"Uso excesivo de tecnología"
La Sociedad de Pediatría está preocupada por un "aumento del consumo problemático de sustancias"
En el trabajo, aclararon que, aunque muchos de estos consumos están arraigados en todos los grupos etarios, pueden afectar negativamente "sobre todo en los niños, niñas y adolescentes, cuyo organismo se encuentra en pleno desarrollo".
La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) expresó su preocupación por “el aumento del consumo problemático de sustancias como el alcohol, las bebidas energizantes, el tabaco y la marihuana” así como también por “un uso excesivo de las tecnologías de información y comunicaciones (TICs) como celular, videojuegos y pantallas en general” en niñas, niños y adolescentes.
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La toma de postura fue desarrollada en el documento denominado "La Sociedad Argentina de Pediatría y el consumo problemático: una responsabilidad de todos" donde plantearon que el día a día de los consultorios pediátricos demuestra que “los niveles de consumo han aumentado luego de la pandemia".
En el trabajo, aclararon que, aunque muchos de estos consumos están arraigados en todos los grupos etarios, pueden afectar negativamente "sobre todo en los niños, niñas y adolescentes, cuyo organismo se encuentra en pleno desarrollo".
Para Fabio Bastide, prosecretario del Comité Nacional de Adolescencia de la SAP, “es interesante destacar la manera en que se contextualiza el consumo colectivo de una determinada sustancia o TIC, resaltando sus aparentes valores positivos, así se afirma erróneamente: ‘una copa de vino es buena para el corazón’ o ‘la marihuana es natural y se utiliza con fines medicinales, por lo que es menos dañina que el tabaco’”.
La SAP pone el acento en el alcohol, las bebidas energizantes, el tabaco y la marihuana porque “son las que más consumen los y las adolescentes y jóvenes actualmente en Argentina” basándose para ello en una encuesta de Sedronar de 2017, “pero se pueden agregar como consumos problemáticos y adicciones conductuales el uso de tecnologías de información y comunicaciones (TICs) y nuevas tecnologías, que se incrementaron durante y después de la pandemia”.
“La Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (CIE 11) y el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM 5) encuadran el uso problemático de las TICs como parte de las adicciones comportamentales”, sostuvo Nora Poggione, médica pediatra especializada en Adolescencia y Secretaria del Comité Nacional de Adolescencia de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
Datos
Por otro lado, de acuerdo con los datos de la Encuesta Mundial de Salud Escolar del año 2018 (EMSE), la mitad de los estudiantes de 13-17 años bebieron alcohol en los 30 días previos al sondeo, siendo mayor en el grupo de 16-17 años (67,6 por ciento) que en el de 13-15 (47,7 por ciento).
“El alcohol es la primera causa de cirrosis, daño cerebral, alteraciones en el sueño y el comportamiento, lesiones en la vía pública y relacionadas a la violencia; su consumo durante el embarazo y la lactancia puede configurar una de las primeras causas de retraso mental prevenibles”, dijo Silvia Cabrerizo, Secretaria del Grupo Nacional de Trabajo de Consumos Problemáticos de la SAP.
Según el mismo trabajo EMSE, en promedio 1 de cada 10 estudiantes consumió marihuana alguna vez en su vida y casi 4 de cada 10 adolescentes de 13 a 17 años probó alguna droga ilegal antes de los 14 años.
“En niños, niñas y adolescentes con el consumo de marihuana pueden aparecer síntomas psicóticos, alteraciones cardiovasculares y alteraciones del neurodesarrollo, alteraciones de la memoria, de la concentración e incluso, cuando se usa en forma crónica, puede producir ‘anhedonia’, que es la incapacidad de poder disfrutar de las actividades o situaciones que en el pasado sí resultaban placenteras”, describió María Eugenia Braschi, miembro del Grupo Nacional de Trabajo de Consumos Problemáticos de la Sociedad Argentina de Pediatría.
Además, el 20,4 por ciento estudiantes de 13 a 17 años consumió algún producto de tabaco durante los últimos 30 días, siendo más frecuente en mujeres que en varones.
Poggione afirmó que "una de las formas de incorporación de nicotina y derivados del tabaco se da a través del uso de dispositivos de vaporización denominados cigarrillos electrónicos y ‘vapeadores’”, una modalidad que “suma a los efectos tóxicos del tabaco la de los demás componentes de los aceites, saborizantes y otras sustancias que vaporizan”.
“Las bebidas energizantes, contienen alta cantidad de azúcares y cafeína -entre otras sustancias- y no ofrecen ningún beneficio para la salud de los y las adolescentes. Sus múltiples componentes pueden facilitar la aparición de efectos adversos y tóxicos si se combinan con medicamentos de uso habitual y otras sustancias. En nuestro país, está prohibida su venta a menores de 18 años, pero esto no se cumple en la práctica y es frecuente su uso en la adolescencia temprana como ‘ritual de iniciación’ de esa etapa de la vida”, expresó Bastide.