Mario Ghersetti sigue creciendo en el básquet italiano
Con poco más de dos metros, voz pesada tipo Pappo y seis tatuajes, alguno que hace referencia a la potencia y el poder, el muchacho intimida. Más si Alejandro Artola, uno de los amigos de la barra de su hermano, cuenta: ?Tiene voz gruesa y a lo que se mueve, le pega… me deja moretones por todos lados?.
Es un jugador versátil, más rápido que los cuatro comunes y se adapta de acuerdo al potencial del rival, precisamente viendo la veta para desnivelar. O sea, si le toca un peso pesado busca por afuera e incluso se anima mucho de tres y si nota que físicamente ?lo puede? al de enfrente: penetra y busca el forcejeo debajo del perímetro.
-¿Qué jugador me podrías decir que juega más o menos de la misma forma en que lo hacés vos para que los que no te vieron jugar tengan una mayor noción?
?Ultimamente estoy jugando más de alero, más técnico. Obvio, que se entienda, no tengo el tiro de tres de (Leo) Gutiérrez, pero más o menos juego a ese estilo.
-Viendo fotos y videos tuyos en la web, se nota un cambio en la contextura física notable desde tu partida a Italia.
-Sí, tal cual, imagínate que en el Juego de las Estrellas del año 2000 yo estaba con 96 kilos y, ahora, peso 114. Una cosa infernal. Pasa que llegué con 19 años a Italia y tenía margen para seguir creciendo y con pesas más.
-Leí en una nota que le otorgaste por aquel entonces a La Nación, que tu ida se debió básicamente a lo económico, ya que en tu última temporada en el país, jugando el TNA para Central Entrerriano ganabas 600 pesos mensuales.
-Y sí, porque me parecía que con todo el esfuerzo que hacía para jugar, al estar lejos de la familia? y ojo que estaba muy bien allá, pero muy bien. Pero uno siempre quiere más. Tampoco me fui ciento por ciento por eso, me llamaron de un club de Italia y me pareció que era mucho mejor idea y me fui nomás.
-¿A qué aspirás actualmente en Italia?
-Y ya llegué hasta la A-2.
-Que no es poco.
-Y la verdad que no porque son pocos los argentinos que llegan y la juegan. Estamos considerados ?italianos no puros?. Y la idea es, cuando me vuelva con 35 años, haber jugado una o dos temporadas en la Serie A-1, que actualmente se sabe es la sede de la NBA. Es un campeonato increíble, uno nunca para de tener expectativas. Me pongo un plazo de 3 años para lograrlo.
-Decís ?hasta los 35 años? como si fuera una fecha fija. ¿Tenés tan bien premeditado el momento del retorno?
-Y yo creo que hasta los 35 me las aguanto, después si estoy bien físicamente capaz que sigo un par de años más (sonríe). Igualmente cada día tengo más ganas de volverme.
-En otra nota también leí que te llevaste a tu familia para allá para no extrañar. ¿Es así?
-Exactamente, primero vino mi hermana, una de las mellizas (Damiana, 31 años) que formó familia allá y después mi viejo (Jorge, 59) y una vez que fueron se quedaron. Mi viejo consiguió laburo por unos conocidos y aprovechó. Me hicieron el aguante a full, aparte soy el más chico de la familia y apenas me fui se quisieron venir todos.
-Después también se fue Constanza que está jugando al hockey allá.
-Sí, ella tiene 29 años y también tuvo familia. Y la otra melli, Virginia, estuvo viviendo en Henderson y ahora se volvió para Tandil. Y Nicolás (33) se recibió de médico cirujano y se volvió porque se cansó de Buenos Aires. Y están acá con mi vieja (Liliana).
-Indudablemente hubo incidencia de tus padres porque la mayoría de los hijos se acercaron al deporte. Incluso tu papá enseñaba rugby en Los 50, ¿no?
-Sí, tal cual. Mi viejo anduvo muy bien, estuvo en la preselección argentina. Y mis tres hermanas hicieron voley, Constanza llegó a selección argentina y las melli llegaron hasta selección de provincia, así que todos en general muy bien. Y mi primo Víctor de Mar del Plata está jugando al rugby en la primera división de España.
-¿De chico que otros deportes practicaste?
-Hice seis meses de tenis en Independiente, hasta los 13 jugué al rugby. Jugué un año al voley, con la escuela hacíamos handball y ganamos en Tandil y nos fuimos una semana a Mar del Plata (sonríe). Hice natación en Unión y Progreso.
-¿Y cuándo o cómo te diste cuenta de que el básquet era lo tuyo?
-Y porque los otros deportes pasaban y al básquet nunca lo dejaba, siempre quería seguir jugándolo. Y era de ver mucho básquet, estaba fijado mal con la NBA. Los tiempos de oro gracias a Dios los pude ver. Idolos como Jordan, O\’Neal, Bird, que ya estaba más veterano, pero igual. Y donde estaba yo, en la Isla de Cerdeña, ellos suelen ir a vacacionar pero nunca los pude ver. Magic Johnson va siempre.
-Unión y Progreso e Independiente en Tandil, ¿y en Mar del Plata por cuáles pasaste?
-Yo me fui al club Unión Atlético de Mar del Plata a los 15 años, estuve jugando dos ligas junior y de ahí me llamaron de Peñarol para la Liga A. Jugamos un argentino que salimos segundos en Chaco y ahí me vio el asistente técnico de Central Entrerriano de Gualeguaychú, estuve en la selección argentina ese mismo año con Julio Lamas cuando ganamos el Sudamericano, y Gustavo Guastavino me llevó a Central. Jugué dos temporadas en Central, el segundo año llegó Esteban De La Fuente y tuve la oportunidad de jugar con un grande como él.
-Les recomendamos a los lectores poner tu nombre en youtube.com y ver un compacto de imágenes tuyas en Silver Porto Torres que explican un poco el porqué de tu, se podría decir, idolatría allí.
-Y? me fui muy bien. No sé quién subió ese video, pero le agradezco porque está muy bueno. Es un compilado del tiempo que estuve allí. Jugué dos años y ascendimos, después me tocó jugar en la B-1, que es durísima y está vista como la segunda categoría porque juegan solo los italianos. Y la A-2 vendría a ser el campeonato de los extranjeros. Y bueno la A-1? (ríe). Esa sí que es asperísima, pasó Ginóbili, pasaron los mejores del mundo. La B-1, es muy competitiva porque están los italianos que se bajan de la mayor. Estuve dos años en la Silver, en Porto Torres, y de ahí me fui a Veroli y ascendimos a la A-2. Y luego me vine a donde estoy actualmente, Vigevano.
-¿Y porqué te fuiste de Veroli?
-Por lo que te decía anteriormente, una cuestión de leyes, al estar en la A-2 era considerado tipo un extranjero, ocupaba ficha de ?pasaportado?, como lo llaman. Se lesionó un italiano, trajeron a otro jugadorazo, echaron al técnico con el que habíamos ascendido y con el nuevo entrenador tuve algunos malos entendidos, estaba jugando bien pero no me sentía cómodo y me fui. Tuve varias ofertas y la de Vigevano era demasiado tentadora.
-Te llevaron para entrar a los play off y cumpliste.
-Sí, cuando llegué estaban décimos y terminamos entrando. Y mis compañeros lo tomaron como si fuera un campeonato, se relajaron demasiado y era cantado que hasta ahí habíamos llegado, un desastre me quedé un poco caliente.
-¿Y al ver eso te agarran ganas de irte a otro equipo que pretenda algo más?
-Sí, pasa que venían de dos años donde se estaban salvando con lo justo del descenso y ahora consiguieron la plata que se necesita para realizar fichajes y buscar el ascenso, así que ahora la idea sí es ascender.
-¿Vigevano a dónde se ubica?, ¿te adaptaste bien?
-Sí, estamos junto a mi mujer (Ana, pampeana) a 13 kilómetros de Milán así que bárbaro, yo me adapto a cualquier sitio.
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-¿Eras de medirte mucho?
-Y mi viejo me medía cada cinco minutos (sonríe). Teníamos la pared con sesenta marcas de lapicera porque le gustaba medirnos a todos los hermanos.
-¿A qué edad la empezaste a volcar?
-La primera fue en Tandil, en Mini. Me acuerdo que tenía un compañero al que sigo viendo, el ?Mono? Sosa que ya medía lo que mide ahora, tenía músculos y saltaba mucho, entonces él la enterraba en todos los partidos. Y yo casi terminando la categoría la volqué y fue el día más feliz de mi vida, ¡para qué! La empecé a volcar de todos lados. Y después empecé a saltar mucho, mucho, cuando el ?Loco? Zulberti, mi gran diseñador en el básquet, me llevó a la Liga B con 13 años. Podrá estar loco, todo lo que vos quieras, pero técnicamente sabe una infinidad de básquet y me hacía entrenar como a un animal todos los días y ahí ya empecé a saltar muchísimo. A mí me sacó él prácticamente.
-¿Si te hacen una buena oferta volverías al país?
-Sí, es más que obvio. Pero la diferencia económica es demasiado grande y no lo veo posible. Uno siempre tiene que apostar a asegurarse un futuro. Incluso de Central Entrerriano me han llamado, era una oferta interesante pero cuatro veces menos de lo que se gana en Italia. Si estoy bien físicamente, porque no es cuestión de venir a pasar vergüenza, ahí sí la idea sería venir y jugar los últimos años acá.
-¿Y con la generación dorada se complica soñar con integrar un seleccionado nacional?
-Y se complica, pero uno nunca deja de soñar. Cuando tenía 20 años creía que era imposible jugar en la B-1 de Italia y resulté ser uno de los goleadores del torneo. Hace poco me pasó de pensar, ?¿cómo voy a hacer para jugar en la A-2?? y después jugaba bien, hacía 13 puntos por partido. Muchas veces es cuestión de tenerse fe y tomar confianza, nunca hay que dejar de soñar.*
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