Cartas
Temas y lectores
Crónica de una línea telefónica
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Señor Director:
Quiero compartir con los lectores las gestiones casi ficcionales que me tocaron realizar por una línea telefónica, que se podría comparar con las que se hacían en el siglo XX.
A principios de junio de 2022 la línea de teléfono fijo proporcionada por Movistar Telefónica quedó fuera de servicio en el domicilio de un familiar. Como el titular es una persona adulta mayor no es fácil que se movilice a efectos de gestionar reclamos, por lo que me hice cargo de la diligencia, aclarando asimismo que no tengo muchos años menos y haciendo hincapié en que los mayores estamos cada día más fuera del sistema, lo que intento reflejar en el relato siguiente.
Punto de partida por medio telefónico a la oficina de servicios técnicos. Al no obtener resultados en el transcurso de varios días me presento en la oficina de la calle 9 de Julio 650 de esta ciudad donde me informan que el tema en cuestión se trata de un robo de cables (argumento reiterado a muchos usuarios) y que la empresa no piensa reponer. La solución que ofrecen es un teléfono celular, el que descarto porque la persona adulta mayor no tiene conocimiento para su uso o un dispositivo (modem) que se conecta al teléfono fijo, recurso aceptable para el problema. El tiempo de entrega del mencionado se efectuaría entre los 5 y 10 días hábiles, en el domicilio.
Llega el modem y no funciona. Comienza el periplo entre oficina y llamados telefónicos al servicio técnico.
Después de 3 visitas a la oficina y 2 llamadas telefónicas al servicio técnico (todos los reclamos con un plazo de 72 horas hábiles, cumplidos efectivamente) la empresa informa mediante llamado al teléfono alternativo que el mismo es obsoleto por lo que enviarán un modem nuevo en 72 horas hábiles, que fueron 7 días hábiles. Nuevamente falla y una vez más comienzan los reclamos. Pasan 52 días hábiles reclamando cada 72 horas hábiles telefónicamente (avalan planillas de seguimiento de reclamos técnicos obtenidas vía Internet).
Sin recibir una respuesta y explicación por parte de la empresa y cobrando un servicio que nunca cumplió y que se abonó en tiempo y forma, llegando al límite de lo que puede tolerar una persona que reclama un derecho (de prestación prometida), se solicita la baja de la línea en cuestión y se devuelven los 2 dispositivos.
Cuando todo pasó y se solucionó por otro medio, me presenté en la Oficina de Defensa del Consumidor en la que no pude gestionar nada ya que era una puesta en conocimiento sin pretensión por parte del abonado de devolución de servicio o económico. En el Ente Regulador de Telecomunicaciones ídem, y además son trámites que para diligenciar un tercero se necesita un poder firmado ante autoridad pública. Volver a empezar un rulo burocrático era insostenible para mi equilibrio mental, ya que todo lo acontecido lo he contado lo más sencillo posible sin la verdadera complejidad. Solamente quería ponerlo en conocimiento ante alguna entidad y asimismo hacer pública mis peripecias y andanzas en la aspiración de recuperar un medio básico en el siglo XXI donde estamos mundialmente comunicados al instante.
“No hay nada más duro que la suavidad de la indiferencia”.
Marta Pinhao
DNI 6.064.817
Subsidariedad del Estado
Señor Director:
Estamos a pocos meses del hito del Bicentenario, 200 años se van a cumplir el año que viene, 200 años cumplirá la querida ciudad de Tandil.
Se preparan diversas actividades, festejos, iniciativas para relanzar a la ciudad en lo político, social y económico. Se pone énfasis en las políticas públicas como eje central y eso a mí me hace ruido. Nuevamente lo público sobre lo privado. Una constante en Argentina. No es un buen momento el año que viene para empezar a ¿desandar la “cosa pública en Tandil”?. Poniendo en valor la iniciativa privada e individual de los tandilenses, cambiando el eje y el formato de gestión Municipal de una vez por todas.
El principio de subsidariedad del Estado, es decir un Municipio chico, eficiente, creativo, austero, superavitario que se ocupe estrictamente de lo que tiene que hacer y nada más. Que desregule todas las actividades e iniciativas, en fin, que de una vez por todas se permita al individuo organizarse libremente para lograr un camino de prosperidad y progreso, poniéndose definitivamente delante de los problemas y no siempre actuar como bombero. Subsidariedad del Estado. Tandil arriba.
Martín Loitegui.
DNI 11.632.843.