Entre música y poesía, el mundo de la cantante Mariana Dátola florece a fuerza de pasión
Reconocida como intérprete, la artista tandilense armó un universo propio donde lo importante es poder comunicar y transformar algo. Hoy a las 21.30 se presentará con un espectáculo muy personal que reivindica la música en vivo y la poesía como forma de vida.
El nombre de Mariana Dátola es muy conocido en la ciudad gracias a la fuerza de su voz, que rompe de un tajo el aire al ritmo del blues, el jazz y la música negra. Empezó a cantar a los 19 años –hoy tiene 44- por una necesidad que tomó forma y encontró su canalización, en un taller literario al que asistía por esa época. Allí conoció gente, entre ellos un guitarrista, con la que comenzó a conectar y cantar canciones de Charly García, Fito Páez, Spinetta.
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Accedé a las últimas noticias desde tu email“Después descubrí que estaba de alguna manera trazado mi destino, a esa edad comenzar a cantar”, dijo en medio de la charla con El Eco de Tandil. Así se inició su camino, marcado por una fuerte impronta personal de “hacer las cosas a su modo” y surgió también la necesidad de estudiar y tomar clases para aprender la técnica de la interpretación. Hoy, ella misma es docente y da clases para todos aquellos que se animen a buscar su voz, “su susurro” íntimo.
“Fue una necesidad de expresión, de poder comunicar. No era como ahora que está todo al alcance de la mano, antes costaba más todo, tener el cassette, acceder a un material. El camino era así; lo que te pasaban los demás, el boca en boca, buscar”, recordó la artista tandilense.
Cantar, siempre cantar
Pero para encontrar el origen de su pasión por la música, hay que ir más atrás, cuando era chica y se encerraba en el baño de su casa a cantar canciones de Tina Turner para contrarrestar la timidez con la que se desenvolvía en los demás ámbitos, especialmente la escuela. “El canto y la música me ayudaron a salir de mí misma y formar mi personalidad”, expuso.
Inquieta y rupturista, en el año 2012 Mariana se casó con su pareja, la artista plástica Natalia Fernández Cisneros. Fueron el primer matrimonio igualitario de la ciudad y lo hicieron como un acto político, para visibilizar el tema y alivianar el peso del estigma que sopesaba sobre el tema.
En ese sentido, vinculó su historia personal con el devenir del feminismo: “Desde siempre me abrí paso en un mundo de hombres y tuve que luchar, conozco la lucha feminista a partir de todo lo que podido libertar desde lo que veía y me tocó a mí y a quienes me antecedieron. Pude hacer un quiebre y elegir otra cosa. No elegir la vida tradicional, el camino del arte es de alguna manera una revolución en una mujer de mi generación”.
Un grito de corazón
Como esas “causalidades” de las que la vida está repleta, alguien una vez le pasó un cassette de la cantante estadounidense Janis Joplin y una letra, y entonces arrancó a investigar todo ese caudal de música que la fue llevando por distintos caminos, artistas y géneros. Fundamentalmente, se quedó en ella la música negra del sur de Estados Unidos, surgida a partir de los esclavos que buscaban aliviar el dolor y la crueldad sufridas conectándose con algo más etéreo, que los sacara de ese infierno por un instante.
“Me forme en esos géneros; negro espiritual, góspel, como raíz de lo que es el blues y de convertir el sufrimiento en canto. Este vínculo surge a partir de poder transformar el dolor. No llegué a partir de la técnica a partir de una escucha y un transitar que me hizo elegir cantar eso”, evocó.
La noche es azul
Hoy a las 21.30, en Rodríguez 348, Mariana presentará “Azules de la noche”, un espectáculo en el que repasará un repertorio muy personal acompañada por músicos e intervenciones poéticas.
“Preparé un repertorio que es una mezcla de estilos, trabajo sobre los colores vocales que tienen que ver con distintos géneros; los fraseos del blues llevarlos un bolero, por ejemplo”, detalló.
En su universo, cada género, tono, ritmo, emoción, tiene un color que refleja su esencia, en “ese enlace de esa intimidad que ofrece la noche, que para mí es azul”.
Para la ocasión armó una especie de universo donde se mezclan boleros, blues, jazz, canciones uruguayas y compositoras mujeres, en un espacio ambientado por Natalia Fernández Cisneros, que puso su arte al servicio de la propuesta.
Además, en vísperas del 8 de marzo toda esa mezcla musical se enlaza con la poética de Alejandra Pizarnik, Alfonsina Storni y otras autoras en la voz de Fernanda Villanueva, que hará su intervención a través de los textos.
Por una cuestión de principios y como una reivindicación, Dátola jamás usa pista y siempre actúa con músicos en vivo, porque cree que es “una traición usar una pista”. Este sábado la acompañarán Julián González en piano, Francisco Margerit en el bajo, Nahuel Bugarini en guitarra, Cristian Buzeki en batería y Ricardo Viñas en saxo.
“Esta elección está ligada a una cuestión orgánica de compartir con seres humanos que tocan música, Tandil está lleno de excelentes músicos, hay que jugársela”, animó.