Los emprendimientos del turismo rural salen a la luz para enriquecer la oferta del destino Tandil
Con un desarrollo incipiente, este segmento de la actividad hoy ofrece almacenes de campo, unidades de producción de agroalimentos y alojamientos. El programa Cambio Rural del INTA asesora y acompaña a ocho emprendedores de Gardey, Cuatro Esquinas, Fulton, La Porteña, Desvío Aguirre y La Pastora. La iniciativa pretende armar un circuito sostenible en el tiempo y que beneficie a la población de los parajes.
En el segmento del turismo rural, en Tandil, aún hay mucho camino por recorrer. El desafío es tan grande como la voluntad de los emprendedores que están más lejos del epicentro de la ciudad, pero que encontraron en el programa Cambio Rural del INTA una forma de conectarse con otros, de compartir experiencias y de apostar al desarrollo.
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Se trata de una segunda etapa y, desde su reinicio en agosto, Cambio Rural II se extenderá por tres años. De la mano de la coordinadora, la licenciada en turismo María Elena Valdez, apunta a constituir circuitos turísticos en el ámbito rural que perduren más allá de esta herramienta de asesoramiento y planificación.
Como depende del INTA, se orienta principalmente a combinar lo productivo con el turismo, sobre todo en el rubro de los agroalimentos, donde Tandil es reconocido por la calidad de los productos. En la actualidad, Cambio Rural II reúne a ocho emprendimiento, aunque es abierto. “Si hay algún interesado que quiera trabajar en grupo, se puede contactar a través del Facebook Turismo Rural Tandil, y les contamos cómo trabajamos”, explicó la coordinadora.
Ocho apuestas
Hasta aquí, los integrantes de Cambio Rural II son el Almacén Vulcano, un faro en el pueblo de Gardey, donde Liliana Larrouy y su esposo atienden a los visitantes y entre plato y plato, les cuentan sobre la vida lugareña.
Fulton nuclea al Almacén Adela y un emprendimiento apícola de la misma familia, y productos artesanales Estaful, con sus tradicionales alfajores y chocolates.
En Azucena, el Almacén de Cuatro Esquinas cuenta con un tambo de ovejas, donde se producen derivados de la leche como quesos, dulce de leche, yogures.
Por otro lado, en La Pastora y con local en Tandil, Alfa Apicultura, que tiene colmenas en distintas zonas, hace la cosecha, el fraccionamiento y produce distintas variedades, como miel con frutos, cremosa, además de productos cosméticos. A partir del material de trabajo y de los procesos, planea ofrecer una visita guiada para dar a conocer el mundo de las abejas.
En la zona suburbana cercana al Hipódromo, el tambo Don Ángel, donde están trabajando para armar una visita destinada a escuelas, familias y turistas. A partir de la producción con vacas, se erige como una chacra educativa que dispone de aulas y a partir de un convenio, está abierto a estudiantes de Veterinarias de la Unicen.
“Ya empezaron a recibir visitas de escuelas y están probando la duración del circuito guiado, qué contarle a la gente, lo que tiene más interés”, adelantó María Elena Valdez sobre la tarea que llevan adelante.
En Desvío Aguirre, en el segmento alojamiento en el medio rural, se incorporó Cabañas Cerro Redondo, y en La Porteña, la fábrica de chacinados Posta Pampa, con fiambres artesanales y caseros, ubicada en un campo con una vista espectacular, donde se está trabajando con visitas guiadas para mostrar el proceso de elaboración y una degustación final. “A su vez, están armando el punto de venta allí, ya que ofrecen sus productos en comercios de regionales, pero la idea es que el turista llegue al lugar donde se elabora, que el mismo dueño los reciba y les cuente su experiencia”, agregó la licenciada y guía de turismo.
Cuestión de kilómetros
“Es enriquecedor el hecho de estar con otros pares, aunque no tengan el mismo producto, el compartir experiencias. También por toda la cuestión legal o de habilitaciones. Además, por medio de María Elena, que es nuestra guía, tenemos llegada de otra forma a poder desandar una serie de cosas dentro del Municipio o de Bromatología, que muchas veces, por cuestión de trabajo, de horarios, de tiempo, de distancias, no es tan fácil para cada uno de los productores”, contó Liliana Larrouy, quien transmitió detalles de esta experiencia.
Pero además, valoró que “en épocas en que las cosas no andan tan bien, el ánimo que da el grupo hace que todo siga adelante”.
Por su parte, María Elena Valdez resaltó que “el productor rural está más alejado. Hay un emprendimiento en cada paraje, entonces se sienten muy solos. Pero al reunirse y ver que hay otros en otro pueblo, todos en conjunto conforman una oferta de turismo rural, más allá de que estén desparramados. El sentido del turismo rural es alejarse un poco de la ciudad, hacer unos kilómetros más y encontrarse emprendimientos interesantes”.
El grupo se reúne una vez por mes, aunque entre esos encuentros formales están en contacto, se consultan y se recomiendan entre los visitantes, que es otra forma de promocionar, colaborar con el otro y trabajar en un circuito rural. Y en su otro rol, como guía de turismo, María Elena Valdez se encarga de organizar visitas y contacta a los interesados con los emprendedores.
Sostenible en el tiempo
Como coordinadora de Cambio Rural, el programa del INTA, Valdez asesora a quienes integran el grupo para generar un perfil turístico para los emprendimientos, un acompañamiento en el desarrollo de proyectos y un circuito que permita unir las ofertas de los distintos parajes.
La máxima para las propuestas es que sean sostenibles, es decir, que perduren en el tiempo y que no alteren la idiosincrasia del lugar. Un proyecto turístico implica un cambio de vida para quienes lo llevan adelante, ya que se trabaja durante los fines de semana y feriados, pero además se suma a las actividades productivas que ya tienen en marcha.
“Nosotros trabajamos en un modelo de desarrollo de la población local, a eso está enfocado el turismo. Son oportunidades para la familia, sobre todo para la mujer que muchas veces encuentra en el turismo una posibilidad de generarse ingresos pero también de un crecimiento personal, de encontrarse con que puede atender a la gente, que aprende cosas nuevas, que puede cocinar o elaborar algún producto; también genera arraigo en los jóvenes. Sobre todo está visto desde ese punto de vista, para que la gente pueda generar ingresos pero también que encuentre una razón para quedarse y emprender”, explicó la licenciada en turismo.
El programa los acompaña durante tres años, pero es un punto de partida para que luego los prestadores sigan trabajando, que quede una oferta instalada, un camino iniciado, ya que se trabaja con un plan a seguir y además quedan las relaciones que se desarrollan.
En ese marco, otro de los beneficios es que convocan a periodistas de medios nacionales y revistas especializadas para la difusión de las propuestas, pero además contaron con la visita de Leandro Vesco, autor de “Desconocida Buenos Aires”, quien ya escribió sobre Tandil y publicará nuevas notas de parajes rurales en su próximo libro: una guía para los apasionados de la vida rural auténtica.
Por otra parte, los integrantes locales asistirán al Encuentro Regional de Turismo Rural, que se realizará en Tornquist, el 13 y 14 de septiembre, donde se juntarán los grupos de Cambio Rural de toda la provincia para intercambiar experiencias y visitar establecimientos de esa ciudad.
Mucho por hacer
En materia de turismo rural, todavía hay mucho por hacer. A la hora de analizar las falencias, Liliana Larrouy marcó que una de las cuestiones pendientes es la señalización y la demarcación de los caminos que, por otro lado, están en muy buenas condiciones para transitar.
“Estamos batallando bastante en el Municipio para que figuremos en algún espacio. Estamos trabajando en todo esto y no figuramos en el mapa de Tandil, por ejemplo”, señaló la titular del Almacén Vulcano y afirmó que hoy cuentan con la página www.turismoruraltandil.com.ar y el Facebook, donde están los circuitos. “pero también necesitamos el otro apoyo”.
Desde una mirada global, sería necesario avanzar en una sistematización de la oferta y trabajar más en la promoción por canales formales, con el propósito de ofrecer más propuestas para los turistas que repiten este destino. Incluso, para poder informar desde las oficinas del Municipio, la primera ventanilla a la que llegan muchos visitantes.
“El turista está ávido de
recorrer los caminos rurales”
Desde el Almacén Vulcano, que reabrió sus puertas en 2014, Liliana Larrouy detectó que “el turista está ávido de recorrer los caminos rurales, de ir a los pueblos chiquitos, de conocer la vida de cada lugar, qué hacen, qué no hacen, de qué viven, cómo se manejan, y lógicamente de probar los productos del lugar”.
En la histórica esquina de Gardey, recibe principalmente a turistas que ya conocen Tandil y que quieren romper con los circuitos tradicionales. El 85 por ciento proviene de Capital Federal y el Gran Buenos Aires, y sorprenden los habitués de la ciudad que optan por salir de los circuitos conocidos para descubrir nuevos lugares.
Es que una de las fortalezas del turismo rural es que le aporta al destino opciones renovadas para aquellos que están de regreso en la ciudad. “Para el turista no es lejos, porque todos los emprendimientos están haciendo un anillo a Tandil y no estamos a más de 30 ó 40 kilómetros, algunos mucho más cerca, que no es nada para el que está paseando”, evaluó.
Cuando llegan al almacén, los turistas charlan con los propietarios, hacen preguntas, escuchan sobre la historia del negocio que se fundó en 1890, la cultura de Gardey y las características de la población. Entre plato y plato de comida casera, se informan y conocen.
En el comedor de campo, preparado para recibir a unas 30 personas, se sirven platos sencillos, desde empanadas y carnes asadas con papas fritas hasta guisos tradicionales, como el de lentejas, que reconfortan el cuerpo en el invierno serrano.
Además de los turistas, asisten tandilenses que descubren Gardey, pero también atraen a muchos grupos de moteros de Buenos Aires que disfrutan de los caminos rurales y a ciclistas que llegan hasta los almacenes para degustar la gastronomía lugareña.
Los visitantes charlan entre ellos mientras esperan la comida en el almacén, que está abierto los fines de semana desde las 10 hasta que cae la tarde. También caminan por el pueblo, visitan la estación de trenes, la iglesia y el Museo Malvinas, que atesora una colección de objetos muy interesante.
“Les gusta un montón que les cuenten”, aseveró Liliana y resaltó que aquellos que tienen servicio de celular de Claro están desconectados porque no hay señal. Si bien al principio se muestran desesperados, luego entran en el ritmo del pueblo y disfrutan.
En el almacén cuentan con juegos de mesa a los chicos, para que se entretengan, pero además hay muchas cosas para ver, desde los libros de las cuentas corriente que administraban los Vulcano hasta objetos antiguos y revistas.
El comercio, además de la gastronomía, ofrece productos de esta zona, como miel, salamines y quesos, dulces artesanales, cuchillos artesanales, ponchos, gorras, carteras, tejidos, entre otros.
El Almacén Vulcano estuvo cerrado desde 1980 hasta 2014, cuando el viejo almacén der amos generales se reconvirtió en un faro del turismo rural en el partido de Tandil.
La vocación está en la
gente de los pueblos
La licenciada María Elena Valdez analizó que el turismo rural “es algo todavía nuevo y para la gente que viene a Tandil, todavía no están muy promocionados estos circuitos, con lo cual la demanda no es alta. Hay demandas puntuales, por ahí llaman de algún hotel, pero también tenemos que trabajar mucho con los recepcionistas, para que conozcan esta oferta para poder recomendarla”.
Por otro lado, la mayoría de los visitantes que arriba a Tandil lo hace en su vehículo, por lo cual cuenta con posibilidades de llegar con facilidad a estos parajes pintorescos que se suman a los paseos tradicionales. Son lugares ideales para gente mayor o con alguna discapacidad que no puede caminar por los cerros, entonces tendrá la posibilidad de comer en algún almacén, de caminar por los pueblos o visitar a algún productor rural.
“Hay muchísimo para hacer. Es un turismo que tiene mucho potencial y que está creciendo en todo el mundo”, reseñó la profesional y resaltó que “está muy bien que sean los emprendedores los que tengan esa voluntad de desarrollo turístico, porque eso es una garantía de que funcione”, aunque reconoció que también es necesario el apoyo del Estado en todos sus niveles.
“Es imprescindible que la vocación esté en la gente de los pueblos, porque hay muchos programas que fracasan porque son de laboratorio, desde ideas de universidades, proyectos de instituciones, una secretaría, un ministerio, que están pensados desde la cabeza, y luego en el territorio no hay quien abra un fin de semana y atienda a la gente, entonces eso fracasa”.
Por último, sobre Cambio Rural, destacó que “lo que me gusta mucho de este programa es que se trabaja con el emprendedor y una vez que está esa voluntad de trabajo, vamos creciendo y fortaleciéndonos, y ahí es donde realmente se hace necesario el apoyo”.