Se recibió de ingeniero y de Administración de Empresas y hoy recolecta uvas en Tasmania
Ignacio Iglesias se fue en agosto del año pasado, luego de recibirse de dos carreras universitarias. Hoy, recolecta uvas en Tasmania y planea viajar por el sudeste asiático.
Son varios los tandilenses que se encuentran en el exterior conociendo nuevos lugares y recabando nuevas experiencias. Con la mira fija en recorrer el mundo, encontrarse con nuevas personas y vivencias, parten desde esta ciudad hacia diferentes destinos, como Europa o Asia. Allí, se instalan durante unos meses y trabajan para juntar plata para poder seguir viajando.
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La historia de hoy es la de Ignacio Iglesias, un joven tandilense de 24 años que emigró a Australia en agosto del año pasado, luego de finalizar las dos carreras universitarias que estudió (ingeniería agronómica y administración de empresas), y que hoy se encuentra en Tasmania recolectando uvas.
–¿Cómo surgió la idea? ¿Te habías contactado con alguien que ya lo había hecho?
-Siempre me gustó viajar para poder conocer otras culturas, otras formas de ver la realidad. Tampoco hace falta irse, pero sí salir de la zona de confort.
Una amiga me había comentado hace unos años que había venido a ‘work and holiday’ y que estaba muy bueno. Yo tenía ganas de viajar y trabajar en otro lugar, y veía complicado irme a Europa. Entonces, cuando terminé de estudiar, decidí comenzar esta nueva etapa, y surgió esta visa. Era un trampolín para ir a Asia, que siempre fue el objetivo.
Además, Australia es un país donde se puede juntar plata. Entonces dije ‘vengo acá, junto unos pesos y después me voy para Asia’.
-¿Encontraste todo lo que esperabas?
-La realidad es que no sé en busca de qué me fui. En busca de mi, de encontrarme, ver qué quiero hacer con mi vida. No sé si algún día encontraré la respuesta.
Pero me topé con muchas experiencias nuevas, un sistema increíble. La idea es exponerse a nueva información, aunque es cierto que no hace falta irse tan lejos. De todas formas, creo que viajar lo hace más fácil.
-¿Dónde estás ahora? ¿Solo?
-En Tasmania, donde vivo con un chico de Buenos Aires que conocí acá. Éramos seis antes, pero ahora quedamos sólo nosotros dos porque estamos trabajando. Nos compramos un auto entre cuatro, que nos costó solo 800 dólares, y con él nos manejamos para todos lados. Es un Toyota Camry modelo 97, y la idea también es viajar al norte en coche.
Mi compañero tiene 26 años. La mayoría acá tiene entre 22 y 35 años. Está lleno de argentinos. Nos llevamos muy bien por suerte, pero no sé si estaré todo el viaje con él, lo veré más adelante.
-¿Cómo es el tema de la fauna en Tasmania?
-Acá, en Tasmania, hay mucha naturaleza. Los demonios, los animales más reconocidos de la región, tienen un problema, creo que es cáncer en la piel, y se están muriendo todos. Después hay muchas víboras y arañas, que son realmente peligrosas.
-¿De qué estás trabajando?
-Estamos recolectando uvas en este momento, antes juntábamos frambuesas. Trabajamos entre 7 y 8 horas y nos pagan el mínimo, 20 dólares australianos por hora. Si laburás los cinco días, ganás 800 por semana, y para vivir gastas 400 aproximadamente, con lo cual el resto te lo podes guardar.
Pero la idea es agarrar un trabajo más al norte, en una empresa de paneles solares que paga muy bien. Puedo llegar a ahorrar hasta 1500 dólares autralianos por semana.
-¿Y qué pensás hacer con esa plata? ¿Seguir viajando?
-Me gustaría viajar por el sudeste asiático: Vietnam, Tailandia, Laos, Camboya y también la India. Quiero conocer toda la cultura oriental. Son de las civilizaciones más antiguas y a nosotros no nos llega nada de su filosofía. Ellos van más hacia el interior.
Occidente siempre quiso externalizar los problemas, solucionar el medio para que el hombre sea feliz. En cambio, ellos van hacia adentro, que tiene más sentido, porque vos sos lo que se va moviendo. Serías como la constante que siempre está en todos lados.
-¿Pensás que en algún momento vas a poder hacer valer tu título y conseguir algún trabajo relacionado?
-No creo que pueda hacer valer mi título acá, así que seguiré trabajando de lo que encuentre y que, dentro de todo, me guste. Laburé en almacenes, moviendo cosas, en construcción, de ayudante de cocina, juntando frutas, haciendo publicidades en la calle, hice de todo.
Pero este trabajo de ahora es muy fácil comparado con otros: no tenes que hacer fuerza, no tenes que arrodillarte. Lo único es que tenés que estar parado y caminar bastante. Las canastas las llenás relativamente rápido y después pasan a buscarlas.
-¿Y a la Argentina pensás volver? ¿No extrañas a nadie?
-Si termino la tesis ahora, si me aprueban para que la pueda defender, capaz vuelva a hacerlo. Tengo que entregar las correcciones y después me dicen si puedo ir. Si sale eso, y consigo algún trabajo con el que pueda juntar plata, vuelvo. Si no, no.
Y extrañar, a veces se extraña la zona de confort.
-¿Qué pensas hacer después de este viaje?
-No sé qué voy a hacer después de que recorra. No sé cómo quedará mi mente. Pueden pasar muchas cosas.