El Dique, la obra que resguarda a Tandil de las inundaciones
El 19 de enero de 1962 la población participó del masivo acto en el que quedó inaugurado el Dique. Hasta la ciudad llegaron el presidente de la Nación Arturo Frondizi y el gobernador Oscar Alende, quienes fueron recibidos por el intendente Mario Elissondo.
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Revisando las crónicas de El Eco de Tandil que documentaron el importante acontecimiento, queda plasmado el altísimo impacto que tuvo este proyecto para la ciudadanía.
La función del Dique es regular los caudales de crecida que bajan torrencialmente de las sierras y eliminar los excedentes a través de sus veinte bocas hacia el entubamiento. Parte del agua del lago se infiltra y parte se evapora.
Los tandilenses no son conscientes de que esta obra no es simplemente un paseo de domingo o un lugar para realizar ejercicio si no que permite vivir sin riesgo de inundaciones.
Tandil es la ciudad bonaerense en la que se han construido más diques y en la que más se ha invertido para resguardarla de los torrentes de agua serrana. Además, especialistas han transitado décadas estudiando y proyectando estas obras hídricas, que se pudieron concretar gracias a que distintas administraciones las sostuvieron en el presupuesto de la provincia de Buenos Aires.
En la historia del proyecto del Dique figuran el ingeniero Pedro Ernesto Picandet Bubost, su verdadero autor y quien llevó adelante el control técnico; el señor Julián Palacios (f), que fue el sobrestante técnico de la obra, y el ingeniero civil hidráulico Julián Carlos Palacios (h), quien fue jefe de la Región Sur Hidráulica, director provincial de Hidráulica y presidente de la Autoridad del Agua de la Provincia.
Además, trabajaron Juan Carlos Gonzalia, jefe administrativo de Hidráulica; Arnaldo Ebbens, topógrafo; José Alcobruni, sobrestante técnico del entubamiento del Fuerte; Osvaldo Macchi, sobrestante técnico del entubamiento del Blanco, y la arquitecta Adriana Barros.
Cambio de nombre
Por el decreto provincial 3.914 del 9 de octubre de 1996, el verdadero nombre es “Dique Ingeniero Pedro Picandet Dubost”, aunque seguramente los tandilenses lo seguirán apodando “Dique del Fuerte”.
El nombre, determinado por un decreto del Gobierno provincial, responde al ingeniero que se abocó a estudiar, proyectar y dirigir la obra entre 1950 y 1970.
El Dique garantizó que en 1980 esta ciudad no se viera afectada por una inundación que causó enormes trastornos en Olavarría, Azul, Juárez y Ayacucho, localidades que quedaron bajo el agua a partir de un fenómeno climático que se da una vez cada cien años.
Por ese entonces, muchos tandilenses no creían en la eficacia del Dique y los entubamientos, por lo que decidieron autoevacuarse. Reinaba el caos y la inquietud.
El ingeniero Julián Palacios salió a la madrugada por los medios de comunicación a explicar que él vivía a dos cuadras del Dique y que estaba dispuesto a pasar la noche en su casa junto a su familia.
“Debo confesar que sentí temor, pues las 20 bocas del Dique tronaban a pleno, pero yo era el jefe de Hidráulica y estaba convencido del óptimo funcionamiento de la obra”, recordó.
Medio siglo después de que la misma naturaleza llenó el lago con el agua que desciende de las sierras, el Dique no registra problemas.
Las obras
Según los documentos exclusivos a los que accedió El Eco de Tandil, entre junio de 1958 y 1982 se construyeron el Dique, los entubamientos de los arroyos Del Fuerte y Blanco, y las bocas de tormenta hacia el entubamiento principal.
El Dique cumple la función de regulador de crecidas o aluviones, reteniendo el agua en su lago y trasladando el caudal que soporta, por intermedio de sus veinte bocas de hormigón armado, por el entubamiento del Arroyo del Fuerte.
Técnicamente se trata de un dique regulador del régimen crítico, que fue construido con macizos de hormigón armado ciclópeo (hormigón, acero y rocas de granito de gran tamaño).
El funcionamiento del Dique es automático. Cuando se eleva el nivel de agua del lago, comienzan a actuar las veinte bocas de hormigón. El agua ingresa por unas rejas, atraviesa el Dique, baja por los dientes disipadores de energía a través del canal, y vierte en la embocadura de hormigón del inicio del entubamiento del arroyo.
Si la lluvia es de mediana magnitud, trabaja al 50 por ciento, con las diez bocas centrales, que son las más bajas y están distribuidas en dos macizos de hormigón. A esta capacidad pasan por las bocas unos 50 mil litros por segundo.
En las precipitaciones más copiosas operan las veinte bocas, por las que pasan 100 mil litros por segundo, que es la capacidad del entubamiento en la embocadura.
Además, si ocurriera un fenómeno hidrológico inusual, entrarían en acción unas bocas circulares, que se observan en el frente del Dique, que indicarían que la obra funcionaría a régimen crítico.
El primero
El primer Dique de Tandil fue el “Seco” o “Dique de los curas”, que se habilitó en 1957 y está ubicado sobre la avenida Gabriel Taborin.
Si bien nunca embalsó crecidas, será determinante en los próximos 50 años ya que la naturaleza y los cambios climáticos pueden convertirlo en una obra muy relevante.
Tiene un orificio que toma las aguas del arroyo –un afluente del Langueyú- y un vertedero de cien metros de ancho en su otro extremo, para evacuar eventuales crecidas extraordinarias. Sus aguas desembocan en el Lago del Fuerte.
Los entubamientos
Los entubamientos de los arroyos Del Fuerte y Blanco atraviesan toda la ciudad en forma subterránea. El primero va desde el Dique hasta la avenida Del Valle y el otro nace en avenida Estrada hasta la calle Beiró, en Villa Italia.
La construcción demandó más de una década, en la cual trabajó siempre la misma empresa con su personal.
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