ESPIRITUALIDAD
La historia de Mama Antula, la beata argentina que será canonizada
Se convertirá en la primera santa argentina con una ceremonia en la Basílica de San Pedro.
El papa Francisco canonizará este domingo 11 de febrero a la beata María Antonia de Paz y Figueroa, conocida como Mama Antula, que se convertirá en la primera santa argentina con una ceremonia en la Basílica de San Pedro luego de la aprobación a fines del año pasado de un milagro atribuido a su intercesión.
El pontífice celebrará la ceremonia a las 9.30 locales (5.30 de Argentina) la "Santa Misa y canonización de la beata Maria Antonia di San Giuseppe de Paz y Figueroa", según la agenda confirmada de Francisco.
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La celebración, que se hará en la Capilla principal de la Basílica, se da luego de que la congregación de las Causas de los Santos publicara en octubre la aprobación de un milagro atribuido a la "intercesión" de la laica María Antonia de Paz y Figueroa, conocida como la beata de los Ejercicios Espirituales.
Mamá Antula había sido beatificada en 2016 en Santiago del Estero luego de que el Papa autorizara la publicación de un milagro por la sanación de una religiosa de las Hijas del Divino Salvador, quien habría recuperado la salud en 1904 por intercesión de la fundadora y madre espiritual de esta congregación.
¿Quien fue Mama Antula?
María Antonia de Paz y Figueroa nació en Santiago del Estero en 1730. A los 15 años empezó a acompañar a los Jesuitas como Beata de la Compañía de Jesús en la tarea de evangelización de los pueblos originarios santiagueños, enseñándoles la Palabra de Dios, a leer y a escribir, y a perfeccionar técnicas de ganadería y agricultura. Mama Antula hablaba quichua.
Fueron los indígenas quienes le atribuyeron dicho apodo. Cuando los jesuitas fueron expulsados de América en 1767, en una experiencia de epifanía en la celda capilla de San Francisco Solano y a la edad de 38 años, Mama Antula recibió la misión de su vida: continuar con la práctica de los Ejercicios Espirituales que realizaban los jesuitas, para la salvación de las almas.
Fue entonces cuando empezó su misión en salida y eligió su nombre de Iglesia: María Antonia de San José.
Por entonces las mujeres estaban confinadas a casarse o elegir los votos religiosos, no leían ni escribían y mucho menos salían al mundo sin la compañía de un hombre y libradas a la providencia divina.
Mama Antula desafió las convenciones de su tiempo y peregrinó por todo el actual territorio del NOA argentino, que en ese entonces formaba parte del virreinato del Perú, organizando los Ejercicios Espirituales a pesar de estar prohibidos por el Rey Carlos III, pero consiguiendo que los Obispos locales autorizaran su tarea.
Llegó a Buenos Aires caminando más de 5 mil kilómetros, donde realizó su obra cúlmine -en los inicios del virreinato del Río de la Plata-: La construcción de la Santa Casa, un lugar levantado enteramente con donaciones, y donde exclusivamente se realizan los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola.
Fue inaugurada en 1795 y allí murió Mama Antula en 1799, y desde entonces sigue funciones hasta el día de hoy. Allí ricos y pobres compartían mesa y rezaban juntos, y se estima que 70 mil personas realizaron los Ejercicios Espirituales allí, compartiendo el pan y aprendiendo los valores que precedieron y formaron la gesta de mayo y a la creación del Estado Argentino.
La Familia Antuliana, entidad religiosa que lleva a cabo los nombrados ejercicios espirituales y difunde la historia de la beata, la define de la siguiente manera:
“La primera santa de la argentina es laica, valiente, considerada la primera escritora del Río de la Plata; una mujer fuerte que nos enseña la santidad cotidiana y a confiar en la providencia con una fe inquebrantable”, describen.
Señalan que es la patrona de las empresarias argentinas, “y a ella se le reza pidiéndole perseverancia en las dificultades y la aceptación de la voluntad de Dios”.