Niñas madres, la problemática del embarazo a temprana edad
El nivel de fecundidad en las adolescentes evidenció durante 2018 una leve baja en la tasa de embarazos atendidos por el sistema de salud pública en Tandil. La falta de prevención, a pesar del conocimiento de los métodos anticonceptivos es la clave para entender un fenómeno que responde en su mayoría, a factores sociales y culturales.
La palabra adolescencia deriva del verbo “adolecer”, que significa “crecer, desarrollarse, ir en aumento”. Este período, representa una etapa más de crecimiento y de desarrollo de los seres humanos y es quizá, la más crucial en la vida de un individuo.
En su fase temprana, que se extiende desde los 10 a los 14 años es el lapso en el que, por lo general, comienzan a manifestarse los cambios físicos externos y los cambios internos cerebrales con las repercusiones consiguientes sobre la capacidad emocional, física y mental.
La adolescencia tardía, abarca la parte posterior de la segunda década de la vida, y se da entre los 15 y los 19 años. Para entonces, ya usualmente tuvieron lugar los cambios físicos más importantes aunque el cuerpo sigue desarrollándose. El cerebro también continúa organizándose y la capacidad para el pensamiento analítico y reflexivo aumenta notablemente.
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En esta instancia, la problemática del embarazo adolescente, se presenta en su gran mayoría sobre la base de embarazos no deseados, accidentales o debido al abuso intrafamiliar.
En Argentina, según datos de la Secretaría de Salud de la Nación de 2018, se estima que la tasa de embarazo adolescente (considerado en mujeres de entre 10 y 19 años) es de un 13,3 por ciento, siendo a su vez de 0,3 puntos en menores de 15 años. Esto significa que cada día, 272 adolescentes se convierten en madres. El relevamiento indica además que el 70 por ciento de los embarazos, no fue planificado.
Si bien los porcentajes se mantuvieron estables durante los últimos cinco años, según las cifras del Plan Nacional de Prevención del Embarazo no Intencional en la Adolescencia, durante el pasado año mostraron un leve descenso.
En la provincia de Buenos Aires, la más poblada del país, los embarazos adolescentes representan el 11,3% de los 270 mil que se registran anualmente en territorio bonaerense. En nuestro distrito, la cantidad de casos se ubica dentro del orden del 14 por ciento y si bien la cifra oscila muy poco año a año, representa una baja en relación a 2017.
Desde el Sistema Integrado de Salud Pública de Tandil, el trabajo que se viene realizando en materia de prevención, asistencia y seguimiento se ha articulado en los distintos niveles de atención a través de grupos de profesionales que actúan de manera interdisciplinaria.
La médica Rosana Fullone, integrante del servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Municipal Ramón Santamarina brindó detalles sobre la tarea que desempeña en este área y destacó la necesidad de concientizar sobre la prevención.
-¿Desde dónde parte el trabajo para abordar esta problemática?
-Bien, desde el sistema sanitario tenemos dos niveles de atención en el que, un primer contacto se establece a través de los Centros de Salud Comunitarios donde allí se trabaja específicamente con la prevención. Luego, el segundo nivel es el que propiciamos desde el consultorio de embarazo adolescente cuando la problemática se hace manifiesta.
Desde este ámbito, cuando una joven llega, lo primero que observamos es por quién viene acompañada. Es recibida por una trabajadora social que en primera instancia hace una serie de preguntas para conocer el contexto y la historia clínica familiar. Allí se trata de conocer si el embarazo fue planeado, si utilizaba algún método anticonceptivo y qué pudo haber fallado en este proceso. Una vez que se logran dilucidar estas cuestiones, avanza el equipo de profesionales con el que contamos dentro de este gabinete integrado por médicos generalistas, psicólogos, ginecólogos y obstetras.
Igualmente, hay adolescentes que no representan un embarazo de riesgo y se atienden en los distintos centros de salud ya que por razones de traslado no llegan al nosocomio. Con ellas se hace un seguimiento especial, teniendo en cuenta que estamos provistos de un sistema informatizado en toda la ciudad.
-¿Qué factores determinan que un embarazo es de riesgo?
-Más allá de la condición de salud que la paciente tenga, se considera que los embarazos por debajo de los 15 años son de alto riesgo porque tiene más posibilidades de padecer alguna complicación. Entre esa edad y los 19, los riesgos ya son menores y de hecho hay muchas jóvenes que repiten embarazos entre los 16 y los 19 años.
En relación a las complicaciones médicas que se puedan dar en una madre adolescente y su bebé, Fullone detalló que las adolescentes son más permeables a sufrir anemia, hipertensión o amenaza de parto pretérmino (prematuro). Los niños, son más propensos a tener bajo peso al nacer, padecer infecciones, enfermedades de transmisión sexual, maltrato y accidentes por lo que en estos dos últimos puntos, destacó la importancia de la contención dentro del seno familiar.
-¿Cuáles son las razones que por las que se llega al embarazo?
-Bueno, hay una cuestión multifactorial pero en líneas generales es la ausencia del uso de un método anticonceptivo, aunque se tenga total conocimiento del riesgo que se corre al no implementarlo. En este sentido, también existe la creencia de que, si la mujer se cuida, el varón entiende que el preservativo no es necesario y las chicas a veces tampoco exigen el uso. No solo hablamos de la posibilidad de un embarazo sino también, de la transmisión de enfermedades porque en algunos casos tenemos madres adolescentes que cursan un embarazo y paralelamente contrajeron algún tipo de patología relacionada al contagio durante una relación sexual, factor que reviste una problemática mayor para la madre y el bebé.
La profesional, hizo hincapié en la necesidad de que en la pareja no quede sindicada la responsabilidad de cuidado sólo a la mujer sino en la toma de conciencia por parte de los varones en el compromiso compartido.
Los abusos
-¿El factor sociocultural tiene alta incidencia?
-Sin duda, existen casos en el que las chicas advierten que su progenitora fue mamá muy joven y es el modelo que buscan replicar. En otras circunstancias, ven al embarazo como la posibilidad de escape de una casa donde hay alto nivel de conflictividad y creen ver una salida de esta manera. Y además, hay que tener en cuenta que en esta edad existe un alto grado de idealización del amor y la pareja entre los adolescentes ya sean varones o mujeres.
-¿Qué registro se tiene sobre los casos de abuso intrafamiliar?
-Vemos este tipo de casos, pero con muy pocos embarazos aunque esto ocurre entre las más niñas. Lo que sí estamos notando es que se acercan mujeres de mayor edad que tras el impulso que se le dió al tema de la violencia de género, logran contar lo que han vivido de chicas y el proceso que enfrentaron para resolver esa situación aunque algunas aún, no hayan podido hacerlo. El trabajo que articulamos cuando llega una niña que ha sido abusada o que se tiene cierta sospecha de que algo en este sentido sucedió, se realiza de la misma manera a través de la trabajadora social y el equipo de psicólogos pero aquí también se le da intervención a la Comisaría de la Mujer donde se radican las denuncias formales.
Según detalla la especialista en ginecología adolescente, no solo se indaga sobre los casos de abuso en que se hayan consumado a través de una relación sexual sino que además, se toman en cuenta los episodios donde una niña haya sido obligada a mirar o tocar.
-¿Cómo es la aceptación del embarazo y del bebé para la joven madre y la familia?
-Las jóvenes aceptan más el embarazo que una mujer adulta que no lo tenía planificado. En esta edad, alrededor de las 15, existe la fantasía de la infertilidad en ambos sexos y muchas veces se ponen a prueba de esta manera, sin tener los cuidados necesarios porque piensan que “a mi no me va a pasar”. Por lo general en la primera relación sexual los chicos no se cuidan o muchas veces la llevan adelante bajo los efectos del alcohol y esto no les permite tomar las previsiones del caso. El proceso de embarazo, por lo general es acompañado por la pareja y la familia pero una vez que llega el bebé, la psiquis de la madre muchas veces no está preparada para acompañar la demanda de un recién nacido, la lactancia, el llanto, el tener que llevarlo a los controles y quieren volver a hacer su vida normal con las cosas propias de la edad y entonces la responsabilidad de cuidado se traslada a los abuelos.
-Una vez que la criatura y la madre son dadas de alta ¿cuál es el seguimiento que se articula desde el sistema de salud?
-Cada vez que nace un bebé de una adolescente o de una mamá que tuvo a su bebé y reviste algún factor de riesgo, la comunicación se intensifica. Al tener las historias clínicas informatizadas, las jóvenes al ser dadas de alta ya se van con el turno para los controles pertinentes ya sea desde neonatología o de la sala de maternidad común. Si la paciente no viene, el equipo llama o asiste al hogar para conocer las razones por las que no llegó al control y a partir de allí se empieza hacer toda la cadena interna para que se cumpla con los pesajes, vacunas, etc. Este seguimiento opera de la misma manera con los controles durante el embarazo.
-Por los márgenes etarios en los que se da el embarazo, las adolescente en su mayoría están escolarizadas ¿qué tipo de acompañamiento existe?
-En esto tenemos un seguimiento particular porque entendemos que la escuela tiene necesariamente que ser inclusiva durante el proceso. Sabemos que a veces los establecimientos no están preparadas desde lo edilicio o que existen temores por parte de los directivos o los docentes en relación a que esa chica que está cursando un embarazo pueda tener un accidente en el lugar. Los pares, por lo general incorporan con normalidad la situación pero a veces cuesta entre los más grandes y en algunos casos los docentes asisten al domicilio. Desde nuestro ámbito tratamos de que esto no suceda porque más allá de que una joven se encuentre en proceso de gestación, hablamos de mujeres sanas que con los cuidados del caso, pueden llevar una vida totalmente normal. A veces piden certificados para que la adolescente no asista pero por ejemplo, en el caso de que un aula se encuentre en un piso superior muchas veces se traslada el curso a la planta baja. Hacemos especial hincapié en la inclusión y desde la institucional los directivos colaboran muchísimo. Nosotros de hecho otorgamos la licencia a la madre a las 36 semanas como hacemos con cualquier mujer embarazada. Hay algunas escuelas incluso en que luego de tener al bebé, adaptan espacios lactarios para que la joven pueda llevar al niño.
Anticoncepción y profilaxis
En agosto de 2017, el Gobierno nacional creó el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (ENIA), en el que se propone que distintos ministerios trabajen coordinados para garantizar los derechos de los adolescentes para acceder gratuitamente a métodos anticonceptivos, educación sexual integral y asesoría en las escuelas, consejería en salud sexual y reproductiva, y actividades de promoción comunitarias.
En este contexto, Rosana Fullone señaló que el Sistema Integrado de Salud Pública de Tandil, cuenta con todos los métodos de anticoncepción que la normativa suscribe.
-Partiendo de la base de la prevención como la primera medida para evitar el embarazo adolescente ¿hay conocimiento y acceso a los métodos de cuidado?
-Tanto en el Hospital como en las salas de atención primaria contamos con todo lo que hay en el mercado. Acceso a los métodos tienen y conocimiento también. Particularmente, insisto en que las chicas tienen que llevar preservativos, porque debe ser usado no solo bajo el concepto de prevenir un embarazo sino por el cuidado en cuanto a la profilaxis. Estamos viendo muchos casos de enfermedades de transmisión sexual que se pueden evitar con el simple uso de un condón. Tenemos implantes subdérmicos, dispositivos intrauterinos (DIU) y píldoras en cantidad. Contamos además con la pastilla del día después comercialmente conocida como de anticoncepción de emergencia pero nosotros la denominamos la pastilla “de lo antes que se pueda”. Si cualquier mujer tuvo una relación no cuidada o un accidente porque se rompió el preservativo, debe tomarla cuanto antes ya que no tiene contraindicaciones, incluso para aquellas que no toleran orgánicamente los métodos tradicionales de anticoncepción. Igualmente, estando todos los medios a disposición existe un porcentaje que sea por factores culturales o sociales, opta por no implementarlos.
-Nos comentó que además hay casos en los que los embarazos se repiten dentro de este margen de edad ¿por qué se da este fenómeno?
-Sí, hay adolescentes que repiten un embarazo en el corto plazo porque en algunos casos hay que atender a la particular situación de chicas que son menores pero que viven con sus parejas y esto está consensuado por los padres. Desde aquí lo que hacemos una vez que fue la joven fue madre, es tratar de que se vaya con el anticonceptivo incorporado y por lo general aplicamos el implante subdérmico que cubre por 3 años. Algunas se lo quieren quitar porque el método causa amenorrea (interrupción del ciclo menstrual) y esto le genera muchas dudas, más allá de que les explicamos que orgánicamente no produce ningún efecto adverso. El objetivo es lograr extender el tiempo intergenésico (lapso de tiempo entre embarazos) aunque hay un alto porcentaje de repitencia entre los 15 y los 19 años. Este método junto al DIU son los dispositivos que entendemos se adaptan mejor porque son de larga duración, y ya no dependen de la adolescente a diferencia de las pastillas para lo cual hay que tener un horario y un seguimiento específico.
La especialista en ginecología adolescente por último señaló, que el equipo de profesionales médicos se aboca a los nacimientos a través del parto, práctica por excelencia que se implementa por sobre la operación de cesárea ya que reviste menor peligrosidad para las madres y los niños por nacer. En Tandil, la tasa de mortalidad materna es del 0 por ciento.