebrar su vida.
El pequeño había empezado a fines de noviembre de 2021 con dolores de panza y tras las consultas pertinentes, una placa confirmó que padecía de miocarditis. La miocarditis es una inflamación que se produce en el músculo cardíaco y que causa la muerte del tejido de forma irreversible.
En consecuencia, permaneció internado desde diciembre de 2021 en el Hospital Italiano de Buenos Aires y al no responder a los tratamientos aplicados, el pequeño se ubicó primero en la lista de emergencia nacional del Incucai (Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablaciones e Implante) para conseguir un corazón, mientras pasaba sus días en el centro de salud acompañado por sus padres.
A la par, iniciaron una campaña de concientización sobre la importancia de la donación de órganos, sobre todo en la población pediátrica, que trascendió a todo el país e incrementó la cantidad de voluntades expresas.
La recuperación
En agosto de 2022, Isidro fue trasplantado e inició el proceso de recuperación que lo trajo hasta el presente. El postrasplante incluye una serie de drogas que deben administrarle todos los días, visitas al pediatra y al cardiólogo, entre otros tratamientos.
Además, se encuentra inmunodeprimido para evitar que su cuerpo rechace el corazón y por ello requiere de mayores cuidados; por ejemplo, hasta ahora no pudo estar en contacto con demasiada gente ni con mascotas. En noviembre, cuando regresaron a pasar unos días en la localidad, la familia había anticipado que si su evolución continuaba siendo favorable, el tratamiento estricto debería persistir tres meses más, plazo que se cumpliría el mes que viene.
En tanto, vale recordar que en septiembre del año pasado tuvo el alta hospitalaria y desde entonces reside en Buenos Aires, hasta que pueda volver definitivamente a Tandil, circunstancia que cada vez está más cerca. Pese a los cuidados que requiere un menor trasplantado, el niño podrá asistir al jardín de infantes y resocializar con sus pares de a poco, en pos de tener una vida normal.
El día de la vuelta temporal, en la puerta de la casa de “Isi”, todos los presentes entonaron el tradicional “dale, campeón, dale, campeón” para alentarlo y mostrarle su apoyo. Desde el balcón, su madre, Laura Aladro, tomó el micrófono para agradecer tanto amor: “Todos nos decían ‘no se imaginan lo que es Tandil’, intentamos imaginar esta locura, pero vivirla con ustedes es mucho más. Sepan que esta energía nos llegó”. En medio de la emoción, también destacó que llevan para siempre “el amor de la gente” y ratificó que ”los milagros existen".
De este modo, con el alta médica, se abrirá un nuevo capítulo para la familia Gastaldi Aladro, ese con el que soñaron desde el día en que su mundo se dio vuelta y que ahora está a la vuelta de la esquina.