Los túneles del Fuerte Independencia, un misterio que pugna por salir a la luz
La casa de Juan Fugl, donde hoy funciona la Escuela de Artes Visuales 1 “Vicente Seritti”, está llena de historia, arriba y debajo. En lo que era la habitación del pionero danés hay una tapa de madera que conduce a los confines de lo que otrora fue el Fuerte Independencia. Al bajar al subsuelo del edificio construido en 1860, se devela el misterio de los túneles que hicieron y conservaron los primeros pobladores para escapar de los ataques de los malones. Allí se comprueba el mito de esos caminos subterráneos que cruzan el centro de la ciudad y se descubren en las bases de los edificios antiguos.
El Eco de Tandil -gracias a la buena predisposición de las autoridades de la institución- recorrió la porción de túnel de un sector de la casa de Fugl. En el subsuelo, que está iluminado, se observan las paredes de ladrillos y un techo de tirantes de madera. Los arcos de medio punto y bóvedas de cañón, estructuras de antiguos ladrillos, se mantienen intactos.
Además, en distintos sectores del túnel se observan porciones de muro nuevo, como parches para impedir la conexión tras la división de la enorme propiedad de Juan Fugl, que tenía sus frentes por 9 de Julio y también sobre Maipú.
Atravesar los espacios subterráneos, pisar la tierra suelta y escuchar el crujido que provocan los zapatos, y tocar los muros de los cuales se desprende ese polvo pálido de ladrillos centenarios es una aventura que no tiene precio para los amantes de Tandil y su historia.
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El proyecto
Afortunadamente, tal vez en un mediano plazo, los tandilenses y turistas van a poder tener acceso a distintos sectores del camino subterráneo del antiguo Fuerte. Es que el bloque de concejales de la UCR presentó un proyecto de ordenanza para pedirle al Ejecutivo que, a partir del programa Sentí Patrimonio, conforme una comisión que se encargue del estudio de los túneles con el objetivo de ponerlos en valor, incorporarlos al patrimonio local y poder armar circuitos abiertos al público.
El autor de la propuesta, el concejal José Luis Labaroní, contó que la idea surgió en una cena familiar, al recordar a su suegro Chiche, ávido lector de la historia de Tandil. “Siempre surgían estas charlas de los indios que habitaban Tandil, de cómo era la vida en la ciudad”, explicó.
De allí nació su interés por el Fuerte Independencia y los túneles que se habían construido para escapar de los indios que atacaban en malones. El mito de la historia subterránea del centro de la ciudad circula entre los tandilenses e incluso existen sospechas sobre distintos elementos que podrían estar escondidos.
“Tandil tiene, dentro de lo que es el esquema del radio del Fuerte Independencia, túneles para escapar de los malones. Se trata de la zona de la Iglesia, la Municipalidad, el colegio San José, la Iglesia Danesa, la casa de Fugl. La entrada estaba por Las Nereidas y este sector vendría a ser la espalda del Fuerte”, describió Labaroní.
Y agregó que “toda esta zona está cavada. Muchos han encontrado túneles cuando hacían los pozos para las edificaciones, y los taparon. Otros, más inquietos, se preguntaron a qué respondía ese pozo. Por ejemplo, en el colegio San José descubrieron los túneles buscando agua en el aljibe”.
Explicó que se pondrá en contacto con el hermano Adelsio Del Fabro, quien trabajó mucho en este tema histórico. “Tengo entendido que realizó tareas para poder restaurar el pedazo de túnel que había en el colegio San José, que está restaurado y que las cosas que se encontraron están”, adelantó.
Por otra parte, afirmó que entre los objetos que aparecieron en estos caminos subterráneos, representantes de la Iglesia Danesa hallaron muñecas de esa época y Adolfo Loreal, cuando fue concesionario del bar Antonino, descubrió ladrillos de adobe debajo del piso.
“Hace 50 años no había una conciencia de conservar este tipo de cosas”, concluyó el concejal al analizar la reacción de distintos vecinos que fueron descubriendo los túneles al construir o reformar sus propiedades ubicadas donde estuvo el Fuerte original.
Preservar
y mostrar
“Mi objetivo es armar una comisión de historiadores y gente del periodismo que haya escrito sobre el tema, le llamo una comisión de sabios o de decanos”, indicó Labaroní, quien ya presentó la idea en la Subsecretaría de Cultura y agradeció a Natalia Correa y Magdalena Conti porque se mostraron interesadas y colaboraron.
La tarea de esta comisión será recopilar datos que permitan reconstruir el recorrido de los túneles para luego detectar lugares de acceso público donde se pueda descender, ver cómo estaban hechos, y qué tienen adentro y si hay algo para rescatar. Al mismo tiempo, determinar la forma de conservarlos para mostrarles a los vecinos y turistas la riqueza patrimonial de Tandil.
“Lo que es la Manzana de las Luces en Buenos Aires. Es exactamente lo mismo. Nosotros lo tenemos acá y está abandonado. Creo que hay que ponerlo en valor, porque además de la Piedra Movediza, tenemos cosas para contar. Esta fue un poco la idea con la que arranqué. El proyecto que presenté es un puntapié, es algo muy sencillo”, dijo entusiasmado.
“Me parece que es un tema súper interesante que le puede dar a Tandil una nueva dimensión patrimonial y cultural que es importantísima. Poner en valor y tener otro circuito turístico para los que vienen a la ciudad”, resaltó.
Los caminos
de la arena
Pero sumado a esta interesante iniciativa, José Luis Labaroní señaló que “en Tandil hay minas de arena subterráneas que causan graves problemas, como los pozos que se abren en la zona del Hipódromo. Y hay otros túneles en Tandil que se hicieron para poder sacar la arena hacia el ferrocarril. Terminan allí”.
Incluso, relató que el vecino Angel Mena le confirmó que estuvo en esos caminos subterráneos hace unos 30 años y que se podrían buscar para marcar otro sendero distinto.
En tanto, hace unos días el Concejo Deliberante recibió un expediente por un pedido de excepción para una obra en construcción. Allí figuraba el trayecto de los túneles de arena y había fotos de una porción que se detectó en el lote ubicado sobre avenida Santamarina.
“Son dos patas distintas: una, la del Tandil minero que empezaba a surgir y la otra es la de la cultura, la historia sobre cómo se sobrevivía a los malones”, concluyó el radical que encendió la chispa para comenzar a generar un nuevo circuito turístico e histórico.
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