A 10 años del primer paso hacia el matrimonio igualitario, referentes locales recuerdan su experiencia
Hace una década la Cámara de Diputados de la Nación aprobaba el proyecto que se convertiría en la Ley que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo. En Tandil, una de las primeras parejas en hacer valer ese derecho fue la de Mariana y Natalia. Ellas nunca lo ocultaron y consideran que es importante hacerlo visible para darle legitimidad, más allá del matrimonio.
En la madrugada del 5 de mayo de 2010, la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley modificatorio del Código Civil que permitía el matrimonio entre personas del mismo sexo por 126 votos a favor frente a 110 en contra y cuatro abstenciones.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLuego de varias idas y vueltas, con fuertes debates de por medio, alrededor de las 4 de la mañana del día 15 de julio de 2010 se aprobó dicho dictamen de modificación de la Ley Civil de Matrimonio, permitiendo el casamiento igualitario, tal cual había sido sancionado en Diputados.
La votación fue de 33 votos a favor, 27 en contra y tres abstenciones, hubo opiniones divididas en todos los bloques tanto en el Frente para la Victoria (el partido oficialista, facción del peronismo), como en la Unión Cívica Radical, destacándose la casi oposición unánime del Peronismo Federal (facción del peronismo opuesta al Poder Ejecutivo) así como el voto a favor de bloques minoritarios y unipersonales como el del Partido Socialista y otros partidos provinciales.
Así, Argentina se convirtió en el primer país de la región en aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo, dede ese entonces y hasta el momento se casaron más de 20 mil parejas.
A nivel local, una de las primeras parejas en hacer valer este derecho fue la de Natalia Fernández Cisneros, que es artista plástica, y Mariana Dátola, cantante. Ellas se conocieron justamente en mayo de 2010 y casi dos después, el 16 de marzo del 2012, se casaron en el Registro Civil de Villa Italia. Fue una celebración alegre y lo sigue siendo, cada una desde su hogar pero compañeras.
Juntas compartieron su experiencia, reflexionaron sobre aquel derecho ganado, el tiempo que pasó y la importancia de darle visibilidad ¨al hecho de que dos mujeres en esta ciudad conservadora, pueden elegir una vida diferente.
Visibilizar
– ¿Qué significó para ustedes esa posibilidad? ¿Siempre quisieron unirse de manera legal?
– Natalia: En el 2011 fuimos a un casamiento de amigos , Carla y Ángel, estábamos sentadas en la barra, disfrutando de unos tragos y le pregunté a Mariana ¨¿ Y si nos casamos?¨. Nos pareció divertida la posibilidad de poder hacer algo diferente, que rompiera con lo establecido socialmente por tantos años. Y sobre todo pensarlo como algo tan simple, hacer una fiesta, compartir con la gente, irnos de viaje y visibilizar el hecho de que dos mujeres en esta ciudad conservadora, pueden elegir una vida diferente.
– Mariana: No fue porque quisiéramos los papeles. No nos importa demasiado la forma en la que está planteado, convencionalmente un “matrimonio”. Creemos que es necesario romper desde adentro la forma “heteronormal”, ese contrato absurdo, que muchas veces esclaviza a las personas. Fue y sigue siendo para nosotras la posibilidad de visibilizar la unión de dos mujeres, de poder salir de cierta “sombra” o negación social, el “closet” de mucha gente que prefería nombrar, esta forma de unión, como “las amigas que viven juntas”. Considero que es importante hacerlo visible para darle legitimidad, más allá del matrimonio. Nosotras somos artistas, nunca nos ocultamos, tenemos una vida que rompe bastante con eso de como debería ser el amor según la iglesia y tantos otros conceptos arraigados, que aún siguen vigentes. Hay que dejar de repetir “mi mujer”, “mi esposa”, sacarle ese rótulo de “cosa” tan patriarca y antiguo. Nosotras somos compañeras.
– ¿Fueron activistas de este derecho alcanzado?
– Natalia: Somos artistas, y vivir en Arte es desarrollar el activismo todos los días.
-Mariana: Al hacerlo visible, fue y es una acto de “Artivismo”. En ese momento fue muy importante.
– ¿Consideran que al ser las primeras en visibilizarlo ayudaron a otras parejas de mismo sexo a revelarlo o incluso reconocerlo? ¿Fue difícil hacerlo en esta sociedad?
– Natalia: Tal vez, aunque el desarraigo de todos los miedos lleva un tiempo de maduración y no todas las personas tienen el coraje o no están preparadas para poder ser y mostrarse libremente, se trata de eso. Ha sido divertido hacerlo en esta ciudad sin reparar en ella ni en la gente.
– Mariana: Por aquel momento pensaba en que hacerlo visible ayudaría a dar esperanza a generaciones más jóvenes. Me molesta la careteada, saber que muchas parejas aun se casan a escondidas, continuando con esa sombra. Entiendo que debe ser difícil para muchos romper con los prejuicios propios, los miedos, ese “qué dirán”. Para otras personas será más cómodo mantenerlo oculto, quizás por intereses y mandatos familiares. Si hay un “closet” desde donde se debe salir es el de la “familia unida”. Permitirse revelarse y quebrar con ese régimen tan impuesto, del marido-esposa-hijos. Ya sabemos que esa forma de “clan” no le funciona a casi nadie. Hay otras formas de “familia” , la Ley de Matrimonio Igualitario, aunque no te llegues a casar, logró que se instalen esos otros tipos de organización.
En Tandil nuestro casamiento fue muy alegre. No fue difícil, se acercó gente muy amorosa al registro civil de Villa Italia, se llenó de gente querida, de vecinos y vecinas , inquietados, curiosos. Nos felicitaron y acompañaron, nos hicieron saber de su entusiasmo.
– Desde aquel día hasta ahora ¿cómo es su vida, su hogar, su familia?
– Natalia: Mi vida es tranquila y sin estrés. En armonía con animales y la naturaleza. Hemos convivido, compartido viajes y proyectos artísticos. Lo más divertido e importante es que tengamos espacio en soledad para la creación, es por eso que decidimos vivir cada una en su casa, y así no perder la individualidad, romper el tedio de lo cotidiano. También considero, que el compromiso es una construcción, poder entregarme a seguir conociendo a la persona que elegí, ya que estamos en constante cambio y que todo es impredecible.
– Mariana: Conocer a Nati es lo más. Tenemos mucha libertad en nuestras vidas, un hecho que construimos todos los días. Nuestras casas siempre reciben amigos, gente que hace música y otras artes. Amamos a los animales. Particularmente, a mi me encanta cocinar y “maternar” a mis amigos. Mi casa tiene rincones sibaritas donde duerme Thelounious, mi compañero gato, hay libros, cartas de Tarot y muchas obras de Natalia. En estos diez años que llevamos de conocernos, vivir cada una en su casa da la posibilidad de no perdernos, de tener nuestros espacios íntimos y personales. No me gusta esa cosa tan esquemática del “plural”, somos dos mujeres que compartimos un compromiso pero cada una es un “mundo de sensaciones” y pensamientos propios. Creo que el matrimonio y su estructura vieja, mata toda posibilidad de liberación, no es ni será nuestro caso. Para eso hacemos Arte, una revolución constante.
– Finalmente ¿Qué creen que falta en materia de derechos igualitarios?
– Mariana: Creo que el movimiento de las mujeres, desde el feminismo ha dado grandes pasos pero la militancia es personal, ya que cada una construye esa acción en las actividades, en lo cotidiano. Como artistas, comprometernos también con todas esas luchas por un mundo más justo. Hay mucho por hacer y somos las mujeres las que vamos por esa liberación, la de poder trascender esta batalla genitalizada, esta cosa del macho-hembra. Romper con el legado del silencio, poder denunciar todas las conductas abusivas. También, como evolución de las conquistas logradas, creo que ya no es tan importante llamarnos “lesbianas”. En su momento lo fue y ha servido para muchas silentes y curiosas, quizás a animarse. Pero ya no es importante saber eso, de hecho no nos iguala a otras el hecho de ser “lesbianas”, a veces las diferencias son abismales. También dentro de esa especie de igualdad “mujer con mujer”, no todas tienen el coraje de ser disidentes, ni siquiera formando parte de agrupaciones políticas. La lucha es hacia adentro, y hacia afuera seguiremos reclamando por la No Violencia, por la Ley de Aborto ,Seguro, Legal y Gratuito, por la Ley de Cupo Laboral Para las Trans y hacer que se cumpla. Por más mujeres en los escenarios. Por la despenalización del Cannabis, y sobre todo, muy importante luchar por los derechos de los animales. Comer carne pertenece al patriarcado, ya no debemos seguir siendo cómplices del maltrato de estos seres. Romper con la tradición del asadito como festejo. Saber que hemos sido alimentados muy mal por ese capitalismo que nos impone hasta lo que debemos consumir. Dejar de comer animales hará un mundo más inclusivo. La revolución va por ahí. Los amigos no se comen. Cuidar la tierra y respetarnos.
– Natalia : Me es difícil pensar en la “igualdad” en este mundo, donde las diferencias son cada vez más grandes y hay una falta de concientización, ya que el capitalismo lleva a esa desigualdad, “divide y reinarás” y olvidamos que no somos los únicos como especie. Es mi deseo que sigamos construyendo y despertando nuestras pasiones con libertad creativa, este y todos los días es el momento.