El Gobierno cerró las exportaciones de carne por 30 días y el campo reaccionó con un paro total y rotundo
La intención sería bajar el precio de los cortes vacunos, ingresando al mercado interno lo que se vendería al exterior. El sector ganadero advirtió que afectan a toda una cadena de trabajadores. Dijeron que considerar que las exportaciones son las que influyen en la formación del precio de una cadena agroalimentaria “resulta un error y una mentira”.
El Gobierno nacional decidió suspender la exportación de carne vacuna por el plazo de 30 días, con el objetivo de bajar el precio de la carne que aumentó más de un 20 por ciento que la inflación del último año.
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La determinación provocó un rotundo rechazo del sector agropecuario en todo el país que determinó un paro total de comercialización por nueve días, desde las cero horas de mañana hasta el viernes próximo.
A nivel local ya se suspendieron los remates programados para estos días y advirtieron que esto afecta directa e indirectamente a muchísima gente de diferentes sectores. El presidente de la Sociedad Rural de Tandil, Matías Meli, explicó que la carne que se exporta es en realidad la que no se consume en el mercado interno, porque son vacas viejas que van mayormente a Rusia y China para ser procesadas. “Esto llega en el peor momento para el productor”, dijo.
Por su parte, Belisario Castillo, consignatario y titular de la Cadena Ganadera de la Cámara Agroindustrial de esta ciudad, planteó que “claramente se trata de una medida electoral”.
En consonancia, ambos referentes manifestaron preocupación al recordar que la misma determinación se adoptó en 2006 durante el gobierno de Néstor Kirchner, que supuestamente sería por 180 días y perduró por 10 años.
“Están haciendo todo al revés”
Luego de más de una reunión virtual, los integrantes de la Mesa de Enlace decidieron organizar un cese de comercialización de todas las categorías de hacienda vacuna, desde las 0 del jueves 20 de mayo hasta las 24 del viernes 28 de mayo, en rechazo al cierre de las exportaciones anunciada por el presidente Alberto Fernández.
Adheridos a la decisión, el titular de la Rural local contó que ya comenzaron a suspenderse los remates que estaban programados, e incluso en la venta de ayer en el Mercado de Liniers bajó entre 20 y 30 pesos el kilo de carne, mientras que de los frigoríficos exportadores no hubo ninguno operando.
Consideró “increíble” que se siga insistiendo con este tipo de acciones cuando, por otro lado, “viven pidiendo que se produzca más porque se necesitan más kilos de carne y que hay que exportar para que ingresen divisas al país”.
Meli dijo que se está “haciendo todo al revés”, y advirtió que la medida del Gobierno no afecta solamente al productor, sino que es una cadena a la que, directa o indirectamente, hay muchos otros sectores vinculados.
Así, explicó que se va a dejar de invertir o hacer solamente cuestiones de prioridad, como que ya no circularán los camiones de hacienda disminuyendo el consumo de combustible, entre otras cuestiones alcanzadas. “Realmente hay muchísima gente que vive del campo”, enfatizó.
En otro sentido, aclaró que la carne que se vende a otros países es la que habitualmente no consumen los argentinos, ya que se trata de “la vaca vieja” que va principalmente a China y Rusia. “Por eso no entendemos cuál es el capricho para cerrar las exportaciones, porque el precio no va a modificarse”, exclamó.
El antecedente de 2006
La determinación de Fernández, para Matias Meli, “llega en el peor momento”. Se refirió a que condice con la entrada del invierno, cuando los productores tienen que sacar del campo la vaca vieja, que quedó vacía, entre otras, porque se terminan los pastos y de lo contrario se mueren.
Asimismo, memoró el 2006, año en que Néstor Kirchner era presidente y dispuso la misma medida con la indicación de que fuera por 180 días, pero sin embargo señaló que perduró 10 años. A su concepción, lo peor de esto es que “seguirán por la lechería y los granos”.
Sobre ese mismo suceso, Belisario Castillo analizó que los hace pensar en que se tratará de una medida que tiene principio pero que no tiene fin, a pesar de que la anuncien por 30 días. Contextualizó que en 2005 fue en realidad el primer cierre de exportaciones, al que le sucedieron un montón de otras medidas que redujeron las ventas al exterior en más de un 70 por ciento en un año.
Esta preocupación es lo que los movilizó a adherirse a un cese total de comercialización y el presidente de la Rural confió en que “el paro va a ser contundente”.
Una medida con tinte electoral
Desde la Cámara Agroindustrial, el referente de la Cadena Ganadera, expresó que visiblemente si el Gobierno lo que quería era lograr un impacto en los precios hacia la baja “es muy posible que lo consiga”, porque en cuanto se vuelca internamente y de un día para el otro un tercio de la producción de carne que se destinaba a la exportación, “lógicamente va a influir en el mercado”.
En este primer aspecto, estimó que desde un punto de vista de análisis de mercado, el paro no va a poder contrarrestarlo. Sin embargo, en el mediano y largo plazo, indicó que considerar que las exportaciones son las que influyen en la formación del precio de una cadena agroalimentaria como la de la carne “resulta un error y una mentira”.
“Ellos saben perfectamente que el valor está formado, entre otras cosas, por el 28 por ciento de impuestos”, expuso y catalogó de “increíble” que a tres días de haber aumentado el gasoil, que ya lleva un 54 por ciento en menos de un año, esperen que no repercuta en todos los productos y servicios.
En este sentido, reflexionó que “claramente esta es una medida electoral”, suponiendo que desde el Gobierno deben tener estudiado el impacto político de la medida y la reacción consiguiente. “Estarán pensando que consiguen algún rédito”, planteó Belisario Castillo.
“La gente no tiene capacidad de comprar carne ni otros productos”
El consignatario informó que en Argentina se producen aproximadamente entre 250 y 300 mil toneladas de carne vacuna por mes, de las cuáles se exporta un promedio de 70 mil, que a partir de ahora seguramente van a entrar al mercado interno porque a nadie le conviene tener esa mercadería en cámara.
Asimismo, detalló gran parte de esas toneladas irán a industria para chacinados, embutidos y otros procesos, mientras que otros cortes, como los que se destinaban a Europa o el mercado Kosher en Israel irán a consumo y será lo que impacte en el precio de góndola al corto plazo.
Sin embargo, también enfatizó cómo esto afectará a todo el resto de los trabajadores de la industria y a las 17 mil personas que trabajan en frigoríficos, tanto en faena como en despostadas. De hecho, anticipó que no le causaría sorpresa que algunos comiencen a reducir jornales o suspender personal, ya que no se puede despedir.
Por otro lado, evaluó que el “gran problema de la carne vacuna cara, era absolutamente compensado por las alternativas de pollo o cerdo”, e igualmente así el consumo argentino sigue estando entre los más altos del mundo con 110 a 115 kilos de carne por persona por año.
“Las necesidades proteicas de la población y los precios de la canasta no debería haber influido, ya la gente decidió comer menos carne de vaca”, postuló, mientras que de esta manera consideró que la Argentina se pierde de recibir 3000 millones de dólares anuales, basándose en los valores que se cobró el año pasado.
Admitió que a la gente no le alcanza para comprar carne, “por supuesto”, dijo, refiriendo a una inflación del 52 por ciento cuando las paritarias, en el mejor de los casos, llegaron al 30. “No hay capacidad de compra, no cabe duda, con la carne vacuna, con el combustible y el resto de los productos”, concluyó.