El tandilense Mauricio Campos presentó su nuevo libro “El círculo interno de las logias”
Lo editó en España para la Unión Europea y América Latina. La investigación reúne la correspondencia original (1857-1858) que involucró a Miguel Valencia, José Roque Pérez y las logias que integraron el conflictivo nacimiento de los dos primeros cuerpos colegiados de la masonería en Argentina.

El tandilense Mauricio Javier Campos presentó su nuevo libro “El círculo interno de las logias”, temática sobre la que ha desarrollado una extensa investigación y en la que cuenta con exitosas publicaciones. En esta ocasión, se trata de una edición en Valencia, España, para la Unión Europea y América Latina.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl autor cursó el Máster en Fenomenología Terrorista por la Universidad de Granada, el posgrado en Crimen Organizado Trasnacional del Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado y la Universidad Nacional de Educación a Distancia, el diplomado en Criminalística y Criminología de la Universidad Siglo 21, y otros estudios en Inteligencia, Seguridad y Defensa, Estrategia, Propaganda Política y Guerra Psicológica.
Cuenta con diversos artículos y libros publicados en Argentina, Colombia y España.
Ha dado conferencias en el Gabinete Marplatense de Estudios Históricos Regionales (período 2004-2015), en la Biblioteca Nacional de la República Argentina, en la Sociedad Argentina de Escritores, en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, y otros espacios.
En dos oportunidades (2017 y 2019) se le otorgó la Faja de Honor de la Sociedad de Escritores de la Provincia de Buenos Aires.
Sinopsis
El volumen “El círculo interno de las logias” reúne la correspondencia original (1857-1858) que involucró a Miguel Valencia, José Roque Pérez y las logias que integraron el conflictivo nacimiento de los dos primeros cuerpos colegiados de la masonería en Argentina.
Dicha correspondencia fue publicada por Victory Suárez en la Revista Masónica Americana durante el transcurso de 1873. Desde las logias que integraban el círculo de Miguel Valencia y su inminente desintegración, se desprende el siguiente y último comunicado: “(…) Con este objeto penetraron en el templo de la calle San Martín en la noche del viernes 6 de noviembre de 1857 era profana; crucificaron en la pared con tres robustos clavos el cuadro de los miembros fundadores del Supremo Consejo de Buenos Aires; intimidaron con armas de fuego a los hermanos leales interesados en el decoro del templo y habrían causado males y desgracias irreparables sin la paciente resignación con que fueron tolerados tales extravíos.
El escándalo llegó sin embargo a su colmo; las calles y edificios adyacentes al templo estaban llenos de espectadores, atónitos de estas profanaciones (…)”.
“Los manejos anárquicos de algunos miembros de las logias Confraternidad Argentina, Regeneración y Lealtad han producido una especie de cisma perjudicial a la institución; está comprometido el crédito de todos los que han tomado parte en estos actos, y muy especialmente de aquellos que debiendo ser los más interesados en salvarla, aparecieron autorizando la discordia y fomentando los conflictos. Casi todos los miembros de las tres logias mencionadas han faltado a sus juramentos; se han separado de la autoridad tutelar que les dio existencia (…)”.
Se destruye así el mito de un “esquema ideal” trazado por la historiografía masónica. Otros textos abordan algunas de las peores crisis y rupturas institucionales de las primeras décadas del siglo XX.
El autor obtuvo en dos ocasiones la Faja de Honor de la Sociedad de Escritores de la Provincia de Buenos Aires por sus libros de ensayo “Los masones y la Biblia: entre el púlpito y el patíbulo” (bienio 2015-2016) y “La mujer masón” (bienio 2017-2018).
Algunos extractos
Los primeros cuerpos masónicos surgidos en suelo nacional fueron creados en el período 1857-1858, a partir de cartas patentes expedidas por la masonería brasileña y uruguaya. Desde el principio se enfrentaron dos personalidades notables que se disputaron la dirección de la Orden: Miguel Valencia, bajo la esfera de influencia de la masonería brasileña, y José Roque Pérez, imponiéndose este último junto a sus seguidores.
Sostenía la revista Verbum en 1936 que, en la República Argentina, el Gran Oriente y Supremo Consejo del grado 33 de Brasil del Valle (o sede) de Benedictinos, constituyó el Gran Oriente y Supremo Consejo de la Confederación Argentina, el 23 de junio de 1857, siendo su primer Gran Maestre y Soberano Gran Comendador, el Dr. Miguel Valencia. El Gran Oriente y Supremo Consejo del grado 33 de la República del Uruguay constituido a su vez por el Gran Oriente y Supremo Consejo del grado 33 de Brasil del Valle de Lavradío, constituyó el Gran Oriente y Supremo Consejo del grado 33 de la República Argentina, el 1 de septiembre de 1858, siendo su primer Gran Maestre y Soberano Gran Comendador, el Dr. José Roque Pérez. “Este segundo cuerpo masónico argentino fue un grupo cismático, al que se fusionó el primero”.
Fue un nacimiento conflictivo y en los siguientes cien años nuevas crisis y vaivenes internos afectaron a la institución, impidiéndole alcanzar la aspirada unicidad en su estructura. En la década de 1870 hubo un nuevo quiebre, cuando otros tres masones de relieve, se enfrentaron: Nicanor Albarellos, Daniel María Cazón y Carlos Urien.
A partir del siglo XX van a surgir nuevas Obediencias, Grandes Logias u Orientes, alcanzando, algunas de estas estructuras, gran relevancia. Fue un período en el cual ninguna prevaleció, pero cada una de ellas buscó su legitimidad entre las potencias extranjeras, siempre dentro de un contexto muy confuso. Un ejemplo lo constituye el Gran Oriente Argentino del Rito Azul (1902-1917).
Luego, entre los años 1926 y 1932 surgió la llamada Gran Logia Nacional Argentina, en contraposición al bloque histórico que provenía del siglo XIX y trabajaba en la calle Cangallo, asumiendo por histórico que numerosas logias trabajaban en esta sede que databa de la década de 1870. Esta escisión contó con el apoyo de unas cuarenta Logias, incluyendo las auspiciadas por los españoles en suelo argentino.
En 1932 se establece un nuevo acuerdo de reunificación nacional, a excepción de la Gran Logia Simbólica Provincial de Santa Fe bajo la conducción de, entre otros, Guerino Troilo, que llegó a tener diez logias y 250 miembros, incluyendo mujeres y distintos Ritos.
Este período se caracteriza por una gran tensión interna que eclosiona en 1935, provocando el cisma de mayor repercusión e influencia en la historia de la masonería del país. Nace así el Gran Oriente Federal Argentino-GOFA (1935-1957), entre acusaciones mutuas de irregularidad una, de corrupción e inercia la otra, esta última denominada Gran Logia de la Masonería Argentina del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.
Virgilio Lasca fue uno de los fundadores del GOFA, Potencia adogmática y liberal, que eliminó de sus trabajos la Biblia y la figura del Gran Arquitecto. Por otro lado, en la Gran Logia orbitó, por espacio de veinte años, la influencia y personalidad de Fabián Onsari, que sostenía en junio de 1936: “Recibí la Orden en 1928 con 35 logias y 700 hermanos; la entrego con 74 logias y 1.600 hermanos”. De la unión de estos dos cuerpos nacerá, en 1957, la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones.
Un gran porcentaje de los conflictos institucionales desde el siglo XIX hasta la década de 1930, estuvieron signados por la disyuntiva presentada por la injerencia de los altos grados en las logias simbólicas. Intentos por dirimir la cuestión se canalizaron a través de la creación de los ya mencionados Gran Oriente Argentino del Rito Azul y la Gran Logia Nacional Argentina. Señalaba el boletín oficial de esta última Potencia (Año III, Nº 3, marzo de 1928): “(…) Los tiempos han cambiado, las lecciones duras que nos ha dado la experiencia, nos demuestran palpablemente que para hacer obra es indispensable en forma imperiosa salir de los viejos moldes y dar a la masonería simbólica, o sea, al pueblo masónico, el exclusivo gobierno de sus destinos, y dejar a los cuerpos dogmáticos su labor en el orden que nuestras reglamentaciones establecen para las gradaciones superiores”.