La Unicen inició las capacitaciones en género en el marco de la Ley Micaela
Las autoridades de la casa de estudios tuvieron la primera instancia de capacitación con perspectiva de género, conforme a a legislación nacional a la que el Consejo Superior adhirió a fines de 2019. La distribución del poder y el riesgo por razones de género, y la presencia de mujeres en la organización académica y por disciplinas, fueron los ejes del primer encuentro.
El Programa de Abordaje Integral contra la violencia y discriminación por razones de género e identidad sexual de la Unicen, desarrolló la primera capacitación -de las seis previstas- encuadrada en el cumplimiento de la Ley Micaela, a partir de la elaboración de líneas de abordaje teórico en relación a la prevención y erradicación de las distintas expresiones de la violencia hacia las mujeres y las disidencias.
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La convocatoria se realizó a través de la plataforma Zoom y contó con la participación de las autoridades de la casa de estudios y de representantes de todos los niveles de la Universidad, desde inicial hasta superior. Dicho dispositivo se diseñó a partir de un tramo de sensibilización que pretende acercar información sobre las categorías de análisis necesarias para abordar críticamente los regímenes sexo-genéricos en las instituciones de la vida social y particularmente en la educación universitaria.
El proyecto contempla un espacio informativo en torno al andamiaje jurídico internacional y nacional sobre violencia de género y la presentación de herramientas propias de las universidades, como Protocolos de actuación, áreas de intervención, Programas de abordaje, Observatorios de Género y centros de investigación.
Vale reseñar que la ley obliga a los tres poderes estatales a formar en perspectiva de género a sus agentes, pero no a las universidades aplicarla. A través del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), la Unicen adhirió el año pasado a la normativa.
Distribución del poder según el género
La propuesta formativa está destinada a quienes detentan cargos de gestión, así como a quienes se desempeñan en la docencia e investigación, y a los claustros docentes, no docentes y estudiantiles, y ha sido pensada en tramos. En esta primera etapa la formación está destinada a los equipos de gestión del espacio de Rectorado y también a los de las unidades académicas.
Las mencionadas instancias de formación constituyen una política preventiva y es por ello que es necesario que todo el sistema universitario las lleve a cabo. Hasta el momento, según el relevamiento de la Red Interuniversitaria de Género (RUGE) el 82 por ciento de las universidades ya adhirieron y el 49 por ciento comenzaron con las capacitaciones a autoridades.
La capacitación estuvo a cargo de la doctora Gisela Giamberardino, directora del programa, que enmarcó la actividad con dos efemérides: la conmemoración el pasado 3 de junio de “Ni una menos” (instaurado en 2015 a partir del femicidio de Chiara Párez) y el asesinato de Micaela García, cuyo crimen dio origen a la legislación que lleva su nombre.
En diálogo con El Eco de Tandil, Giamberardino explicó que hubo un acercamiento a datos objetivos que ilustran cómo el género es un distribuidor de poder y de riesgos, y se presentaron datos de una encuesta nacional desglosada por jurisdicción sobre el uso del tiempo. Esta información evidencia que las mujeres dedican casi el triple de horas que los varones a efectuar tareas de cuidado y limpieza, las llamadas “no retributivas”. También se abordaron datos de la Secretaría de Políticas Universitarias en torno a cómo están organizadas las cátedras.
“Hay un porcentaje alto de mujeres que tienen dedicación exclusiva en cargos docentes, pero hay muchísimas más mujeres en las dedicaciones simples que como titulares de cátedra. Lo mismo sucede en los espacios de coordinación de grupos de investigación, la mayoría son varones, muestra cómo se reparten las tareas y el tiempo también en la universidad”, detalló.
Género y conocimiento científico
Además, durante la reunión virtual, que duró cerca de tres horas, se puso en discusión el concepto de“umbral de tolerancia al patriarcado”, para analizar qué disciplinas del conocimiento se les otorga como habitables a las mujeres. “Lo que se ve es un porcentaje alto de mujeres en Ciencias Sociales y Humanas y muy bajo en disciplinas como ingeniería”, ejemplificó la académica.
Por otro lado, en el encuentro se interpeló la transversalización de la perspectiva de género en los programas de las materias que conforman los planes de estudio de las carreras, y las formas de construcción y validación del conocimiento científico, que sigue respondiendo a paradigmas positivistas, sexistas, heterocentrados y que se pretenden neutrales, en lugar de adoptar otras epistemologías que otorguen capacidad de conocimiento a otro tipo de actores y puedan pensarse desde un sujeto situado y contextualizado.
“Hubo un interesante intercambio y una invitación a que cada uno de los decanos o secretarios compartan con el resto que si hay iniciativas que tienen que ver con las cuestiones de género o disidencias. A raíz de esto percibimos que lo que tiene que ver con género suele ser seminarios optativos y ad honorem, entonces se reconoció la necesidad de mayor presupuesto para este tipo de actividades”, amplió Giamberardino.