Con nuevos hábitos, los veterinarios asumen el desafío de poder allanar el camino a los jóvenes profesionales

Si bien no han dejado de trabajar en toda la pandemia, pues fueron de los considerados esenciales, podría decirse que a esta altura los veterinarios retomaron esa actividad plena a la que estaban habituados. Con algunas nuevas costumbres y siempre con desafíos por delante, en su día reflexionaron sobre lo que llegó para quedarse y aquello que vendrá. 

Fue el 6 de agosto de 1883 que iniciaron los cursos en el Instituto Agronómico Veterinario de Santa Catalina en la Provincia de Buenos Aires, resultando la primera escuela de estudios superiores de veterinaria de la Argentina, dando origen al día de conmemoración, que recién un siglo después, en 1983, mediante un decreto ley del gobierno nacional se estableció oficialmente como el Día del Veterinario.

Desde el Colegio de profesionales de la Provincia, en su carácter de presidente del Distrito 6 al que pertenece Tandil, Roberto Gómez, recordó que el año pasado con el inicio de la pandemia debieron mermar la actividad, como todos, pero nunca dejaron de ejercer. 

Hoy prácticamente trabajan sin restricciones, con algunas modificaciones en la jornada en cuanto a horarios de atención y un sistema de turnos que no era usual y ahora llegó para quedarse. “Le hemos encontrado la vuelta”, afirmó.