Eluchans: “Tengo la ilusión de terminar mi carrera en Tandil”
Con 40 años, y con presente en Atlético Posadas, el volante surgido en La Movediza busca el mejor cierre para su extensa trayectoria, mientras apunta a comenzar una carrera como entrenador
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Juan Eduardo Eluchans está lejos de pensar en cuarteles de invierno. Sus 40 años son apenas una referencia estadística y la entrega y la actitud para encarar el fútbol que mostró desde que asomó en La Movediza, en los primeros años de los 90, sigue intacta en su espíritu.
Claro que, como a cualquier deportista de elite, esta pandemia le puso condiciones, e interrumpió lo que él describe como un gran momento físico y futbolístico en Atlético Posadas, el equipo misionero en el que disputaba el Federal Amateur hasta la interrupción de la actividad.
El “Negro” se mantiene firme en eso de continuar su carrera hasta que haya señales de no estar a la altura, aunque la incertidumbre hace que también maneje la alternativa de dejar la actividad y encarar el proyecto de ser director técnico.
Pero todavía se siente jugador, y como tal, deja escapar un deseo, una ilusión: terminar su carrera jugando en Santamarina. “Siempre la posibilidad y la ilusión de ir a Tandil está. Me encantaría tener alguna chance de terminar mi carrera allá. En 2015 estuve en la entrega de los Movediza de Bronce y ahí charlé con el presidente de Santamarina y me dijo que sería un honor tenerme y que me pueda retirar ahí, pero nunca hubo conversaciones serias. La pandemia me modificó todo, porque estaba en un nivel espectacular tanto físico como futbolístico, aunque espero poder retirarme jugando y quién te dice que no tenga la suerte de que aparezca la chance de volver a Tandil. Mi sueño sería retirarme en Santamarina, sería un privilegio”.
En 2016, después de cuatro temporadas en Atlético Rafaela, Eluchans eligió como destino Posadas, la ciudad de la que es oriunda su esposa Noelia, y en la que habían construido su casa. Así, se sumó al histórico Guaraní Antonio Franco. Tras dos temporadas con muchos altibajos por temas dirigenciales y futbolísticos, además de una lesión grave, decidió dejar el fútbol: “Me alejé de todo para despejar la cabeza. Me dediqué totalmente a mi familia. Pero por lo visto me había quedado con ganas de seguir, porque cuando apareció la chance de ir a Atlético Posadas me entusiasmé enseguida y arranqué de nuevo”.
Atlético está clasificado para buscar el ascenso en el Federal Amateur y el proyecto de Eluchans es continuar jugando, pero no le quita la mirada al armado de un cuerpo técnico para el futuro: “Me gustó mucho la experiencia que hice en las inferiores de Crucero. Veremos qué pasa. Soy técnico recibido y ya tengo armado un grupo, al menos de palabra. Cuándo se dé la oportunidad se verá que disponibilidad tienen. Tengo muchos amigos dentro del fútbol, y está bueno rodearse de gente que piense igual”.
Un surco por la izquierda
Al contrario de lo que sucede con la mayoría de los jugadores, que van retrocediendo en la cancha a medida que pasan los años y el rendimiento físico va mermando, Eluchans juega más adelantado que nunca. Su despliegue y su tenacidad, además de su ductilidad para pegarle con la pierna izquierda, le permitieron moverse tanto de lateral como de volante de ida y vuelta, pero en los últimos tiempos apareció jugando casi como un puntero izquierdo.
– ¿Siempre tuviste el mismo despliegue físico?
– Mi virtud fue la parte física y la velocidad. Siempre me destaqué por correr mucho. Arranqué como delantero y por eso me cambiaron como volante por la izquierda. Después terminé de lateral por una necesidad puntual del equipo en Independiente. Pero era de los favoritos de los profes porque siempre quería mejorar, superar mis límites. Por eso estuve vigente 18 años en primera y hoy, con 40 años estoy con un nivel físico espectacular. Tengo claro que cuando vea una diferencia grande con los demás jugadores, va a ser tiempo de retirarme, pero por ahora me siento perfecto.
– ¿Quién te guió en los primeros pasos en el fútbol?
– Tengo los mejores recuerdos de La Movediza. Fue el mejor comienzo que pude haber tenido. Me formé como jugador, como persona y en eso tuvo mucho que ver Walter Bianchi, que falleció hace poco. Siempre lo tuve presente. Lo invité a mi casamiento, y por suerte pude despedirme de él antes de que se nos fuera. Me sigo viendo con su ayudante, Pedro Olivera, que es el tío de mi mejor amigo. Compartí esos primeros años con jugadores como Matías Castelli, Jorge Weiman, Galotto, un montón de ex compañeros con los que nos seguimos hablando. Se había formado una familia y por eso logramos un montón de cosas.
– Después hay una etapa en San José.
– Cuando Walter se fue a San José, yo me fui con él, y también pasaron otros jugadores. Ahí también pudimos salir campeones y por suerte pude debutar en primera antes de ir a probar suerte a Buenos Aires.
– Y apareció la chance de Ferro Carril Oeste.
– En Ferro tuve la suerte de encontrar a Miguel Angel Tojo, un fenómeno como técnico. Los primeros tres meses fueron muy duros, sobre todo las primeras semanas de pretemporada, porque había mucha diferencia física con los chicos de Buenos Aires. Me tenían que esperar para que terminara los ejercicios y la primera semana vomité todos los días. Era una exigencia tremenda para mí.
– Y también pesaba el desarraigo para un chico muy joven.
– Tenía 15 años. Tojo me decía: “zurdo, quédate tranquilo que te vas a ir adaptando”. Eso me tranquilizaba un poco, porque yo veía que era imposible igualar a los otros chicos. En 300 metros me sacaban 150. Pero de a poco los fui emparejando. A la segunda semana ya los tenía más cerca y a la tercera ya iba con el pelotón de adelante. Esos primeros tres meses lloré mucho, porque extrañaba mi casa, mis amigos, lo que era normal del desarraigo, pero bueno, era el esfuerzo que yo tenía que hacer porque quería probarme en el fútbol grande. Y de a poco esa experiencia me fue sirviendo, me fui adaptando y fui encontrando herramientas para progresar en mi carrera.
Un cambio pintado de rojo
Cuando parecía que la aventura en Buenos Aires tendría vuelo corto, a Eluchans se le abrió una puerta muy grande. Un desafío mucho más exigente: “Después de estar en Ferro un año y medio me dejaron libre, porque no querían pagar un dinero que pedían por mi pase. Entonces me fui a probar a Independiente. Quedé, me dieron un lugar en la pensión y por suerte pude desligarme de un abogado que se había quedado con mi pase en La Movediza y que trababa todas las negociaciones”.
– ¿Fue un cambio muy brusco?
– Totalmente. Llegar a un club con tanta historia te cambia todo. El lugar donde vivís, las presiones, las exigencias. La competencia interna. Te cambian las expectativas. Estás en un club que tiene otro nivel en todo sentido.
– ¿Y cómo fue la transición a Primera?
– Cuando llegué tenía 16 años, edad de Quinta. Hice Cuarta, Reserva y al poco tiempo me subieron a Primera. Costó porque Independiente siempre traía muchos jugadores. Pero bueno, lo vas mamando desde inferiores, sabés que todo es competencia, y que tenés que estar preparado. Estar al pie del cañón porque las oportunidades casi siempre son únicas y las tenés que aprovechar. Dentro de todo la chance me llegó rápido. Debuté en la Copa Mercosur, contra Universidad Católica, en Chile, y a la vuelta jugué mi primer partido por el campeonato local, contra Argentinos, en cancha de Ferro. Fue con Osvaldo Piazza, que había agarrado el equipo en el 2000, cuando se fue el “Flaco” Menotti.
– A Menotti pudiste tenerlo de técnico en su segunda etapa en el club.
-Sí. Hablando con él, cuando volvió en el 2005, me dijo que ya me había querido llevar a la pretemporada en el 99, pero estaban completos con los juveniles, así que no me pudo convocar. Pero me dijo que ya me tenía en cuenta en ese momento. Fue increíble tenerlo a Menotti, es una enciclopedia del fútbol. Uno se siente un privilegiado. Es muy simple con lo que pide. Siempre la pelota al piso, nada de tirarla para arriba. Son conceptos sencillos y se aprende todo el tiempo.
El equipo del “Tolo”
El mejor momento de Eluchans en Independinete llegó en 2002, con ese equipo contundente y por momentos lujoso que se llevó el título de la mano de Américo Gallego, y que contaba con figuras como Gabriel Milito, Daniel Montenegro, Federico Insúa, Lucas Pusineri y Andrés Silvera.
“En el torneo anterior a ese 2002 no nos había ido bien. Habíamos terminado jugando todos los chicos del club. Cuando llegó Gallego trajo muy buenos jugadores, a pesar de que había poco presupuesto. Era gente que tenía ganas de ponerse la camiseta y se terminó armando un equipo increíble, que tuvo momentos de muy buen fútbol. Íbamos con mucha gente al ataque, era un futbol muy directo, muy rápido. Teníamos buen manejo de pelota en velocidad y hacíamos muchos goles”.
– A pesar de ser uno de sus discípulos, el estilo de Gallego era diferente al de Menotti.
– Gallego era más contundente, más agresivo. Por ahí no tan vistoso, pero sí de ir directo al arco. Hacíamos muchos goles. Le hicimos siete a Colón, seis a Chacarita. Con Menotti el equipo era más pensante, más de pausa. El Tolo era más físico, con más velocidad.
– El gol de Pusineri a Boca fue decisivo para el campeonato.
– Fue emblemático ese gol, porque con el empate mantuvimos la ventaja con Boca y eso nos permitió ir al último partido con San Lorenzo más tranquilos. Me tocó jugar de titular, y con San Lorenzo también. Se había lesionado “Fede” Domínguez, que era el 3 titular, y contra Banfield jugó Mariano Pernía. Pero los dos últimos partidos me tocó estar a mí y fue increíble vivir el campeonato desde adentro.
Experiencia europea
Después de varias chances frustradas, en 2007 llegó para el tandilense la oportunidad de jugar en el Viejo Continente: “En 2003 estaba vendido al Feyenoord de Holanda, pero me rompí el tendón rotuliano jugando con Unión, en Santa Fe, y se frustró todo. Y en 2005 estaba por embarcarme a Rusia, y me quebré el quinto metatarsiano, así que otra vez me quedé con las ganas. En 2007 surgió la oferta de Caen de Francia y por suerte se dio. Me fue muy bien, hice muchos goles en tres temporadas.
– Previo a eso hubo un paso breve por Central.
– Fui a préstamo por un año para jugar la Copa Libertadores. Primero estaba de técnico Angel Tulio Zof y después vino Astrada. Tuve como compañeros a Di María, al “Chacho” Coudet. A los seis meses había una cláusula de rescisión para volver a Independiente y Burruchaga, que recién había agarrado como técnico, me pidió para la pretemporada en Tandil. Así que volví. Pero dio la casualidad que el último partido que jugué con Central fue contra Independiente. Y fue el último partido de Agüero antes de irse a Europa. Todavía tengo la camiseta que me cambió el “Kun”.
– ¿Te costó adaptarte al fútbol francés?
– Para nada. Yo tengo un carácter especial, soy muy extrovertido. Después del tercer mes ya entendía todo, y un tiempo después hablaba el idioma normalmente. Así que no me costó la adaptación. En la cancha tardé dos o tres partidos en agarrar la onda, pero después ya hice mi primer gol y todo se encaminó.
– Hiciste muchos goles.
– Sí. Pateaba mucho de pelota parada, pero también hacía goles de jugada. Me movía como volante por la derecha, y convertía entrando al área, pegándole de zurda.
– Fueron tres temporadas en buen nivel.
– Cuando llegué Caen estaba en Primera división. Al tercer año descendimos en la última fecha, pero antes se venirme a Chile lo ascendimos de nuevo. Salimos campeones cinco fechas antes. En Francia se valora mucho el título de la segunda división, lo cuentan como una estrella más. Además, el equipo que sale primero recibe el doble de dinero que los equipos que ascienden por otros medios. Así que los clubes le ponen muchas fichas a ese título. En 2010 me fui, fue un poco extraño. No pudimos ponernos de acuerdo con el contrato. El presidente tuvo que mandar una carta a los hinchas para explicar por qué me había ido, porque estaban enojados. Yo era uno de los preferidos y no entendían por qué me habían dejado ir .Son esas cosas que cuesta entender, cosas del fútbol. Todavía recibo muestras de afecto de los franceses, me mandan fotos, videos.
Un gol para la historia
En 2010 Eluchans regresó de Europa para jugar en el fútbol chileno. Y lo hizo en un equipo de Universidad Católica que dejó huella con Juan Antonio Pizzi en la conducción: “En Chile no me conocían mucho, empecé a jugar de lateral izquierdo, y terminé haciendo un gol que todavía se recuerda. El gol del Bicentenario le dicen y fue clave para el campeonato de 2010”.
– ¿En qué contexto se dio ese gol?
– Era el penúltimo partido del campeonato, después de alcanzar a Colo Colo, que nos llevaba 9 puntos de ventaja. Jugábamos en Calama, en la altura, y era un partido muy duro. Me tocó hacer el gol del triunfo 3-2 con un tiro libre que entró ⁰al ángulo, en el minuto 88. Fue uno de los goles más gritados de la historia del club. Gracias a ese triunfo casi nos aseguramos el campeonato.
– También tuvieron una actuación destacada en la Libertadores.
– Nos eliminó Peñarol en cuartos de final, pero estuvimos muy cerca. Ganábamos 2-0 en nuestra cancha, íbamos a los penales, y nos hicieron un gol en los últimos minutos para terminar pasando por diferencia de gol. Ese equipo podría haber llegado a la final y cumplir el sueño de ganar por primera vez la Libertadores. Teníamos a Lucas Pratto en un gran momento, a Darío Bottinelli, a Tomás Costa, y a muchos jugadores de la selección chilena. Le ganamos 4-3 al Vélez de Gareca, le ganamos a Gremio en Porto alegre, algo que ningún equipo chileno había conseguido.
– ¿Pizzi fue otro técnico que te marcó?
– Pizzi fue muy importante en mi carrera. Por la confianza que tuvo en mí y por lo que me enseñó. Hay cosas que me encantaría volcar cuando será técnico. Tuvimos una gran relación.