Pierce, el socio de todos
Michael Leonel Pierce crece con Santamarina. El mediocampista luce cada vez más consolidado gracias a su despliegue y versatilidad; y volvió a ser figura del aurinegro, en la trabajosa victoria lograda el lunes frente a All Boys (1-0). Siempre solidario, el nacido en Chacabuco se transformó en el socio ideal para sus compañeros, tanto en el manejo de pelota con apetencias ofensivas como en la tarea defensiva.
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“Leo”, cedido por Racing Club de Avellaneda desde comienzos de 2016, analizó con este Diario el auspicioso presente del equipo tandilense, entonado por una serie invicta de doce partidos y aspirante a seguir trepando en la tabla de la B Nacional.
-¿Cómo explicás la mejoría de Santamarina?
-Estábamos en el fondo del mar y por suerte nos pudimos levantar, encontrando un orden que no veníamos teniendo. Sacamos puntos de visitantes y nos hicimos fuertes de locales.
-¿A qué se debieron cambios tan rotundos en los resultados?
-Tras la llegada de Arzubialde, el primer partido con Instituto lo íbamos ganando y jugando bien. Nos dieron vuelta y parecía que se repetía la historia. Pero sacamos un buen resultado con el gol del Melli Gogna. Arzubialde trabajó mucho en lo táctico y ahí nos dimos cuenta de que podíamos. Después, se empezaron a dar los resultados.
-Desde afuera se ven como un equipo que sabe adaptarse a las circunstancias del partido. Manejan los tiempos.
-Sí, creo que nos hicimos un equipo inteligente. Cuando nos dan la pelota, la manejamos. Y si tenemos que replegarnos, también sabemos hacerlo.
-¿A la hora de la presión en campo rival, sos el que marca el ritmo?
-No, eso lo coordinamos entre todos. Los delanteros son los primeros en manejar la presión y lo están haciendo muy bien. Eso ayuda al resto del equipo.
-¿Te resulta conveniente quedar como “5” fijo o unos metros más adelante?
-Siempre jugué de “5” tapón y es beneficioso para tener la cancha de frente. Pero no tengo problemas en tirarme un poco más arriba, donde por ahí los espacios son más chicos. Y soltándome me permite llegar un poco más, como hace dos partidos atrás cuando vinieron los goles contra Brown de Adrogué.
Ganar en el agua
El lunes, Santamarina le dio otra alegría a su gente. Con el condicionante de una lluvia insoportable, se sacó de encima a un All Boys que disfrutó de la tenencia de la pelota, pero que no supo quebrar a un sólido aurinegro.
Pierce, uno de los responsables de esa solidez, tuvo trabajo extra después de la expulsión de Milton Zárate.
-¿Cómo viste la jugada que los dejó con diez?
-Milton rechaza, el recorrido de la pierna sigue y le llega a pegar al jugador de All Boys. Justo con las condiciones de la cancha, lo alcanza a golpear.
-¿Pensaste que se complicaba?
-Sí, quedarse con uno menos es complicado. Ahí mismo me llamó Héctor (Arzubialde) para decirme que íbamos a mantener los tres mediocampistas un poco más cerrados y dejar los dos delanteros. Nos sentimos cómodos, porque tanto Prudencio como Facu Castro hicieron un gran desgaste. En ese momento, no estaba mal pensar en un empate. Pero encontramos esa jugada y lo ganamos.
-¿Creíste que podía terminar en gol cuando abriste para Sosa?
-Lo vi a Dieguito perfilado para correr y la mandé para adelante. Ahí llegó el centro y gol de Toti Chaves.
-Se viene Ferro, un rival siempre especial. ¿Cómo se encara ese partido?
-Es un equipo grande, que se hace fuerte de local. Y para nosotros es un rival directo, porque estamos iguales en la tabla y el que gane puede prenderse a pelear arriba.
-¿Ese es el objetivo?
-El objetivo es sumar. Si la suerte nos acompaña y se dan otros resultados, podemos meternos en los primeros puestos. Sin perder de vista que la categoría es muy difícil y un par de derrotas también te mandan para abajo.
“Merlos me vio pibe”
Leonel Pierce guarda un imborrable recuerdo del que hasta ahora fue su único partido en Primera División del fútbol argentino. Fue Racing 0-Quilmes 1, en el torneo Final 2014, con el ciclo de “Mostaza” Merlo deshilachándose.
El actual jugador de Santamarina, que tenía 20 años, introduce en su relato a otro conocido de los tandilenses: “Tenía mucha ansiedad, me costaba llegar a la pelota y pegué de más. El árbitro Andrés Merlos me vio pibe, creo que por eso no me expulsó. Después me fui tranquilizando”.
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