Necrológicas
JUAN ANTONIO LARREA
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl 27 de diciembre pasado, en una tragedia vial, perdió la vida Juan Antonio Larrea, a los 29 años. Hoy su familia, en medio del dolor, compartió su historia.
“Juan Antonio nació el 19 de noviembre de 1987. Fue el sexto hijo, el varón tan anhelado, de Juan Manuel Larrea y Liliana Rusos, nacido después de Marina, Juan Manuel (f), Delfina, Victoria y Eugenia. Amadísimo por sus padres, abuelos y hermanas, tuvo una infancia plenamente feliz que transcurría intrépidamente entre el campo de De la Canal y el mar de Orense.
Asistió al colegio Santo Domingo en la Sierra. Realizó sus estudios universitarios en el INTA-UNMdP de Balcarce, donde se graduó como ingeniero agrónomo. Especialista en lechería, por herencia vasca y vocación, trabajó en la empresa familiar.
Estaba en pareja con María Josefina Peña desde 2012.
Amante de la pesca, del mar, del campo, de sus amigos entrañables, de su familia, de sus sobrinos Margarita, Trinidad y Santiago, tomaba todo de la vida, apasionada e intensamente.
Juan Antonio, Antonio, Juan, Juancito, Andoni, Vasco, Vasquito, Padri, Chiquito, nuestro chiquito, estás con nosotros para siempre, nos vemos en la eternidad”.
MARIA JOSEFINA PEÑA
Junto a Juan Antonio Larrea, falleció en el mismo accidente su novia María Josefina Peña, a los 30 años. Su familia la recuerda con inmenso amor.
“Naciste un soleado 24 de noviembre de 1986, en la ciudad de Tandil. Creciste siendo la más chica de los hijos de Norma Sierra y Carlos Peña. Tanto tu único hermano, Luciano y hermana mayor Carolina siempre consintieron, amaron y admiraron tu vocación a todo lo artístico y creativo que emprendías. Te encantaba la fotografía, crear hadas en porcelana fría y estudiar diseño de indumentaria.
Realizaste toda tu educación en el colegio Sagrada Familia, donde cultivaste amistades entrañablemente eternas. Una vez terminados tus estudios, quisiste ganar experiencia de vida propia y saliste a forjar tu destino en el plano laboral.
Fue en esa época, allá por el año 2012, que conociste al amor de tu vida, Juan Antonio Larrea (Juancito). Juntos unificaron sus caminos e hicieron propias las metas del otro. Juntos se apoyaron siempre y fortalecieron su amor. Juntos crearon su negocio (Vicenta). Juntos se sentían plenos, felices y amados, cuando decidieron irse de viaje, al último de sus viajes. Dios así lo quiso, que juntos fueran al cielo y sean eternamente felices. A nosotros nos queda extrañarlos, recordarlos y llevarlos en nuestro corazón. Ustedes serán siempre nuestros ángeles eternos. Tus padres y hermanos”.
NELIDA VIDAL DE BUSTO VIUDA DE DAMIANO
El pasado 1 de enero de 2017 se apagó la vida de Nélida Vidal de Busto viuda de Damiano, causando un inmenso dolor entre sus seres queridos.
Nélida nació el 7 de noviembre de 1932, se crió en el campo y era la menor de nueve hermanos Julia: (f), Gerardo (f), Dolinda (f), María (f), Amando (f), Héctor (f), Gloria y Danilo.
Se casó en primeras nupcias con Aníbal Damiano, con quien tuvo dos hijas, Marta y Mirta. Quedó viuda muy joven.
Luego de dedicarse al cuidado de sus hijas, rehízo su vida con Victorio Busto, con el cual contrajo matrimonio el 21 de mayo de 19/92.
Nélida se dedicó a la repostería, costura, arte decorativo y peluquería, siempre acompañada de sus hijas. Tenía una vida activa, en la cual salía a caminar con su marido, iba a clases de natación y pilates, y dedicaba sus tiempos libres a sus nietos.
Sus hijas le dieron cinco nietos: Gastón, Sebastián, Martín, Florencia y Vanesa. Además, alcanzó a conocer a su bisnieta Antonia.
Su partida es lamentada por su esposo Victorio; sus hijas Marta y Mirta; sus yernos Oscar y Roberto; sus hermanos Gloria y Danilo; sus nietos Gastón, Sebastián, Martín, Florencia, Vanesa, Ester y Alejandra; su bisnieta Antonia, cuñados, sobrinos, amigos y vecinos.
ENRIQUE EZEQUIEL VALENZUELA
El 4 de enero dejó de existir el vecino Enrique Ezequiel Valenzuela.
Había nacido el 20 de octubre de 1929 en Rauch y luego de su adolescencia, siendo aún muy joven, fue a trabajar a La Negra con Magnasco y Cía. como recibidor de leche de tambo.
En 1955 fue trasladado a Tedín Uriburu, a la estancia San Miguel (de Magnasco), donde también desempeñaba taras acordes.
En el año 1956 conoció a Noemí Emilce Lago. Tres años después se casaron por civil, el 20 de febrero de 1959, en tanto que el 7 de marzo de 1960 nació su hijo Osvaldo Enrique. Ese mismo año comenzó a estudiar -por correo- relojería, recibiéndose en 1963 como técnico relojero cronometrista.
En el año 1964 la familia migró a Tandil, donde abrió un local de relojería en la calle Yrigoyen. Los resultados económicos no fueron buenos, por lo que Enrique Ezequiel Valenzuela decidió cerrarlo y entró a trabajar en la empresa Metalúrgica Tandil.
A raíz de un accidente rumbo a su trabajo salió de allí y comenzó a trabajar de peón de albañil en la empresa Teneza, donde ascendió al grado de oficial. Allí trabajó hasta su cierre, tras lo cual comenzó a desempeñarse por cuenta propia con buena reputación, lo cual le valía su continuidad. Paralelamente, por las tardecitas desarrollaba su oficio de relojero, lo cual también le dio muchas satisfacciones por su habilidad en la reparación.
En el año 1969, Enrique Ezequiel Valenzuela se mudó a su vivienda propia, aún en construcción en la calle Piedrabuena al 1.500. En el año 1983 se mudó a Arana al 1.300, el que sería su hogar definitivo.
En febrero de 2009, como no tenían la ceremonia religiosa, junto a Noemí, decidieron tenerla en la Iglesia Evangélica Misionera, que con gusto se la celebró.
En los últimos años, un problema de estómago lo obligó a tener que colocarse un stent, aunque luego se sumaron inconvenientes de corazón, huesos, etc, lo que lo llevó a reiteradas internaciones que fueron diezmando sus fuerzas y su ánimo, llegando a estar muy inestable.
Pero su partida, a los 87 años, fue en paz, muy bien cuidado, con casi total conciencia y sin dolor, lo que fue un gran consuelo para su familia.
Enrique, con su espíritu afable y bonachón, su sonrisa a flor de labios, cosechó el cariño y la amistad de cientos de personas que siempre lo recordarán así, sentado en la puerta de su casa por las tardes, saludando a todos, sonriendo y dando alegría.
OLGA ESTER RODRIGUEZ DE PERALTA
El 8 de enero pasado se produjo el deceso de Olga Ester Rodríguez de Peralta, una querida vecina que había nacido en Tandil el 8 de enero de 1953.
Residente durante su juventud en la zona de La Tandilera, en la última etapa de su vida su morada fue en la zona de la Escuela Granja.
Su partida es lamentada por su esposo Miguel Angel Peralta; sus hijos César Omar y Lucía Ester; sus hijos políticos Fabio y Bettina; sus ocho bisnietos: Alan, Ezequiel, Celeste, Rodrigo, Tatiana, Cristian, Jackelina y Florencia; y sus bisnietos Tamara, Delfina y Sebastián. A ellos se suman sus amistades.
Dedicatoria
“Después de tanta lucha nos dejaste. Te vamos a amar y recordar siempre. Tu familia”.
MARIA ANGELICA LESCANO
El 22 de diciembre falleció María Angélica Lescano.
Como tributo a cuatro décadas de amistad, su amiga María Cristina Bichi (“Mary”), preparó el siguiente recordatorio:
“Amiga:
Te fuiste para siempre. Hoy hago coraje y escribo, como te prometí.
Tuviste una vida muy movida, fuiste madre a los 15 años te separaste… Hiciste pareja con el negro y tuviste dos hijos más. Luego quedaste viuda.
Ya hacía muchos años que éramos amigas, en las buenas y en las malas. Nunca un sí o un no.
Después de muchos años conociste a Julio. ¡Qué lindos 12 años! Viajaste, paseaste… los helados de limón que comiste y las cenas…
Pero tu salud te abandonó y se terminaron nuestras charlas y mates…
Te extrañamos, te extraño amiga de toda la vida.
Siempre te llevaré en el corazón”.
SALVADOR ARMANDO MARSAL
A los 73 años, el 30 de diciembre pasado dejó de existir un querido y respetado tandilense por elección: Salvador Armando Marsal.
Salvador había nacido el 23 de agosto de 1943 en la Capital Federal y era el mayor de ocho hermanos.
Vivió en Martínez, provincia de Buenos Aires, y curso sus estudios en el Colegio Santa Isabel, en San Isidro.
Fue un hermano, tío y amigo único
Se dedicó a la actividad agropecuaria en el establecimiento Ayelén, en la zona de La Numancia.
Salvador era atento con las visitas, servicial y bueno. Muchas veces no demostraba sus sentimientos, pero era muy buena persona. Era muy inteligente , tenía una memoria excepcional y era muy caballero.
Hoy lamentan su partida sus hermanos Silvia, Alberto, Sara y María Inés; sus hermanos políticos Miguel Eguzquiza, Mirta Echandía, Susana Pereyra, Julio Ríos, Abel López y Jorge Bonnat, entre otros familiares y numerosos amigos.
“Te extrañaremos mucho, hermano”.
AMELIA DOMINGA LEDESMA Vda. DE CARMONA
A los 84 años, el 3 de enero falleció en Tandil la querida vecina Amelia Dominga Ledesma.
Había nacido en Gardey, el 10 de junio de 1932, y su esposo fue Pedro “Perico” Carmona (f), con quien tuvo a su hijo Rubén Rodolfo.
Luego se sumó a la familia la hija política Mirta Sara García, llegando luego los nietos Cristian Pablo, Lorena Teresita, Mauro Rubén y Yesica Vanina Carmona; y los bisnietos Jimena Carmona, Agustín Carmona, Delfina Payo y Lautaro Yavorsey.
Dedicatoria
“Lo más triste y doloroso que nos puede ocurrir es tener que despedir a las personas que amamos.
Le preguntamos a Dios o a la vida por qué esa persona que queremos tuvo que irse. Ante esto debemos comprender que lamentablemente todo tiene un ciclo, un principio y final y muchas de las personas que amamos, algún día tienen que partir y reunirse con el Creador.
Hoy nos toca despedirte a vos madre/abuela, ahora que no te encuentras entre nosotros.
Deseamos que desde allá arriba nos veas y nos guíes, como solo tú sabías hacerlo mientras vivías. Te amamos y nunca te olvidaremos.
Tu hijo, nietos y bisnietos”.
CORA TELLECHEA DE MARQUEZ
El 3 de enero se produjo el deceso de Cora Tellechea de Márquez, quien había nacido en Tandil el 13 de julio de 1931.
Era la tercera de los cuatro hijos de Miguel Tellechea, oriundo de Navarra y Elvira Errandorena, nativa de Tandil.
Se casó con Manuel Márquez, con quien tuvo dos hijas, Patricia y Diana; y cuatro nietos, Manuela, Juan, Juan Mateo y Oliverio.
Participó con entusiasmo y pasión en las actividades y en la Comisión Directiva del Centro Vasco Gure Etxea. Fue una de las referentes de esa comunidad. Trabajó en el staff de apertura, y hasta su retiro, en las oficinas de OSDE de nuestra ciudad.
Trabajadora incansable, solidaria, atenta y de buen humor. Cariñosa con sus nietos, a los que amó sin condiciones.
Amante de la música, las plantas, los viajes y los paisajes.
Tandilense hasta la médula.
Le porfió a una enfermedad mucho más tiempo de lo que decían los libros. Vasca hasta el fin.
Sobre el autor
Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios