Una tendencia que crece
Constelaciones familiares, una terapia alternativa para desandar los caminos ancestrales
A partir de una serie de Netflix crecieron exponencialmente las consultas sobre este tipo de abordaje, que propone identificar los conflictos del árbol genealógico para resolverlos en el presente y sanar viejas heridas.
Hace poco más de un mes, la plataforma de streaming Netflix estrenó una serie turca titulada “Mi otra yo”, cuya narrativa atraviesa la temática de las constelaciones familiares. Rápidamente el producto audiovisual se convirtió en uno de los más vistos y disparó en todas partes las consultas sobre el tema.
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En paralelo, en Tandil sucedió lo mismo y cada vez más personas se interesan por esta terapia alternativa. A nivel local, Gabriela Rodríguez -que además es instructora de yoga- se dedica a facilitar este tipo de experiencias y en diálogo con el programa radial “Buenas y Santas” (104.1 Tandil FM), compartió que cuando vio la serie pensó que iba a constituirse en un antes y un después para hablar sobre esta herramienta.
En sintonía, evaluó que la historia “se convirtió en algo que resonó” y consideró que refleja con un lenguaje sencillo y claro lo que sucede en una sesión de este tipo. En concreto, la serie cuenta el derrotero de tres amigas que llegan a un pueblo costero de Turquía, donde se conectan con su lado espiritual y, sin imaginarlo, enfrentan traumas familiares del pasado en sesiones de constelación para resolver sus problemas, anclados en su familia ascendente.
Qué son las constelaciones
Las constelaciones familiares son un método terapéutico especialmente indicado para ampliar la comprensión de las relaciones que se dan en el seno de una familia, así como para tomar consciencia de determinadas dinámicas transgereneracionales que se repiten en una familia a lo largo del tiempo.
Esta herramienta fue ampliamente extendida por el psicoterapeuta alemán Bert Hellinger desde la década de 1970. Dentro de los modelos o escuelas de la terapia sistémica o familiar, que comenzó a consolidarse desde mitad del siglo XX, las constelaciones familiares son un método terapéutico encuadrado en la Escuela Experiencial.
Vale aclarar que esta dinámica no va en contra de ningún tratamiento médico o psicológico, y que se presenta simplemente como una alternativa más para abordar conflictos personales o de búsqueda.
Asimismo, para ilustrar qué sucede en una constelación, Rodríguez comentó que “el paciente llega con un problema a solucionar, un bloqueo, un conflicto o algo que siente que no está funcionando en su vida”.
De este modo, explicó que esta terapia, que puede realizarse de forma individual o grupal, aporta una visión sistémica porque no toma sólo a la persona, sino que la pone en vinculación con todo su sistema familiar, es decir, con el árbol genealógico.
“Pertenecemos a nuestra familia, a una ciudad, a una etnia, a un país; el ser humano convive en sistemas y el sistema primario es la familia de origen. Por ello, estos vínculos se verán reflejados en la vida de los descendientes y siempre hay algo que atraviesa a una familia: tragedias, duelos, pérdidas, todo queda grabado en la memoria y necesita salir a la luz para que la persona se libere”, detalló.
La dinámica
En tanto, describió que la dinámica de trabajo implica que la persona que llega para trabajar un tema se convierta en quien “constela” y elija a otros participantes del grupo para representar los roles.
Así, en una dinámica grupal está quien constela, quienes representan y quienes no hacen ninguna de las dos cosas, pero que igual participan del círculo. “Cuando alguien llega a constelar le cuenta al facilitador qué es lo que quiere trabajar y busca representantes”, indicó.
De este modo, la persona que constela elige a integrantes del grupo para que la interpreten tanto a ella como a un miembro de su familia. Al respecto, aclaró que “nadie está obligado a nada, es muy respetuoso y cada uno es libre de decidir si hacerlo o no”.
Seguidamente, graficó que los representantes quedan en el centro del grupo, denominado “campo”, la persona a constelar se sienta y empieza el trabajo.
En este momento, Rodríguez expresó que en el campo se produce una “resonancia de memoria del sistema de la persona que pasó a constelar. Quienes estén representando van a sentir y dar mensaje de la situación que vivieron los ancestros porque van a estar conectados. Esto le va a servir a la persona para tener una mirada de lo que está bloqueando y el conflicto que trae. Se trata de que empiece a trabajar la memoria del campo de tu sistema”.
Un camino sanador
Además, Gabriela contó que se inició hace muchos años en este camino por curiosidad y que descubrió un gran universo de posibilidades, además de un camino sanador para ella y para otros. En este sentido, apuntó que “vivir la experiencia es algo favorecedor y liberador, todos los que forman parte de laguna u otra manera siempre se llevan una ganancia. Hay que probar para saber lo que es, porque las palabra no hacen justicia”.
Finalmente, compartió que sanó muchos aspectos de su vida y que, desde su experiencia personal, se trata de un camino para llevar una vida más relajada, más sana, alejándose de las identificaciones con los antepasados para no repetir historias y patrones.
“Creo que hay un llamado interno para resonar con esta práctica, pero está bueno tener la información a mano, que se transmita y que se produzca esta reacción en cadena”, cerró.